Impulsada por una historia personal convertida en concepto gastronómico, la cadena La Panera Rosa, fundada por el empresario y arquitecto Leonardo Iluane, atraviesa una nueva etapa de expansión acelerada en la Argentina y la región. Con 26 locales operativos, presencia en varios países y la reciente adquisición de la marca PANI, la compañía proyecta para 2026 un ambicioso plan que contempla la apertura de una franquicia por mes y el relanzamiento integral de uno de los nombres más emblemáticos del universo brunch. La información fue difundida por Forbes.
El proyecto, que nació en 2012, se consolidó a partir de una identidad clara: una propuesta gastronómica que combina nostalgia, diseño y experiencia, inspirada en los aromas de la infancia del fundador, la pastelería casera y un modelo de mostrador francés que Iluane conoció décadas atrás durante un viaje a Europa. Lo que comenzó como un local singular terminó transformándose en una cadena con crecimiento sostenido, incluso en contextos económicos adversos.

Antes de crear La Panera Rosa, Iluane ya contaba con experiencia en el sector: había gestionado 10 locales gastronómicos y una franquicia de cocina internacional. Sin embargo, el origen de la marca no fue una oportunidad de mercado, sino una construcción emocional. “Mi mamá era pastelera. Me hacía los budines, los bizcochuelos, me decoraba todo. Para mí, todo empezaba en esos aromas”, relató el empresario en declaraciones reproducidas por Forbes.
A ese recuerdo se sumó una experiencia decisiva: un viaje a Francia, hace más de 35 años, donde quedó impactado por un mostrador largo, visible, ordenado y con elaboración a la vista. Esa imagen quedó latente hasta que, años más tarde, decidió unir arquitectura, gastronomía y memoria personal en un solo proyecto.
“Quería un lugar donde las cosas pasaran en el mostrador. Que el cliente viera, oliera, sintiera. Que la experiencia fuera orgánica y fresca”, explicó Iluane, quien diseñó personalmente cada uno de los locales de la cadena.

El nombre La Panera Rosa también remite a la infancia. Mientras evaluaba alternativas para bautizar el proyecto, aparecía de forma recurrente el recuerdo de La Pantera Rosa, un personaje asociado a momentos cotidianos y simples. “Me dio color, me dio impronta arquitectónica, me dio identidad”, sostuvo el fundador.
La marca terminó construyendo un ADN reconocible: colores suaves, mobiliario con aire vintage, pastelería reconfortante y una carta pensada para distintos momentos del día. Esa combinación generó una rápida respuesta del público. En los primeros años, las aperturas llegaron a registrar filas de hasta 80 metros, lo que llevó a la empresa a avanzar con el sistema de franquicias.
“Yo quería salir de la operación diaria y dedicarme a lo que mejor hago: producto, imagen y experiencia. Eso nos permitió crecer sin perder la esencia”, explicó Iluane.
Hoy, La Panera Rosa sostiene un principio central: ningún local pierde dinero. Parte de lo recaudado por el sistema de franquicias se reinvierte en capacitación continua y en un centro de producción que abastece a los locales con productos a precios competitivos, buscando asegurar la rentabilidad del franquiciado.
La estrategia permitió una expansión ordenada. En Argentina, la marca ya alcanzó 26 locales, mientras que en el exterior tiene presencia en España, Uruguay, Paraguay y Chile. En Uruguay, opera tres franquicias y avanza hacia una cuarta; en Chile, cuenta con dos locales; y en España ya funcionan tres unidades.

De cara a 2026, el grupo se prepara para acelerar su crecimiento. El objetivo es abrir una franquicia por mes, con seis aperturas ya confirmadas. Entre las ciudades previstas figuran Monte Grande y Vicente López (provincia de Buenos Aires), Rosario (Santa Fe), Resistencia (Chaco) y Posadas (Misiones). Además, la marca desembarcó por primera vez en Brasil, con un local en Foz de Iguazú.
“Estamos en una etapa de mucho crecimiento. Incluso en momentos de crisis en el país, acompañamos al franquiciado. Eso nos permite seguir avanzando”, afirmó Iluane, según consignó Forbes.
En paralelo a la expansión de La Panera Rosa, el empresario avanzó con una operación estratégica: la adquisición de PANI, la marca creada por Pani Trotta, referente del brunch porteño. La firma atravesaba un período complejo, marcado por conflictos internos, cierre de locales y pérdida de identidad.
La oportunidad surgió cuando Iluane tomó conocimiento de que PANI estaba tercerizando su centro de producción y que la marca completa podía cambiar de manos. “PANI estaba en el subsuelo; si seguía así, iba a desaparecer. Yo sentía que había una marca con muchísimo valor emocional que podía renacer”, expresó.
Tras concretar la compra, el primer paso fue convocar a la propia Pani Trotta para que volviera a involucrarse en el proyecto. “No quería reemplazarla. Quería que volviera. Era imposible que PANI recuperara su esencia sin ella”, explicó el empresario.

El relanzamiento comenzó con PANI Pizza Feroz, un concepto de perfil nocturno que combina pizzas de larga fermentación, platos creativos y coctelería de autor. Según el plan trazado, el universo PANI se ampliará con PANI Cantina, PANI Trattoria y PANI The Original, recreando distintos formatos bajo una identidad renovada.
Trotta participa activamente en el diseño, layout, decoración y desarrollo de cartas, aportando el ADN original de la marca al nuevo esquema empresarial.
Para Iluane, el sector gastronómico atraviesa una etapa de depuración. “Van a quedar los conceptos fuertes, los que ofrecen una experiencia completa”, sostuvo. Entre las principales tendencias, identifica el crecimiento del café de especialidad, las cartas más acotadas pero bien ejecutadas, la importancia del diseño como generador de identidad y el rol central de las redes sociales como canal de descubrimiento.
Pese a un contexto económico desafiante, el empresario se muestra optimista. Observa mayor movimiento turístico y un consumidor que busca calidad sin solemnidad, priorizando experiencias cercanas y memorables.

Para el fundador, el éxito de La Panera Rosa no se explica solo por la estética ni por la carta. La clave está en la conexión emocional. “Intento que cada persona que entre viaje a su infancia. A un sabor casero, a un recuerdo cálido. Ese es el verdadero concepto”, concluyó Iluane.
Con una expansión regional en marcha y el renacer de PANI como nuevo capítulo, el grupo apuesta a consolidarse como uno de los jugadores más dinámicos del sector gastronómico argentino, combinando memoria, diseño y estrategia empresarial, según informó Forbes.
