Por Agroempresario.com
En un movimiento estratégico que promete cambiar la dinámica del sector del agua mineral en Argentina, Kevin Pedreira, junto a dos socios, adquirió Sparkling en 2021. Esta empresa, con más de 30 años de trayectoria, se enfocaba principalmente en clientes corporativos antes de ser adquirida por la multinacional estadounidense Culligan. Ahora, tras un proceso de reestructuración y la introducción de nuevos productos, Pedreira se propone ganar terreno en el mercado hogareño y competir con marcas consolidadas como Ivess y Cimes.
La historia de Pedreira en el mundo del agua no es nueva. Proveniente de una empresa familiar, Agua Belén, fundada en 1963, ha estado vinculado al sector desde joven. “Cuando mi papá falleció, quedé junto a mi tío a cargo de Agua Belén, que es muy fuerte en la zona de Vicente López, Martínez y Olivos, y también tiene alcance en Pilar, Escobar y la ciudad de Buenos Aires”, comenta Pedreira. Sin embargo, su ambición lo llevó a buscar nuevas oportunidades. “Un conocido me trajo la propuesta de comprar Sparkling, y vi en ello una oportunidad de crecimiento”.
Sparkling fue adquirida por Culligan, una firma dedicada al agua embotellada premium, pero la situación de la empresa se complicó con el tiempo. “Los problemas del país llevaron a los norteamericanos a considerar su salida. Tenían conflictos con el sindicato de camioneros y no podían transferir dinero al exterior, así que decidieron vender o cerrar la operación”, explica Pedreira. Tras un año de negociaciones, logró concretar la compra en 2021 junto a sus socios.
A pesar de su larga trayectoria, Sparkling enfrentaba serios problemas financieros. La empresa había adquirido la operación de botellones de Nestlé en 2018 para ingresar al mercado hogareño, pero esta estrategia resultó fallida. “La empresa tenía una modalidad de trabajo diferente a la de los soderos; realizaba entregas mensuales en lugar de semanales, lo que no se adaptó al cliente del hogar”, señala Pedreira. Esto, sumado a la pandemia, llevó a que la empresa comenzara a perder terreno y a operar con pérdidas.
Uno de los primeros pasos que tomaron los nuevos propietarios fue ajustar la gestión de los balances. “Desde que llegamos, adquirimos todos los camiones. No queríamos perder lo que era Sparkling, pero también trabajamos para entrar en el hogar, porque creemos que tenemos la marca para hacerlo”, resalta Pedreira.
El cambio cultural fue otro desafío significativo. “Los trabajadores estaban acostumbrados a estar conectados a Estados Unidos, y de pronto no entendían qué pasaba. En la primera reunión, usé el término ‘bidón’ y el gerente de transición se rió, diciendo que eso era un ‘botellón’. A muchos les chocaba que una persona del rubro de la soda fuera a manejar la empresa, especialmente porque yo tenía solo 26 años”, recuerda.
El proceso de adaptación fue complicado. Sparkling tenía una filosofía que priorizaba que el cliente se adaptara a la empresa, lo que contrastaba con la vocación de servicio del sodero. “Rechazábamos al cliente que no se adaptaba a las entregas mensuales. Hubo que cambiar la mirada hacia el cliente; a mí me enseñaron que el cliente siempre tiene la razón”, enfatiza Pedreira.
Para fortalecer su presencia en el mercado hogareño, Sparkling inició en 2023 un proceso de desarrollo de nuevos productos. La compañía prelanzó una línea de agua en lata, tanto con gas como sin gas, para evaluar la reacción del mercado. “El agua en lata es una tendencia a nivel mundial debido a su enfoque en la sostenibilidad; ofrece una solución práctica y reciclable, que responde a la creciente demanda de consumidores que priorizan opciones responsables con el ambiente”, considera Pedreira.
Este nuevo proyecto demandó una inversión de $120 millones, y la firma apunta a comercializar 40.000 latas mensuales. Aunque el foco inicial estará en los hogares, no se descarta su llegada a supermercados, kioscos y estaciones de servicio en una segunda etapa. “Además, planeamos lanzar PET y blíster de hielos de agua mineral, apuntando a un nicho específico para quienes buscan hielo de calidad para sus bebidas”, agrega.
Para mediados de 2025, Sparkling contempla el lanzamiento de una botella de vidrio, tanto descartable como retornable. Actualmente, la empresa ofrece botellones tradicionales de 12 y 20 litros, abasteciendo a más de 20.000 domicilios. Con más de 160 empleados, opera desde su planta en Chacarita, con capacidad para procesar 6,4 millones de litros de agua al mes.
Sparkling también cuenta con plantas embotelladoras en Córdoba y Rosario, y una red logística compuesta por 15 distribuidores y 40 unidades de distribución urbana. Para 2025, la empresa proyecta una facturación de US$30 millones. “Estamos muy optimistas sobre el futuro. Hemos trabajado arduamente para estabilizar la empresa y ahora estamos listos para competir en el mercado”, concluye Pedreira.