Por Agroempresario.com
El verano arrancó con incertidumbre climática en el sector agropecuario debido a las proyecciones divergentes sobre el fenómeno ENSO, conocido por influir en las lluvias y temperaturas. Según la Oficina de Riesgo Agropecuario (ORA), dependiente de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, tanto los indicadores oceánicos como atmosféricos presentan condiciones de ENSO neutral, pero las interpretaciones de los modelos varían considerablemente.
El último informe de la ORA destacó dos enfoques principales: el Pronóstico de Consenso (CPC), que combina datos de modelos y evaluaciones humanas, y el Pronóstico Basado en Modelos (IRI), que se basa exclusivamente en cálculos numéricos.
El CPC, emitido por el Centro de Predicción Climática a mediados de diciembre, indicó un 72% de probabilidad de que el fenómeno de La Niña se presente durante el trimestre diciembre-enero-febrero. De confirmarse, estas condiciones podrían impactar severamente las actividades agrícolas, caracterizadas por menores lluvias y temperaturas más frías en ciertas regiones clave.
En contraste, el informe del Instituto Internacional de Investigación Climática (IRI), publicado una semana después, asignó un 59% de probabilidades a condiciones neutrales de ENSO, dejando solo un 41% a La Niña. Estas proyecciones auguran mayor estabilidad climática hacia el otoño e invierno de 2025, un escenario más favorable para los productores agropecuarios.
Este panorama mixto genera incertidumbre en el campo. Mientras algunos modelos sugieren un enfriamiento del océano Pacífico, que indicaría la llegada de La Niña, otros apuestan por la neutralidad. Los productores, que dependen del clima para planificar cultivos y cosechas, permanecen en vilo ante la falta de consenso.
A futuro, el CPC proyecta que las condiciones de La Niña darán paso a un estado neutral hacia el otoño de 2025. De concretarse, este cambio brindaría mayor previsibilidad para las actividades productivas.
La disparidad en las proyecciones climáticas destaca la complejidad de predecir fenómenos naturales y subraya la necesidad de que los sectores agrícolas y ganaderos cuenten con información actualizada para tomar decisiones estratégicas en un entorno tan variable como el clima.