Por Agroempresario.com
La industria de alimentos y bebidas juega un papel clave en la economía argentina, aportando significativamente al empleo y a las exportaciones. Sin embargo, según Carla Martín Bonito, presidenta de la Coordinadora de las Industrias de Productos Alimenticios (COPAL), el sector enfrenta un estancamiento crónico que debe superarse para cumplir con el potencial de crecimiento. A pesar de la alta demanda global, la producción de alimentos no ha logrado despegar completamente en los últimos 12 años, debido a la falta de competitividad y condiciones de mercado favorables.
En 2023, la industria alcanzó niveles similares a los de 2012, reflejando un largo período de estancamiento. Martín Bonito señala que esto se debe a la incapacidad de aprovechar el 100% de la capacidad instalada debido a la falta de condiciones competitivas adecuadas. Aunque la industria aporta $1 de cada $3 generados por la economía nacional, y tres de cada 10 empleos formales están vinculados a este sector, los problemas de competitividad limitan su crecimiento. La presidenta de COPAL sostiene que el país tiene todo el potencial para ser el supermercado del mundo, pero se requieren cambios en la estructura impositiva y en las políticas comerciales para aprovechar esta oportunidad.
Uno de los principales ejes de trabajo de Carla Martín Bonito es la competitividad. Para ello, propone reducir la carga tributaria, que actualmente está entre el 40% y el 50%, y mejorar la desregulación del comercio. También aboga por una mayor internacionalización del sector, destacando que solo un pequeño porcentaje de las más de 14,500 empresas de la industria alimentaria están activamente exportando. Según Martín Bonito, es esencial aumentar la cantidad de empresas exportadoras y mejorar la infraestructura logística para facilitar el acceso a nuevos mercados internacionales.
El acceso a nuevos mercados es uno de los grandes desafíos de la industria alimentaria argentina. Martín Bonito explica que la carga impositiva impacta negativamente en la capacidad de internacionalización del sector, lo que limita la inserción de la producción local en los mercados globales. Actualmente, la industria exporta solo el 1% de las compras globales de alimentos, lo que demuestra el potencial sin explotar. Además, la concentración de las exportaciones en tres complejos principales hace necesario diversificar tanto la oferta de productos como los destinos de exportación.
A pesar de las dificultades, Martín Bonito mantiene una visión optimista para el futuro del sector. Con la adopción de políticas más flexibles y un enfoque en la mejora de la competitividad, la industria argentina de alimentos tiene el potencial de convertirse en un jugador clave en el mercado global. Sin embargo, para lograr este objetivo, será esencial no solo mejorar las condiciones internas, sino también diversificar los productos y mercados a los que se exporta, superando las barreras que actualmente limitan el desarrollo del sector.
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