Por Agroempresario.com
La escena artística contemporánea suma una nueva pieza comestible que desafía la memoria y los sentidos. El pasado 18 de enero, durante la cuarta edición de la Noche de las Librerías en Tandil, el artista Cristian Segura (Tandil, 1976) presentó su innovadora propuesta: el Helado Piedra Movediza.
En el evento realizado en ¡Hola! Librería (Sarmiento 729), Segura compartió este postre conceptual con los asistentes en potes que llevaban la leyenda "El gris de la historia", el nombre de la performance. Se trata de una obra efímera que combina arte, historia y gastronomía, con el objetivo de hacer que el público "incorpore" simbólicamente la memoria de la ciudad.
El 1° de marzo, en conmemoración de un nuevo aniversario de la caída de la Piedra Movediza, Segura llevará su helado a un recorrido especial. A bordo de una bicicleta de reparto antigua, recorrerá el Parque Lítico La Movediza y el barrio homónimo para distribuir este postre singular.
"Es un gesto que conecta pasado y presente, memoria y desaparición, permanencia y movimiento", explica Segura. Su trabajo busca que el acto de comer se transforme en una experiencia estética, en la que la identidad cultural es un ingrediente esencial.
El Helado Piedra Movediza sorprende no solo por su concepto, sino también por su misterioso sabor. "A diferencia de los helados tradicionales, donde el color anticipa el gusto, aquí el sabor es un enigma a descubrir", señala el artista. La tonalidad gris del postre remite a los fragmentos de la piedra caída, pero su sabor varía, desafiando la percepción sensorial de cada degustador.
En la Noche de las Librerías, Segura complementó la degustación con microrrelatos impresos en los envases, fusionando literatura y experiencia sensorial. Las breves historias están inspiradas en la legendaria Piedra Movediza y su impacto en la memoria colectiva de Tandil.
El 8 de marzo, la obra tomará una nueva forma en el Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil, donde el helado será exhibido en un freezer y servido en bochas sobre piedras reales. "El público podrá recogerlo y comer directamente entre las piedras, borrando la línea entre lo efímero y lo permanente, lo natural y lo construido", anticipa Segura.
Segura aspira a llevar esta propuesta a otros escenarios. "Me gustaría montar un carrito de helados en el Museo MAR de Mar del Plata, junto al icónico lobo marino de alfajores de Marta Minujín, y repartirlo entre los visitantes", revela. Con ello, el artista busca generar un nuevo diálogo entre arte, memoria y territorio, fusionando la historia de Tandil con la identidad de otras regiones.
Iniciales eternas
Dos enamorados grabaron sus iniciales en la roca poco antes de su caída. Siglos después, aún se ven en la superficie rota.
Silencio compartido
Se quedó mirando el vacío donde antes estuvo la piedra y dijo: "Siempre supe que pasaría". Ella lo besó y siguieron en silencio.
Aceptación
"Cayó", dijo él. Ella lloró y asintió.
Susurros nocturnos
Aquel que observa la piedra caída en la noche, si se queda el tiempo suficiente, siente un aliento helado en la nuca y una mano que no es la suya sobre el hombro.
Presencia
El párroco del pueblo aseguró haber visto una sombra en la cima justo antes de la caída. Cuando le preguntaron si era un hombre, respondió: "No exactamente".
El pasaje
La piedra cayó y con ella se abrió un pasadizo secreto, donde los niños del pueblo encontraron un mapa con un mensaje: "Síganme".
Cristian Segura ha logrado una fusión entre arte, historia y gastronomía que cautiva al público y plantea interrogantes sobre la permanencia y la desaparición. Con su Helado Piedra Movediza, invita a experimentar la historia de Tandil de una forma única e irrepetible.
¿Será este el inicio de una serie de postres inspirados en hitos naturales? Tal vez en el futuro podamos degustar helados con gusto al Glaciar Perito Moreno, las Cataratas del Iguazú o el Valle de la Luna. Todo es cuestión de tiempo e imaginación.