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La flamante guerra arancelaria no le saldrá gratis a Donald Trump. Más allá de la chicana de presionar a Canadá a incorporarse como el 51° estado de la Unión, el presidente republicano admitió que los impuestos a ese país y México, además de un aumento significativo de los ya existentes en China, podrán dañar la economía estadounidense.
¿De qué manera? Por lo pronto, las reacciones de analistas, economistas y distintas asociaciones comerciales, agropecuarias e industriales advirtieron que las medidas perjudicarán la competitividad del área y causarán severos perjuicios económicos. De hecho, la Asociación Canadiense de Fabricantes de Vehículos alertó que los aranceles podrían hacer colapsar el sector automotor norteamericano en el corto plazo.
Los aranceles anunciados por Trump entrarán en vigor este martes. El presidente republicano aplicó gravámenes del 25% a los productos mexicanos y canadienses y anunció un 10% adicional a los ya existentes con China.
El gobierno canadiense de Justin Trudeau dijo que la respuesta será similar. En la mira están en especial las cervezas, vinos, frutas, jugos, ropa y electrodomésticos estadounidenses por un valor total de 155.000 millones de dólares. Su represalia se aplicará en dos etapas. La primera entrará en vigencia este martes y la segunda y más voluminosa en tres semanas.
México, a través de la presidenta Claudia Sheinbaum, también contraatacó. Anuncia que este lunes anunciará “medidas tarifarias y no tarifarias en defensa de los intereses” de su país. China, en tanto, avisó que denunciará a Washington ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) y tomará contramedidas “para salvaguardar firmemente sus derechos e intereses”. La Unión Europa está en alerta. Ya advirtió que responderá “con firmeza” ante cualquier gravamen que se le aplique al bloque.
Los aranceles serán una herida sangrante en las economías integradas de los tres países norteamericanos, unidas por acuerdos de libre comercio desde hace décadas. Uno de los sectores más preocupados es el del automóvil.
Brian Kingston, presidente de la Asociación Canadiense de Fabricantes de Vehículos (CVMA en inglés), advirtió que esta industria dinámica para la economía regional “se enfrenta a posibles interrupciones en Norteamérica, no solo en Canadá y México, sino también en Estados Unidos”.
La entidad está formada por General Motors, Ford y Stellantis. Kingston dijo a la radiotelevisión pública canadiense CBC que los aranceles destruirán empleos y provocarán el aumento “en millas de dólares” en el precio de los automóviles para los consumidores estadounidenses.
No fue el único en detallar las consecuencias que se vendrán en el corto plazo. Flavio Volpe, titular de la Asociación de Fabricantes de Partes del Automóvil (APMA en inglés), dijo que la medida ordenada por Trump causará un freno en la industria. “La producción de piezas y vehículos en Norteamérica parará en pocos días”, dijo el empresario, citado por EFE.
Linda Hasenfratz, presidenta del fabricante de autopartes Linamar, afirmó que la producción se frenará en una semana. “Va a crear un costo exorbitante y nuestros clientes no pueden absorberlo. Los consumidores, por supuesto, no van a pagarlo, así que la demanda se desintegrará”, dijo al diario canadiense The Globe and Mail.
Pero no solo en Canadá pusieron el grito en el cielo. La asociación de productores automotores de Michigan, conocida como MichAuto, dijo que los aranceles provocarán un “daño colateral” importante. “Nuestras economías están unidas de forma íntima”, dijo su director ejecutivo, Glenn Stevens. Según afirmó, los consumidores estadounidenses notarán un aumento en el precio final.
La Industria Nacional de Autopartes de México, citada por AFP, le puso un número a estas preocupaciones. Dijo que solo en Estados Unidos se espera un aumento de 3000 dólares en el “precio promedio de los automóviles”. Según el gremio, los aranceles derivarán en un fuerte aumento de precios porque “las autopartes cruzan las tres fronteras hasta siete u ocho veces antes del ensamblaje final de un vehículo”. Pero además vaticinó una caída en la venta de hasta un millón de autos este año.
Desde Ottawa, Trudeau dijo que Estados Unidos sufrirá también un aumento en los precios de los alimentos y combustibles. Además, pronosticó cierres de plantas de ensamblaje de automóviles y el suministro limitado de metales y minerales. Incluso, llamó al boicot de productos estadounidenses.
Según Reuters, el 40% de la producción norteamericana de General Motors (GM) se efectúa en Canadá y México. Solo en México, GM produce 845,000 vehículos cada año que finalmente son exportados en su mayoría a Estados Unidos y Canadá. Además, Ford produce más de 350,000 automóviles en México que luego van a Estados Unidos.
En México, dos de los sectores más preocupados son el agrícola y el de autopartes. Por ello, productores mexicanos hicieron un llamado al “diálogo” para dejar atrás esta guerra comercial. No es para menos. Las exportaciones mexicanas a Estados Unidos representan el 77% del total de ventas al exterior. A Canadá los números lo dejan peores parados: el 84% de sus exportaciones van a su poderoso vecino del sur.
Tanto la Industria Nacional de Autopartes (INA) como el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) advirtieron por separado que los perjuicios perjudicarán la “competitividad” de América del Norte.
Son “momentos de unión y diálogo”, afirmó la entidad.
Analistas citados por Reuters estiman que los aranceles aplicados a México, Canadá y China elevarán los precios y ralentizarán el crecimiento mundial.
El economista jefe de EY, Greg Daco, dijo que la economía de Estados Unidos sufrirá un proceso de “estanflación” conocido por la conjunción de alta inflación, estancamiento del crecimiento económico y elevado desempleo. En tanto, la Tax Foundation dijo que los aranceles desembocarán en un costo adicional de 830 dólares por hogar para este año y vaticinó una pérdida del 0,4% del PIB a largo plazo.
En solo dos semanas de gestión, Trump puso al mundo en alerta.