Por Agroempresario.com
Enclavada al pie de las Sierras de la Ventana, la ciudad de Tornquist es mucho más que una localidad del sudoeste bonaerense; es un testimonio de historia, cultura y visión empresarial. Fundada el 17 de abril de 1883 por Ernesto Tornquist, un empresario de la élite porteña, esta ciudad combina paisajes únicos con una planificación urbana que destaca por su diseño meticuloso y su alma de pueblo.
La ciudad se articula en torno al Parque Lineal Ernesto Tornquist, un espacio de cuatro manzanas diseñado por el prestigioso paisajista Carlos Thays. Este parque, con su lago, amplias avenidas y una iglesia gótica en el centro, refleja la ambición del fundador de crear un enclave que combinara funcionalidad y belleza. “Todo fue cuidadosamente planificado. Tornquist soñaba con un lugar de gran envergadura”, explica Mariano Spialtini, profesor de Historia y responsable del museo municipal Casa de la Historia de Tornquist.
La historia de Tornquist está profundamente ligada a la inmigración europea. A finales del siglo XIX, el fundador impulsó la llegada de colonos suizos, alemanes y austríacos, quienes con su experiencia agrícola dieron forma a la región. Más tarde, se sumaron italianos y españoles, diversificando la cultura local y consolidando su desarrollo agrícola.
Además de sus raíces rurales, Tornquist es el resultado de una visión empresarial que abarcó múltiples sectores. Ernesto Tornquist, quien también fundó el Banco Tornquist y estuvo detrás de la creación del Hotel Plaza en Buenos Aires, transformó estas tierras en un polo de producción agrícola y desarrollo humano.
Hoy, Tornquist se erige como una ciudad que mezcla lo mejor de la naturaleza, la historia y la arquitectura. Desde sus cerros Ventana y Tres Picos hasta la iglesia Santa Rosa de Lima, dedicada a la madre del fundador, cada rincón de esta localidad invita a descubrir un legado vivo que sigue cautivando a locales y visitantes.