Por Agroempresario.com
En busca de prácticas más sostenibles, un nuevo ensayo de biopreparados se implementa en tambos familiares para mejorar la fertilización natural y la calidad de las pasturas, reduciendo la dependencia de fertilizantes sintéticos.
El Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la Agricultura Familiar (IPAF) Región Pampeana del INTA lidera este ensayo en conjunto con la Cooperativa AMAO. El proyecto consiste en la aplicación de biopreparados en parcelas de forraje con el objetivo de evaluar su efectividad en el crecimiento y la calidad de las pasturas.
Entre los biopreparados utilizados se encuentran el supermagro, la decocción de cola de caballo y el purín de ortiga, aplicados en dosis controladas de 10 litros por hectárea. Estos insumos, elaborados a partir de plantas, minerales y materiales orgánicos, ofrecen una alternativa viable a los fertilizantes químicos tradicionales.
El ensayo se lleva a cabo en tres potreros distribuidos en dos campos distintos, con aplicaciones que comenzaron en agosto y se repetirán tras el primer ciclo de pastoreo. Se comparan parcelas tratadas con biopreparados frente a otras donde solo se utiliza agua, lo que permite medir el impacto en condiciones reales.
Investigadores del INTA, la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP, y el Ministerio de Desarrollo Agrario de la Provincia de Buenos Aires participan activamente en el proyecto. Esta colaboración interinstitucional busca optimizar los resultados y beneficiar a más familias productoras.
Además, los biopreparados son elaborados en la Biofábrica Escuela de la Estación Experimental Julio Hirschhorn, ubicada cerca de la Cuenca del Abasto Sur, lo que facilita el acceso a insumos naturales y económicos para los productores locales.
Cada biopreparado tiene propiedades específicas que contribuyen a mejorar la fertilidad del suelo y la resistencia de las plantas:
Miranda Sánchez, investigadora del proyecto, subraya que estas prácticas buscan demostrar que es posible aumentar la productividad sin comprometer el medio ambiente. Por su parte, Marco Calvetty, miembro del equipo, destaca la intención de replicar el modelo en otras regiones productivas del país.
El uso de biopreparados no solo permite mejorar la calidad del forraje, sino que también fortalece la biodiversidad del suelo y promueve una producción más respetuosa con el entorno. Iniciativas como esta, que combinan ciencia con conocimientos tradicionales, marcan un camino hacia un futuro más sostenible para la agricultura familiar.
Con esta experiencia, los tambos familiares avanzan hacia una fertilización eficiente y natural, promoviendo prácticas agrícolas que contribuyen a un desarrollo regional más justo y sostenible.