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Por Agroempresario.com
En el marco de la Tercera Temporada de “Comunicándonos en Agroempresario.com”, recibimos a Jorge Freijóo, Presidente del Centro Azucarero Argentino (CAA), en una entrevista exclusiva con Fernando Vilella, Director de Desarrollo Estratégico y Contenidos de Agroempresario.com. Durante el dialogo Freijóo, brindó una profunda visión sobre el papel de la industria azucarera en la economía argentina y la creciente importancia del bioetanol como fuente de energía renovable. Con más de 200 años de historia ininterrumpida, la industria azucarera continúa siendo un pilar fundamental para el desarrollo del noroeste argentino, con una fuerte proyección hacia el futuro.
La industria azucarera no solo representa una de las actividades agroindustriales más importantes del país, sino que también tiene una notable capilaridad socioeconómica. Según Freijóo, "es la actividad agroindustrial más relevante del noroeste argentino", con una red que abarca 19 ingenios (14 en Tucumán, tres en Jujuy y dos en Salta) y un total de 6.000 productores cañeros independientes que cultivan 400.000 hectáreas de caña de azúcar entre las tres provincias.
La producción de azúcar, papel, alcohol y bioetanol es una de las grandes fortalezas del sector, que además contribuye significativamente a las exportaciones nacionales y al empleo directo. Freijóo destaca que el sector genera un empleo directo de 57.500 trabajadores, de los cuales 19.000 están en la industria y 31.000 en los campos de cañeros independientes. Asimismo, existen unos 140.000 empleos indirectos asociados, lo que refleja la importancia de esta actividad para el desarrollo de la región.
Uno de los puntos clave de la conversación fue el impacto del bioetanol, especialmente en la producción de energía a partir de la caña de azúcar y el maíz. El sector azucarero ha experimentado un crecimiento considerable en la producción de bioetanol, especialmente desde la implementación de la Ley de Biocombustibles, que permitió triplicar su producción desde 200.000 metros cúbicos en 2010 a 600.000 metros cúbicos en la actualidad.
El bioetanol no solo ha servido como un producto clave para la energía renovable, sino que también ha mostrado su capacidad para impulsar la producción de azúcar. Freijóo señaló que la producción de etanol ha ayudado a aumentar la superficie cultivada de caña de azúcar en un 40% desde 2010, rompiendo el falso dilema entre alimento y energía. “En realidad, la producción de energía tracciona una mayor producción de azúcar”, afirmó.
Además, Freijóo resaltó que el bioetanol tiene una incidencia muy significativa en la economía del sector, representando el 28% de las ventas brutas del sector en el último año, con un total de 1.600 millones de dólares en ventas. Esto refuerza la importancia del bioetanol como motor de crecimiento para la industria azucarera.
El bioetanol tiene un papel esencial en la industria de los combustibles, ya que contribuye de manera crucial al octanaje de las naftas producidas en Argentina. La nafta producida en el país debe cumplir con una especificación técnica de 94 octanos, y el etanol, con 116 octanos por litro, resulta ser el aditivo más económico y eficiente para alcanzar este estándar.
Según Freijóo, "el etanol aporta el octanaje más barato que hay en el mercado mundial", lo que representa una ventaja significativa tanto para las refinerías de petróleo como para el mercado de combustibles. En los últimos siete años, el etanol ha permitido sustituir importaciones de nafta por un total de 4.200 millones de dólares, contribuyendo a la mejora de la balanza de pagos del país.
Freijóo hizo énfasis en la necesidad de un nuevo marco normativo que brinde previsibilidad y competitividad al sector, especialmente en un contexto de mercados más abiertos. En este sentido, destacó la importancia de contar con una estrategia integral para el desarrollo del bioetanol, con políticas que fomenten las inversiones y fortalezcan el sector.
El Centro Azucarero Argentino, junto con la Cámara de Bioetanol de Maíz, ha estado trabajando activamente con la Secretaría de Energía en la elaboración de políticas de desarrollo que favorezcan la producción de bioetanol. Este trabajo ha sido clave para impulsar un proyecto de ley que fomente la convergencia técnica en el Mercosur, donde Brasil, líder en el aprovechamiento de biocombustibles, se presenta como un modelo a seguir. “Brasil tiene un 48% de su combustible vehicular basado en etanol, y debemos aprender de sus avances para seguir este camino”, comentó Freijóo.
Freijóo también mencionó la importancia de una estrategia común en materia de biocombustibles dentro del Mercosur, señalando que la convergencia técnica entre Argentina, Brasil y otros países de la región podría ser una ventaja competitiva para toda América Latina. En este sentido, resaltó que el etanol tiene beneficios tanto para el sector energético como para el agregado de valor a la producción primaria de caña de azúcar y maíz.
El futuro de la industria azucarera y del bioetanol en Argentina dependerá de la implementación de un marco normativo que permita al sector seguir creciendo y contribuyendo al desarrollo económico y social del país. Según Freijóo, el etanol representa una oportunidad clave para la transición hacia un modelo de energía más limpia y para el fortalecimiento de la industria local.
