Por Agroempresario.com
Las principales cadenas agrícolas de Argentina, representadas por Acsoja, Argentrigo, Asagir y Maizar, renovaron su pedido de eliminar los derechos de exportación y avanzar hacia una reforma impositiva integral. Durante el cóctel anual realizado en la sede de CREA, destacaron el impacto negativo de los "impuestos distorsivos" y la burocracia en el potencial competitivo del sector agroindustrial.
En el evento estuvieron presentes líderes del sector, como Martín Biscaisaque (Argentrigo), Rodolfo Rossi (Acsoja), Juan Martín Salas Oyarzún (Asagir) y Federico Zerboni (Maizar), junto al secretario de Agricultura, Sergio Iraeta. El presidente de Argentrigo subrayó la necesidad de “estabilizar la economía y establecer un marco normativo que fomente una economía abierta y competitiva”.
Según la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), las cuatro cadenas agrícolas representan el 50% de las exportaciones del país y generan más de 1,1 millones de empleos. “El agro es un pilar esencial de la economía argentina, pero necesita un marco favorable para potenciar su capacidad transformadora”, remarcaron los representantes de las cadenas.
Propusieron un plan para mejorar los rendimientos agrícolas, diversificar la producción y agregar valor a través de inversiones tecnológicas y en infraestructura. Además, pidieron el desarrollo de una nueva ley de semillas, el impulso a los biocombustibles y la promoción de alianzas público-privadas en ciencia y tecnología.
Las cadenas reclamaron eliminar trabas normativas y simplificar los procesos burocráticos en todos los niveles del Estado. Además, enfatizaron la necesidad de una modernización en infraestructura vial y logística, destacando proyectos clave como la Hidrovía. “Un Estado que actúe como socio estratégico es crucial para aprovechar nuestras fortalezas, como la capacidad de innovación de los productores argentinos”, subrayaron.
En cuanto a las regulaciones internacionales, lamentaron la falta de respuesta adecuada frente a políticas como la normativa de la Unión Europea sobre productos libres de deforestación. “No basta con que el productor sea competitivo puertas adentro; necesitamos políticas que nos representen mejor afuera”, concluyeron.