China se afianza como el segundo socio comercial de Argentina, detrás de Brasil, con un intercambio que sigue mostrando un marcado déficit para el país sudamericano, según los últimos datos del Indec. Durante los primeros diez meses de 2025, la balanza comercial con el gigante asiático registró un saldo negativo de US$7.266 millones, la cifra más alta entre los principales socios comerciales de la Argentina.
En términos de participación relativa, China representó el 10,8% de las exportaciones argentinas y el 23,1% de las importaciones, lo que evidencia una relación complementaria pero estructuralmente desequilibrada. Entre enero y octubre, las exportaciones hacia China alcanzaron US$7.687 millones, con un incremento interanual del 42,8%, mientras que las importaciones sumaron US$14.953 millones, creciendo un 61,3% en comparación con el mismo período de 2024.
El comercio bilateral se concentra en productos específicos. Argentina exporta principalmente commodities como soja, carne vacuna, sorgo, aceite de girasol, cobre y petróleo, así como productos de menor volumen pero en crecimiento como litio, productos pesqueros, cebada y tabaco. Según Marcela Cristini, economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL), “A ese conjunto se fueron sumando productos que ganaron en importancia como la carne vacuna (primera en valor) seguida por el litio. También hay una diversificación hacia productos pesqueros, sorgo, cebada, tabaco, mostrando una demanda que evolucionó hacia productos agroindustriales de consumo de mayor valor unitario”. Entre 2007 y 2024, las exportaciones argentinas a China aumentaron un 61%.
Por el lado de las importaciones, Argentina adquiere bienes manufacturados chinos, incluyendo celulares, autopartes, automóviles, maquinaria, bienes de consumo duradero, fertilizantes, herbicidas y grupos electrógenos para energía eólica. Cristini señala que “hacia 2024 se sumaron al tope de las importaciones los automóviles, los fertilizantes y herbicidas y grupos electrógenos para energía eólica, entre los diversos productos tecnológicos que provee China”. Entre enero y octubre de 2025, todos los rubros de importación desde China registraron incrementos: vehículos automotores 307,8%, bienes de consumo 110,3%, combustibles y lubricantes 66%, bienes de capital 68,6%, bienes intermedios 28% y otros productos 126,1%.
El análisis mensual muestra que en octubre de 2025, China captó el mayor volumen del comercio exterior argentino, con un intercambio total de US$3.028 millones, compuesto por exportaciones por US$1.166 millones e importaciones por US$1.862 millones, lo que resultó en un saldo negativo de US$696 millones. Según el informe del Indec, el crecimiento de las exportaciones se debió principalmente a los productos primarios, destacando que el 56,3% de los despachos se concentró en porotos de soja, con un aumento interanual del 1.511,8%.
El déficit con China contrasta con otros socios comerciales. Con la Unión Europea, tercero en importancia, el rojo comercial fue de US$1.864 millones, mientras que con Mercosur alcanzó los US$5.504 millones. Esta diferencia evidencia la dependencia de Argentina de las importaciones chinas, especialmente de productos manufacturados y tecnológicos.
El fenómeno de la “invasión de productos chinos”, que genera preocupación en sectores industriales y comerciales locales, se combina con un contexto internacional en transformación. Cristini subraya que “el mantenimiento de algún nivel de desacople comercial con los Estados Unidos, sumado a los acuerdos comerciales de ese país con la Unión Europea que abren el mercado agrícola europeo a la oferta estadounidense, podrían significar un redireccionamiento importante de la oferta agroindustrial argentina hacia los países asiáticos, en especial hacia China e India”.
El especialista agrega que la estrategia argentina de desarrollo basada en las exportaciones hacia China podría provocar “la continuidad del desplazamiento de otros países en nuestra demanda importadora”. Esto sugiere que la relación bilateral no solo es relevante por su volumen, sino también por su impacto estructural en el comercio argentino y en la orientación de la producción agroindustrial.
En términos históricos, el intercambio comercial con China ha mostrado un crecimiento sostenido en las últimas décadas. Mientras que en 2022 Argentina alcanzó un récord de importaciones por US$17.502 millones, representando el 21,47% del total, la tendencia actual mantiene cifras cercanas a ese máximo, consolidando la posición de China como un socio estratégico clave.
Por su parte, el aumento de exportaciones hacia China refleja una diversificación gradual de la oferta argentina, que pasa de depender casi exclusivamente de commodities tradicionales a incorporar productos de mayor valor agregado y consumo específico, como carne vacuna y litio. Esto puede abrir oportunidades de desarrollo económico, aunque persiste el desafío de equilibrar la balanza comercial.
La interacción entre ambos países también refleja la complementariedad de sus economías: Argentina aporta recursos naturales y productos agroindustriales, mientras que China abastece bienes de alta tecnología y manufacturas. Sin embargo, la balanza desfavorable plantea interrogantes sobre la sostenibilidad del modelo actual y la necesidad de políticas que promuevan el valor agregado en las exportaciones argentinas.
En conclusión, la relación comercial entre Argentina y China se consolida como un eje central del comercio exterior argentino. Con un déficit histórico y un crecimiento sostenido en ambos sentidos, la balanza refleja la creciente dependencia del país sudamericano de productos manufacturados chinos y la importancia de diversificar su oferta exportable. Según La Nación, las decisiones estratégicas en los próximos años, tanto en política comercial como en desarrollo industrial, serán determinantes para equilibrar y aprovechar este vínculo con el gigante asiático.