Por Agroempresario.com
Inaugurada en 1913, esta joya arquitectónica con vitrales franceses y mármoles de Carrara es el legado de Ramón López Lecube, quien la construyó como agradecimiento a la Virgen tras haber sobrevivido a un ataque indígena.
Ramón López Lecube, terrateniente y amigo de Julio Argentino Roca, prometió construir la iglesia si la Virgen del Carmen lo salvaba. Tras cumplir su promesa, no escatimó en gastos, importando materiales de Italia y Francia. El templo sorprende por su estilo europeo en medio de la vasta llanura bonaerense, con un campanario que aún guarda la inscripción personal de López Lecube.
El tren que alguna vez trajo progreso al pueblo dejó de detenerse en los años 40, y en la década del 90, con la privatización del ferrocarril, se produjo el éxodo de gran parte de la población. Hoy, la iglesia es el centro espiritual y turístico del pueblo, atrayendo fieles y peregrinos en busca de celebrar misas, bautismos y comuniones.
Cada año, el último domingo de agosto, una cabalgata a beneficio de la iglesia reúne a más de 300 jinetes, acompañados de shows y ceremonias que congregan hasta mil personas. Sin embargo, el mantenimiento del templo es una tarea desafiante, especialmente con la necesidad urgente de restaurar el techo, lo cual supera las posibilidades económicas locales.
Andrea Ferreyra, enfermera y miembro de la Asociación de Amigos de la Iglesia, es uno de los pilares en su cuidado. Su vínculo con la iglesia es profundamente personal: luego de superar problemas de salud y dificultades para tener hijos, encontró en la Virgen y en la comunidad un refugio. “Devolver lo que la fe me dio cuidando la iglesia es mi forma de agradecer”, dice Andrea, quien se encarga de tareas que van desde la limpieza hasta la organización de eventos benéficos.
A pesar de la distancia y la falta de habitantes, la pequeña comunidad trabaja con esfuerzo para evitar que el pueblo quede en el olvido. “Nos cuesta que la gente se acerque a colaborar”, admite Andrea, al tiempo que destaca que cada ayuda es esencial para mantener viva la historia de López Lecube.
Declarada Patrimonio Cultural de Interés Municipal en 1992 y Provincial en 1993, la iglesia sigue en pie, testigo de tiempos mejores y de la resiliencia de quienes se niegan a abandonar su legado. Con cada cabalgata, cada misa y cada acto de devoción, el pequeño pueblo bonaerense demuestra que, aunque reducido en número, mantiene intacta su fe y su esperanza.