Acuerdo UE-Mercosur: ¿Qué cambia para la agricultura, el etanol y la sostenibilidad global?

Tras más de 20 años de negociaciones, la Unión Europea (UE) y el Mercosur anunciaron en Montevideo el cierre de un acuerdo comercial que promete cambiar las reglas del juego entre ambas regiones

Acuerdo UE-Mercosur: ¿Qué cambia para la agricultura, el etanol y la sostenibilidad global?
miércoles 11 de diciembre de 2024

Este pacto, que se encuentra ahora en su fase final de revisión legal y traducción, no solo busca liberalizar el comercio, sino también abordar temas cruciales como la sostenibilidad y las barreras no arancelarias. Pero, ¿qué significa realmente este acuerdo para sectores clave como la agricultura, el bioetanol y la seguridad alimentaria?

Un acuerdo histórico con impactos diversos

El tratado apunta a facilitar el comercio entre dos bloques económicos que, juntos, representan un cuarto del PIB mundial. Por un lado, el Mercosur—integrado por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay—espera expandir su mercado para productos agrícolas, mientras que la UE busca una mayor penetración en el sector industrial y de servicios sudamericano.

Para Brasil, el mayor exportador agrícola del Mercosur, el acuerdo representa una oportunidad histórica. El 99% de sus exportaciones agrícolas a la UE estarán libres de aranceles en un plazo de siete años, incluyendo productos clave como frutas, café, carnes y etanol. Argentina, con su sólida industria de biocombustibles y productos agrícolas, también espera beneficiarse de las cuotas preferenciales y de una reducción gradual de barreras comerciales.

Sin embargo, en Europa, el acuerdo ha encendido alarmas. Países como Francia, Polonia y los Países Bajos advierten que una mayor entrada de productos agrícolas sudamericanos podría impactar negativamente a los agricultores locales, debilitando sectores ya presionados por políticas internas y competencias externas.

El bioetanol, en el ojo de la tormenta

Uno de los puntos más polémicos del acuerdo es el impacto sobre el mercado del bioetanol. Según el texto preliminar, se permitirá una cuota inicial de 450.000 toneladas de etanol libre de aranceles para uso industrial, además de 200.000 toneladas con arancel reducido para otros usos, incluido el combustible. Brasil, líder mundial en producción de etanol, sería el principal beneficiado.

Mientras tanto, la industria europea del etanol, representada por organizaciones como ePURE, ha denunciado que estas concesiones amenazan la viabilidad de las biorrefinerías europeas, que no solo producen combustibles renovables, sino también alimentos y fertilizantes. “Este acuerdo podría ceder hasta un 12% del mercado europeo del etanol, poniendo en peligro miles de empleos rurales y la seguridad alimentaria del continente,” advirtió un portavoz de ePURE.

Agricultura: ¿Competencia desleal o integración global?

La agricultura es otro campo de batalla en este acuerdo. Mientras que Brasil celebra su acceso privilegiado al mercado europeo para productos como carne, azúcar y frutas frescas, los agricultores europeos temen no poder competir en igualdad de condiciones. Denuncian que los estándares ambientales y laborales son más laxos en el Mercosur y ello implica una ventaja desleal.

Francia lidera la oposición dentro de la UE, argumentando que el acuerdo podría socavar los esfuerzos europeos por impulsar una agricultura sostenible. Además, sectores como el avícola y el ganadero en Polonia y los Países Bajos también han expresado su preocupación por la competencia sudamericana.

Sostenibilidad: el gran desafío

Un aspecto clave del acuerdo es su impacto en la sostenibilidad. Aunque la UE ha insistido en incluir cláusulas ambientales, críticas de organizaciones como Greenpeace argumentan que estas disposiciones son insuficientes para frenar la deforestación en la Amazonia, impulsada por la expansión agrícola en Brasil.

Por otro lado, el Mercosur destaca que sus productos agrícolas son mucho más eficientes en términos de carbono y menos dependientes de subsidios que los europeos, lo que contribuye definitivamente a una economía global más justa y sostenible.

Próximos pasos: ratificación y desafíos

El camino hacia la implementación del acuerdo no será fácil. En el Mercosur, cada parlamento nacional deberá ratificarlo, mientras que en la UE el proceso es aún más complejo. Francia ya ha anunciado que buscará alianzas para bloquear el tratado, mientras que países como Alemania y España están decididos a que se concrete.

El tratado, además, incluye un cronograma de implementación gradual, que podría extenderse hasta 15 años en ciertos sectores, lo que da tiempo a ambas regiones para adaptarse a las nuevas reglas del juego.

¿Estamos ante un avance hacia un futuro más integrado y sostenible, o frente a un acuerdo que exacerbará las desigualdades globales? El tiempo y la implementación efectiva del tratado tendrán la última palabra.

BioEconomia.info



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