Por Agroempresario.com
La campaña maicera 2024/25 trae buenas noticias para los productores, con el último informe de la Red Nacional de Monitoreo de Dalbulus maidis, que muestra que el 90% de las localidades relevadas están libres de este vector, conocido por su rol en el complejo de achaparramiento del maíz. Aunque la situación es positiva, la detección de focos aislados en zonas endémicas mantiene la cautela en el sector.
Desde marzo, diversas instituciones como CREA, INTA, Maizar, AAPRESID y la EEAOC trabajan en conjunto para el monitoreo sistemático de la plaga. Según Lucas Cazado, líder del proyecto Plagas de CREA, “aunque Dalbulus maidis sigue presente en varias regiones, las poblaciones han disminuido considerablemente respecto al año pasado”. Este avance se debe al cambio climático, que generó un invierno con heladas intensas, y al trabajo conjunto entre los sectores público y privado.
Regiones como San Agustín (Tucumán) y Los Altos (Catamarca), donde la plaga tuvo un gran impacto el año pasado, muestran avances significativos. En estas áreas, los monitoreos recientes no detectaron presencia de chicharrita en trampas ni en cultivos.
Sin embargo, los monitoreos han identificado focos aislados en Tucumán y Salta, donde el clima permitió la supervivencia de algunas chicharritas en maíces voluntarios, lo que obligó a los productores a aplicar controles químicos para evitar mayores problemas.
Augusto Casmuz, investigador de la EEAOC, enfatizó la importancia de planificar con antelación el manejo de la plaga. Entre las estrategias más efectivas, destacó:
El monitoreo constante permite realizar tratamientos diferenciados por lote, optimizando los recursos y evitando aplicaciones innecesarias.
Los avances contra la chicharrita destacan no solo el impacto del monitoreo, sino también la relevancia de la colaboración entre actores clave del sector agropecuario. Alejandro Vera subrayó que esta integración es un ejemplo de cómo afrontar desafíos de manera conjunta. “Hemos dado un paso fundamental al unir a tantas instituciones por un objetivo común. Este modelo puede replicarse frente a otras amenazas futuras”.
En cuanto a las opciones para combatir la plaga, se recomienda el uso de productos de contacto en las primeras etapas del cultivo. A medida que el maíz avanza, se deben aplicar productos con mayor persistencia en las hojas. Además, se exploran herramientas biológicas basadas en microorganismos como Beauveria o Pseudomonas, que ya se emplean en países vecinos.
Alejandro Vera de la EEAOC dejó un mensaje claro: “La chicharrita no desaparecerá, pero podemos evitar que se repita la situación del año pasado”. Por su parte, Federico Zerboni, presidente de Maizar, destacó la importancia de actuar sobre el terreno: “Hay que bajarse de la camioneta, ensuciarse las botas y aprovechar el conocimiento adquirido”.
El panorama es alentador, pero los expertos coinciden en que el éxito de la campaña dependerá de un monitoreo constante y de la adopción de estrategias integradas para mantener el control sobre este desafiante vector.