El cambio silencioso que podría transformar el cultivo de banano

Investigadores del INTA avanzan en el uso de hongos benéficos para controlar la Sigatoka amarilla y reducir el uso de fungicidas en el cultivo de banano en el NEA

El cambio silencioso que podría transformar el cultivo de banano
lunes 22 de diciembre de 2025

Un equipo de científicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria investiga desde hace varios años una estrategia innovadora para mejorar la producción de bananas en el noreste argentino (NEA) con un enfoque sustentable. El objetivo central del proyecto es reducir significativamente el uso de fungicidas químicos en el control de la Sigatoka amarilla, una de las enfermedades más extendidas y dañinas del cultivo, sin afectar los rendimientos ni la calidad del fruto. La iniciativa cobra especial relevancia en un contexto en el que los costos de los insumos y las exigencias ambientales presionan cada vez más sobre la rentabilidad de los productores.

La investigación se concentra en el uso de agentes de control biológico, particularmente hongos benéficos del género Trichoderma, capaces de antagonizar patógenos, mejorar la sanidad vegetal y fortalecer el desarrollo de las plantas. La Sigatoka amarilla, causada por el hongo Mycosphaerella musicola, provoca severos daños foliares que reducen la capacidad fotosintética del banano y obligan a realizar aplicaciones frecuentes de productos químicos, con impacto económico, sanitario y ambiental.

“Este trabajo constituye una etapa inicial clave para seleccionar agentes de control biológico con potencial real de uso en campo”, explicó Gerardo Tenaglia, investigador del INTA y referente del proyecto, según informó Más Producción LM Neuquén. El especialista señaló que el propósito final es desarrollar insumos sostenibles, adaptados a las condiciones subtropicales del NEA, que permitan a los productores disminuir la dependencia de fungicidas sin resignar productividad.

Los primeros resultados obtenidos en ensayos controlados son alentadores. Cuatro cepas de Trichoderma mostraron diferencias significativas en variables agronómicas y fitosanitarias, incluso cuando se redujo hasta un 50% la dosis de fertilizantes. Este dato sugiere que el biocontrol no solo podría cumplir un rol sanitario, sino también actuar como un promotor del crecimiento vegetal, mejorando la eficiencia del sistema productivo en su conjunto.

Tenaglia aclaró que aún se investiga si el efecto del Trichoderma es directo sobre el patógeno o indirecto, a través del fortalecimiento de la planta. “Todavía no podemos asegurar cuál es el mecanismo principal, pero los resultados son consistentes y prometedores”, indicó. En paralelo, el equipo avanza en la estandarización de protocolos de cultivo, metodologías de evaluación y análisis estadísticos, con el objetivo de consolidar una base científica sólida que permita escalar la tecnología.

El cambio silencioso que podría transformar el cultivo de banano

La investigación tiene un fuerte componente interdisciplinario. Desde 2019 participan especialistas en microbiología, genética, fitopatología y estadística, además de técnicos con experiencia en ensayos a campo. Este enfoque integral busca asegurar que los resultados obtenidos en laboratorio puedan trasladarse de manera efectiva a las condiciones reales de producción.

El impacto potencial del proyecto va más allá del plano científico. Para los productores bananeros, el control biológico representa una oportunidad concreta de reducir costos, mejorar las condiciones laborales y minimizar los riesgos asociados al uso intensivo de agroquímicos. Además, abre la posibilidad de ofrecer una fruta con mayor valor agregado, alineada con las demandas de mercados que priorizan prácticas sustentables y trazables.

Uno de los puntos fuertes del uso de Trichoderma es su alta capacidad de esporulación, lo que facilita su supervivencia en ambientes adversos y prolonga su viabilidad. Así lo explicó Agustina Aponte, licenciada en Ciencias Biológicas, becaria del Conicet y doctoranda en la Universidad Nacional de Salta, quien presentó parte de los resultados en el VI Congreso Argentino de Microbiología Agrícola y Ambiental (Camaya). “Las esporas actúan como estructuras de resistencia, lo que permite que el hongo se mantenga activo durante más tiempo en el suelo y en la planta”, señaló.

Otro aspecto destacado es la facilidad de aplicación de la tecnología. El insumo se prepara en un caldo con agua limpia y una concentración definida de la cepa seleccionada, que luego se aplica en campo con dosis relativamente bajas por planta. Se trata de un procedimiento sencillo, que no requiere equipamiento complejo y que puede integrarse sin grandes dificultades a las rutinas habituales de manejo.

Durante la campaña 2025-2026, el equipo del INTA está evaluando cinco cepas seleccionadas en parcelas de mayor escala, con el objetivo de confirmar su efectividad, ajustar las dosis y definir la metodología de aplicación más eficiente. Esta etapa resulta clave para avanzar hacia una eventual transferencia tecnológica al sector productivo.

La Sigatoka amarilla sigue siendo uno de los principales desafíos sanitarios del banano en la región. Su control tradicional se basa en aplicaciones frecuentes de fungicidas, que en muchos casos representan uno de los mayores costos del sistema productivo. La posibilidad de reemplazar parcial o totalmente esos productos por alternativas biológicas podría generar un cambio estructural en el manejo del cultivo.

Desde el INTA destacan que el proyecto también busca fortalecer la resiliencia del sistema productivo, reduciendo la presión de selección sobre los patógenos y disminuyendo el riesgo de aparición de resistencias, un problema cada vez más frecuente en el uso intensivo de agroquímicos. En ese sentido, el control biológico se presenta como una herramienta complementaria dentro de esquemas de manejo integrado de enfermedades.

El cambio silencioso que podría transformar el cultivo de banano

A mediano plazo, los investigadores apuntan a que esta línea de trabajo siente las bases para el desarrollo de bioinsumos producidos localmente, adaptados a las condiciones del NEA y accesibles para pequeños y medianos productores. La articulación entre investigación, extensión y sector privado será clave para que los avances científicos se traduzcan en soluciones concretas.

En un escenario global marcado por la búsqueda de sistemas agroalimentarios más sostenibles, el trabajo del INTA en el cultivo de bananas muestra cómo la ciencia aplicada puede ofrecer respuestas innovadoras a problemas productivos históricos. Si los resultados se confirman a escala comercial, el control biológico podría convertirse en una herramienta estratégica para mejorar la competitividad del banano argentino, cuidando al mismo tiempo el ambiente y la salud de quienes producen y consumen.



Invertí en periodismo de calidad

En Agroempresario trabajamos para acercarte contenidos que agregan valor.
Quiero suscribirme

Todas las Categorías

¡Envianos tus Contenidos!

Difundí tus Ideas, Conocimientos, Experiencias, Opiniones y Proyectos.


¡Juntos el Campo es más fuerte!



















¡Juntos por la eliminación
de las Retenciones!

Te invitamos a contarle a todos los argentinos por qué es bueno eliminar las Retenciones.

¡Sumá tu Stand!

Publicá tu marca en la plataforma líder del agro y aumentá tus ventas hoy.

Recibí los mejores contenidos

Suscribite a nuestro Newsletter y sigamos agregando valor.

Agroempresrio

¡Contenidos que agregan valor!