Por Agroempresario.com
La siembra de soja en Argentina se ha puesto en marcha, impulsada por las lluvias en la Zona Núcleo, lo que ha permitido un aumento del 10% en el área destinada a esta oleaginosa. Sin embargo, la caída de los precios internacionales plantea desafíos significativos, afectando la rentabilidad de los productores. Este contexto es crucial para la economía del país, ya que la campaña gruesa 2024/25 es vital para el flujo de dólares que necesita el Banco Central.
Desde el inicio de la campaña, los productores de maíz y girasol han comenzado a sembrar, pero el riesgo de plagas como la chicharrita sigue presente. En la última cosecha, esta plaga afectó más del 10% de la producción, lo que llevó a muchos a optar por la soja en lugar del maíz para reducir riesgos.
Según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, hasta el momento se ha sembrado el 46,1% del área proyectada de girasol, que abarcará 1,95 millones de hectáreas. En cuanto al maíz, se estima una caída del 20% en el área sembrada, aunque ya se ha cultivado el 28,9% de los 6,3 millones de hectáreas proyectados.
La soja, que típicamente se siembra un mes después que el maíz, comienza su ciclo ahora, especialmente en las regiones del norte del área agrícola. Los expertos anticipan que se alcanzarán los 19 millones de hectáreas, aunque el escenario internacional presenta retos. La producción en Estados Unidos se proyecta como récord, mientras que Brasil también se espera que logre cifras elevadas, lo que influye en el mercado global.
Entre julio y agosto, los precios de la soja cayeron 90 dólares por tonelada, y aunque ahora se encuentran por encima de los 300/310 dólares, el panorama sigue siendo complicado. "Los mercados están atentos al ritmo de cosecha en Estados Unidos, que tendrá un récord de 125 millones de toneladas", señala Eugenio Irazuegui, analista de mercados.
El contexto de derechos de exportación también impacta fuertemente, con un 33% para el poroto de soja y un 31% para sus derivados. Esta presión fiscal complica la situación de los productores. "La única salida es reducir las retenciones, lo que cambiaría significativamente el panorama", afirma Enrique Erize.
Por otro lado, los costos de producción han aumentado, desde el precio de las semillas hasta los costos de comercialización y envío. "Los márgenes son muy justos para los productores argentinos en comparación con sus competidores internacionales", añade Irazuegui.
Lorena D'Angelo, analista de AZ Group, destaca que el mercado seguirá de cerca el avance de la cosecha en Estados Unidos y la demanda asiática, especialmente de China. En este sentido, más del 40% de la soja de la actual campaña aún está por comercializar, lo que refleja una demora en las ventas en comparación con años anteriores.
El negocio financiero que se ha establecido en el mercado de granos, debido a las variaciones en los tipos de cambio, ha hecho que muchos productores mantengan su soja en espera de mejores precios. "A US$290 la soja, nadie vende", advierte Erize, quien también sugiere que las elecciones en EE.UU. pueden influir en el precio del grano en Sudamérica.
Así, la campaña sojera 2024/25 se presenta como una encrucijada, donde las decisiones de los productores serán determinantes para su rentabilidad y, por ende, para la economía nacional.