Por Agroempresario.com
Trevelin, un pequeño pueblo a los pies de la Cordillera de los Andes en la provincia de Chubut, ha encontrado en los tulipanes una forma de destacarse turísticamente. El emprendimiento liderado por Juan Carlos Ledesma, heredero de una tradición agrícola familiar, ha transformado tres hectáreas de terreno en un espectáculo floral con casi tres millones de tulipanes, atrayendo turistas de todo el mundo. La temporada de visitas se extiende hasta el 7 de noviembre, ofreciendo un destino único en la Patagonia argentina.
Las tierras, adquiridas por el bisabuelo de Ledesma en 1920 para la producción de trigo, evolucionaron con el tiempo. La familia, primero dedicada a la industria harinera y luego a la producción de manteca, encontró en los tulipanes un nuevo rumbo hace casi 30 años. Inicialmente enfocados en la exportación de bulbos a los Países Bajos, las dificultades económicas y burocráticas en Argentina impulsaron a la familia a concentrarse en el mercado interno, donde hoy ofrecen más de 30 variedades de tulipanes.
El esfuerzo ha permitido que la plantación patagónica destaque a nivel mundial por su variedad y adaptación de especies. A diferencia de otros países, donde cada productor trabaja con pocas variedades en extensiones mayores, Trevelin ofrece una paleta diversa en tres hectáreas.
Desde 2014, cuando las primeras imágenes del campo se viralizaron en redes sociales, Trevelin se ha posicionado como un destino turístico. Además, el campo se ha convertido en escenario de eventos culturales, como el Trevelin Fashion Week, y actividades recreativas, incluyendo vuelos en globo aerostático y clases de yoga. Durante la pandemia, Ledesma abrió las puertas del lugar para que los vecinos disfrutaran de un espacio al aire libre en tiempos difíciles.
El enfoque principal del emprendimiento sigue siendo la producción de bulbos, más que de flores. Una vez que los tulipanes se marchitan, se cortan las copas para permitir que los bulbos continúen su desarrollo. Tras completar su ciclo anual, se cosechan las mallas que contienen los bulbos, asegurando no mezclar las variedades. Luego, cada bulbo es limpiado y clasificado según su tamaño.
El campo de tulipanes, situado a la vera de la Ruta Nacional 259, ha dado un impulso económico significativo tanto a Trevelin como a la cercana Esquel, generando empleos y atrayendo visitantes de diversas partes del mundo. Con actividades que van desde la lluvia de pétalos hasta visitas nocturnas bajo la luna llena, este emprendimiento ha superado las expectativas, consolidándose como un ícono turístico y cultural de la región.
Ledesma, con una sonrisa de satisfacción, reflexiona sobre el camino recorrido: “Todo esto es un tributo a la naturaleza. Cada año es un desafío, pero ver cómo las flores transforman el paisaje y atraen a tanta gente es una recompensa increíble”.