Por Agroempresario.com
Durante la inauguración del proyecto de reversión del Gasoducto Norte en Córdoba, una inversión que busca potenciar el uso del gas de Vaca Muerta y disminuir la dependencia del suministro boliviano, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, lanzó un comentario que encendió la polémica en el sector agropecuario. Francos mencionó, con un tono irónico, la cantidad de silobolsas observadas en su recorrido por zonas productivas, insinuando que algunos productores aún no han liquidado sus cosechas.
Estas declaraciones provocaron reacciones inmediatas. La Mesa de Enlace de Córdoba pidió explicaciones, destacando que los comentarios de Francos revivieron temores sobre políticas intervencionistas que los productores creían superadas. Nicolás Pino, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), también se sumó al debate, resaltando que la existencia de silobolsas es, en realidad, un símbolo de producción y desarrollo para el país.
El evento en Córdoba no solo fue escenario de controversias, sino también de logros en infraestructura. Con una inversión de US$740 millones, financiada en parte por un préstamo de la CAF, la reversión del Gasoducto Norte promete un ahorro de US$1000 millones anuales. Esta obra pública, que incluye la construcción de 128 kilómetros de nuevos tramos y la automatización de plantas compresoras para 2025, fue celebrada por autoridades como el ministro de Economía, Luis Caputo, y el gobernador Martín Llaryora.
Sin embargo, las declaraciones de Francos empañaron el evento. La Mesa de Enlace expresó su descontento, subrayando que un gobierno que se autodefine como libertario no debería criticar el uso que los productores hacen de su propiedad privada ni imponer condiciones sobre cuándo y cómo liquidar sus cosechas.
En conversación con Francos, Pino señaló que, si bien hubo diferencias, ambos coincidieron en un punto clave: las silobolsas no representan resistencia a las políticas económicas, sino una estrategia de resguardo y planificación en un sector caracterizado por la incertidumbre. "Más silobolsas significa más producción, lo cual genera empleo y crecimiento en las provincias", enfatizó Pino.
Las organizaciones agropecuarias también aprovecharon para criticar la falta de cambios estructurales en el esquema productivo del país, que sigue basado en un modelo extractivo sin incentivos claros para el futuro. Este debate evidencia las tensiones persistentes entre el Gobierno y el sector agropecuario, una relación que, pese a nuevos actores y discursos, continúa marcada por desconfianzas históricas.
Con una infraestructura energética que avanza y un campo que busca estabilidad, el futuro de la relación entre el Gobierno y los productores se perfila como un tema central para la economía argentina en los próximos meses.