Energía eólica y solar para producir fruta de calidad en la Patagonia

La integración de energías renovables impulsa la producción de frutillas de alta calidad en Chubut

Energía eólica y solar para producir fruta de calidad en la Patagonia
jueves 23 de enero de 2025

Por Agroempresario.com

En la Patagonia, específicamente en la provincia de Chubut, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) está revolucionando la producción de frutillas mediante la integración de energías renovables. A través del proyecto “Frutillas del viento”, se están utilizando molinos eólicos y energía solar para optimizar el riego por goteo en microtúneles. Esta innovadora tecnología no solo garantiza buenos rendimientos y alta rentabilidad, sino que también ofrece a los productores una alternativa viable a sus métodos tradicionales de cultivo.

Innovación en la producción de frutillas

Desde hace tres años, el proyecto “Frutillas del viento” ha permitido cultivar entre 15.000 y 17.000 plantines de frutilla al año. Estas frutillas, que se caracterizan por su dulzura y sabor excepcionales, son el resultado de un proceso de producción que combina tecnología avanzada con prácticas agrícolas sostenibles. Los investigadores y extensionistas del INTA Esquel han promovido la integración de energías renovables para facilitar el cultivo en microtúneles, lo que permite un control más preciso sobre las condiciones de crecimiento.

frutilla

Eduardo Miserendino, profesional del INTA Esquel, destaca que “con el sistema de riego por goteo se logra hacer un uso eficiente y racional del agua, ya que la lámina de riego requerida por el cultivo varía diariamente, influenciada por factores como la temperatura y el viento”. Esta adaptabilidad es crucial en una región donde las condiciones climáticas pueden ser impredecibles.

Ventajas del cultivo en microtúneles

El uso de microtúneles en la producción de frutillas ofrece múltiples beneficios. Estos invernaderos pequeños permiten mantener temperaturas óptimas para el cultivo, protegiéndolo de vientos fuertes y heladas. “La variabilidad climática es mitigada con el microtúnel, que permite mediante el manejo de apertura y cierre, mantener las temperaturas adecuadas al cultivo y protegerlo del viento”, explica Miserendino. Esto es especialmente relevante en una región donde no existe un mes libre de heladas.

El sistema de riego por goteo, que utiliza cintas con emisores cada 10 centímetros, distribuye 1 litro de agua por hora, optimizando el uso del recurso hídrico. Este tipo de riego se programa para funcionar durante las horas de mayor intensidad solar, garantizando que las plantas reciban la cantidad adecuada de agua sin sufrir por el calor excesivo.

Producción sostenible y fertilización orgánica

El cultivo de frutillas en la Patagonia se realiza principalmente entre septiembre y octubre, meses fríos que marcan el inicio del crecimiento de las plantas dentro de los microtúneles. La cosecha comienza en noviembre y se extiende hasta marzo, un período en el que las frutillas alcanzan su máxima calidad. Sin embargo, Miserendino advierte que “las primeras flores no siempre son adecuadamente polinizadas por la ausencia de insectos o por heladas extremas que dañan la flor”, lo que puede afectar la forma de las frutas iniciales.

frutilla

La dulzura característica de las frutillas patagónicas se debe a la combinación de largas horas de luz durante el verano (más de 16 horas) y noches frescas (entre 8 y 13 grados). Esta combinación permite que las plantas realicen una fotosíntesis efectiva, acumulando azúcares en sus frutos. Las frutillas de esta región pueden alcanzar entre 10 y 14 grados Brix, superando los 7 a 8 grados Brix de otras zonas productoras.

Para asegurar una producción de alta calidad, el equipo del INTA ajusta la fertilización de acuerdo con las características específicas de cada productor, utilizando fertilizantes orgánicos y realizando pruebas con microorganismos locales que promueven el crecimiento. Esta atención al detalle es fundamental para mantener la calidad del cultivo y garantizar la seguridad alimentaria.

La producción de plantines en chubut

En el noroeste de Chubut se encuentra la mayor superficie destinada a la producción de plantines de frutilla. Alrededor de 6 viveros especializados producen 65 millones de plantines que se utilizan en la zona núcleo de producción de Argentina, que incluye regiones como Coronda y Tucumán. En total, hay 250 hectáreas entre El Maitén y Trevelin donde el cultivo se realiza principalmente a campo, utilizando riego por aspersión.

frutilla

La producción de fruta se concentra en áreas como El Hoyo y Trevelin, donde los niveles de tecnificación varían. Algunos productores utilizan riego por surco y no aplican mulch, lo que resulta en una calidad inferior de la fruta. Por lo tanto, la adopción de técnicas más avanzadas y sostenibles es fundamental para mejorar la competitividad de los productores locales.

Energía renovable y capacitación local

Uno de los pilares del proyecto “Frutillas del viento” es la utilización de aerogeneradores construidos en escuelas técnicas de la provincia, en colaboración con la Fundación 500RPM. Estos aerogeneradores convierten la energía del viento en energía eléctrica, que se utiliza para abastecer las instalaciones productivas. “Los aerogeneradores son activados por el viento, que genera energía que se almacena en baterías. Cuando el viento es excesivo, el sistema de autofrenado protege el aerogenerador”, explica Miserendino.

Este enfoque no solo proporciona una fuente de energía sostenible para los productores, sino que también fomenta la capacitación local en energías renovables. El proyecto permite que la energía llegue a zonas rurales, mejorando la infraestructura y la capacidad de producción de los agricultores. Las bombas de agua, impulsadas por esta energía renovable, elevan el agua a reservorios en altura, permitiendo que el riego se realice por gravedad, asegurando así el caudal y presión adecuados.

Clima y desafíos en la producción

La región presenta dos situaciones distintas en cuanto a la pluviometría anual. Mientras que en la zona de Esquel el régimen pluviométrico oscila entre 500 y 600 milímetros al año, a solo 100 kilómetros hacia el este este valor no supera los 200 milímetros. Durante la temporada productiva, que se extiende de septiembre a mayo, el clima puede ser variable, con fuertes vientos, heladas y días cálidos, lo que añade un nivel de complejidad a la producción de frutillas.

El manejo adecuado del cultivo y el uso de tecnologías como los microtúneles son esenciales para mitigar los efectos de la variabilidad climática. Además, la programación del riego en función de la intensidad solar y las necesidades del cultivo es crucial para maximizar la eficiencia del uso del agua.



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