Por Agroempresario.com
En medio de un clima adverso marcado por la escasez de lluvias y una fuerte ola de calor, la situación climática en varias regiones productivas de Argentina ha generado serias preocupaciones en torno a las reservas de agua y las proyecciones de cosecha para la campaña agrícola de 2025. La Bolsa de Comercio de Rosario ya ha recortado un 8,5% sus estimaciones para la producción de maíz y ha advertido que la soja de segunda podría verse severamente afectada.
El área sembrada con maíz alcanzaba las 6,5 millones de hectáreas, con una estimación inicial de 52 millones de toneladas. Sin embargo, la primera proyección redujo esta cifra a 48 millones de toneladas, debido a la falta de lluvias y la alta temperatura que afecta a los cultivos. Según el presidente de la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, Ignacio Kovarsky, el 80% de La Pampa y el 60% de la Provincia de Buenos Aires están complicados por la sequía.
Paulina Lescano, especialista en agronegocios, detalló que el daño es variable, dependiendo de la zona, el tipo de manejo y el momento de la siembra del maíz. En particular, los maíces sembrados en fechas intermedias y que se encuentran en la fase de floración son los más perjudicados. En Buenos Aires y el sur de Santa Fe, los agrónomos han reportado un daño rápido y evidente en los cultivos debido a la baja humedad relativa.
En Córdoba, por otro lado, las expectativas siguen siendo altas, aunque se espera que las lluvias lleguen pronto para evitar pérdidas adicionales. Las regiones de Entre Ríos y el norte de Buenos Aires ya están registrando daños irreversibles en los cultivos.
El impacto de la sequía no se limita al maíz. La soja de segunda también está en riesgo debido a la falta de lluvias en la región central. En el norte de Buenos Aires, la situación se está volviendo crítica, con pérdidas de plantas y ataques de plagas típicas de la sequía. Si bien se espera que la soja de primera también sufra, las lluvias serían fundamentales para alcanzar los rendimientos previstos. Por ahora, la estimación de producción se mantiene en 17,8 millones de toneladas, aunque con la previsión de una merma significativa en los rendimientos.
Los próximos días serán cruciales para determinar si las precipitaciones pueden aliviar la situación o si los cultivos continuarán siendo golpeados por la falta de humedad y las altas temperaturas. La incertidumbre persiste, y la atención estará puesta en las próximas semanas para evaluar el impacto real de estos factores climáticos adversos en la campaña agrícola 2025.