Por Agroempresario.com
El arroz argentino, reconocido mundialmente por su alta calidad industrial y culinaria, continúa su expansión internacional gracias a las 10 variedades desarrolladas y registradas por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Este cereal no solo es el tercer cultivo de mayor producción global, sino también uno de los alimentos más consumidos en el planeta. En los últimos 15 años, la investigación del INTA Concepción del Uruguay, en Entre Ríos, ha incrementado significativamente el rendimiento y la calidad del arroz, generando un impacto económico estimado en 1926 millones de dólares según un reciente estudio.
La genética del arroz argentino ha evolucionado notablemente desde la década de los ochenta, cuando el INTA reorientó su programa de mejoramiento hacia la creación de variedades nacionales que combinaran rendimiento con una calidad superior del grano. En esa época, predominaba la genética extranjera con variedades de buen rendimiento agrícola, aunque deficiente calidad culinaria e industrial. Esta limitación obstaculizaba la competencia del arroz argentino en mercados de alto valor, como recordó José Colazo, investigador del INTA Concepción del Uruguay: “Esta situación llevó al programa a desarrollar variedades que destacan por su rendimiento, resistencia a herbicidas y calidad de grano, lo que posiciona al arroz argentino en el mercado global”.
Las variedades mejoradas permitieron al INTA abrir mercados en América Latina, Europa y Asia. A partir de 2004, se inscribieron seis variedades de arroz de grano largo fino, como la Camba INTA PROARROZ y la ÑU POTY INTA CL, entre otras, y más recientemente, nuevas variedades orientadas a la gastronomía mediterránea y asiática. “Estamos en proceso de inscribir un cultivar tipo largo fino aromático (INTAMati), uno arbóreo (ArborINTA) y uno japonés corto (KoshINTA), todos diseñados para diversificar aún más nuestras exportaciones”, explicó Colazo.
Un avance crucial en el programa de mejoramiento genético de INTA fue la incorporación de la tecnología Clearfield, creada específicamente para el control del arroz rojo, una maleza que históricamente afectaba los cultivos de arroz. Esta tecnología, que ahora se encuentra en los principales programas de mejoramiento de América Latina, permitió al arroz argentino destacarse en la región. Un estudio de la Universidad de Arkansas destacó que el programa del INTA ha logrado una ganancia genética promedio de 59 kilos por hectárea anuales y un impacto económico acumulado de 1926 millones de dólares entre 2007 y 2023. Según el economista agrícola Álvaro Durand, este impacto refleja el alto retorno de la inversión pública en investigación agrícola.
El equipo del INTA ha innovado también en los métodos de selección y evaluación de cultivares, reduciendo significativamente el tiempo necesario para el desarrollo de nuevas variedades. Esto incluye tecnologías de visión computacional para evaluar calidad culinaria e industrial, y bioensayos que permiten medir la resistencia a condiciones extremas como bajas temperaturas y herbicidas. La edición génica es otra herramienta clave que el programa ha empezado a implementar para optimizar la selección de características específicas en el cultivo de arroz.
Frente a desafíos como el quemado del arroz (Pyricularia oryzae) y la resistencia a herbicidas, el INTA está desarrollando nuevas variedades resistentes que mantengan los altos rendimientos y calidad alcanzados hasta ahora. Entre los proyectos actuales se encuentra la tecnología SUR-15, que brinda una alternativa a Clearfield para el manejo de malezas, y el cultivar Cr 1329, resistente al quemado del arroz. “La rotación de cultivos y tecnologías es fundamental para controlar malezas y evitar resistencias, mejorando la sostenibilidad del sistema arrocero”, señaló Durand, quien destacó la importancia de estas innovaciones para los productores nacionales.
En la campaña 24/25, se lanzará el cultivar Angirû INTA CL, un material de alto rendimiento que ofrecerá a los productores una opción competitiva dentro de la tecnología Clearfield, reforzando el papel del arroz argentino en el mercado mundial.
La proyección del arroz argentino sigue creciendo gracias a un equipo interdisciplinario comprometido con el avance genético y la colaboración con el sector productivo. Con una sólida base científica, el programa de mejoramiento del INTA se consolida como un motor de innovación y competitividad, brindando a los productores herramientas esenciales para un manejo más eficiente y sostenible.