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De tres plantas de vid a la exportación mundial: la historia de Casa Tukma

Tres amigos empezaron con tres parras en un patio y hoy exportan vinos de alta gama a 11 países

De tres plantas de vid a la exportación mundial: la historia de Casa Tukma

Por Agroempresario.com

La historia de Casa Tukma es un claro ejemplo de cómo los grandes proyectos pueden nacer de gestos sencillos, pero significativos. Hace 20 años, tres amigos, Luis Maurette, Fernando Maurette y Raúl Noceti, se embarcaron en un sueño que conectaba la vitivinicultura con la historia de los Valles Calchaquíes. Lo que comenzó como un pequeño gesto —el regalo de tres estacas de malbec— en el patio de un hotel en Huacalera, Jujuy, terminó convirtiéndose en un proyecto internacional con una bodega que hoy exporta vinos a 11 países.

La semilla de este proyecto fue plantada por Jorge González Diez, apodado “El Bolillón”, un familiar de Raúl Noceti, quien les regaló tres estacas de malbec, sin imaginar lo que ese gesto iniciaría. Los tres amigos, sin experiencia en viticultura pero con una pasión compartida, comenzaron a cultivar esas plantas en el patio del hotel que habían adquirido en Huacalera. El éxito fue tal que decidieron expandir el proyecto a otras localidades, incluyendo el Tolombón en Salta, donde restauraron una antigua casona que había funcionado como escuela en la década del 20.

vino

El origen de Casa Tukma se remonta a ese pequeño gesto de amistad y generosidad. A partir de ahí, los socios, que al principio solo eran aficionados, comenzaron a perfeccionar su arte y a sumergirse más profundamente en el mundo de la vitivinicultura. En 2006, decidieron desarrollar un proyecto no solo de producción, sino también de posicionamiento internacional. Desde el inicio, tenían claro que su objetivo era crear vinos para exportación, con un nombre que reflejara la identidad y la riqueza cultural de la región.

El nombre “Tukma” fue elegido por su sonoridad internacional y su vínculo con el legado histórico de la zona. Tukma es el nombre de un cacique diaguita, líder del territorio de Tukmanao. La decisión de usar un nombre que resonara en otros idiomas fue una estrategia para alcanzar mercados internacionales. Este nombre, que es fácil de pronunciar en muchos idiomas, se ha convertido en un emblema de la viticultura argentina de alta calidad.

Hoy, Casa Tukma ha logrado posicionarse en mercados tan exigentes como Japón, Singapur, Estados Unidos, Israel, Dinamarca, y otros, consolidándose como un referente de la vitivinicultura en el norte de Argentina. Los vinos de Casa Tukma no solo están presentes en ferias internacionales, sino que también han recibido premios de renombre que avalan su calidad. La bodega, que se encuentra en Cafayate, Salta, es ahora un centro de atracción turística y educativa, donde se realizan recorridos por los viñedos y degustaciones de vinos de alta gama.

Uno de los mayores desafíos a los que se enfrentaron los fundadores fue la falta de apoyo financiero para la vitivinicultura en Argentina. “En 15 años nos han cambiado las reglas. Vivimos en un país sin auspicio financiero; trabajamos sin créditos. En la viticultura, los primeros años son difíciles porque hasta el cuarto año no ves ganancias de tu producción”, comentó Fernando Maurette. Sin embargo, a pesar de las dificultades económicas, los socios han mantenido un compromiso firme con su proyecto, invirtiendo principalmente con fondos propios y con un enfoque en la sostenibilidad a largo plazo.

Monserrat Ingala, gerente del establecimiento

El salto hacia Cafayate fue otro hito importante. Aunque los primeros cultivos se realizaron en terrenos de Jujuy, un ingeniero agrónomo les recomendó trasladar el proyecto a Cafayate, donde el clima y las características geográficas eran más favorables para la viticultura. Hoy, la bodega está situada en un terreno histórico que alguna vez perteneció a la familia Michel Torino, pioneros de la viticultura en la región. La casona, que data de 1892, fue restaurada y convertida en el corazón del proyecto. Además de las viñas en Cafayate, la bodega cuenta con viñedos en Angastaco y en la misma Jujuy, lo que le permite diversificar su producción y explorar distintas variedades de uvas.

El proyecto no solo ha tenido éxito en términos de producción, sino que también ha crecido en términos de impacto social y cultural. En la casona de Cafayate, los fundadores han creado un espacio educativo donde se reciben estudiantes y turistas que aprenden sobre la historia de la vitivinicultura local, la producción de vino y la importancia cultural de la región. “Hoy seguimos recibiendo chicos de las escuelas de Cafayate, para que aprendan la historia de la bodega y la escuela. Este rol educativo es fundamental para nosotros”, señala Fernando.

Casa Tukma también ha sido un referente en términos de innovación. En 2021, a solicitud de un importador español, comenzaron a elaborar el primer vino fortificado del norte argentino, un malbec con un proceso de envejecimiento especial inspirado en los vinos Oporto. Este vino, que tiene un tiempo de guarda estimado de 10 años, ha sido muy bien recibido en los mercados internacionales y es una muestra más de la creatividad y la audacia de los fundadores.

uvas

El éxito de Casa Tukma es también el éxito de una región vitivinícola que, a pesar de los desafíos, ha sabido adaptarse y aprovechar sus recursos naturales para producir vinos de alta calidad. Este crecimiento constante, que ha llevado a la bodega a producir 250,000 botellas al año, refleja el esfuerzo y la dedicación de los tres socios, que hoy son reconocidos en el mundo de la vitivinicultura.

En la región, el evento más importante del año es la Fiesta de la Vendimia de Cafayate, que se celebra cada 29 de marzo y reúne a bodegas de todo el Valle Calchaquí. Aunque no tiene la magnitud de la fiesta de Mendoza, esta celebración local es un símbolo de la pujanza y el crecimiento de la viticultura en el norte argentino. En esta fiesta, Casa Tukma tiene un papel protagónico, ya que sus vinos son algunos de los más destacados de la región.

Lo que comenzó con tres parras en el patio de un hotel ha crecido hasta convertirse en un proyecto internacional de éxito, un ejemplo de cómo la pasión, la perseverancia y la visión a largo plazo pueden transformar un sueño en realidad. Casa Tukma es una bodega que no solo produce vinos de alta calidad, sino que también lleva consigo la historia, la cultura y la identidad de una región única en el mundo.



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