Por Agroempresario.com
La semana pasada cerró con un nuevo impulso en los precios de la hacienda destinada al consumo interno. Este repunte llevó el valor real del novillo por encima del promedio del último año, sorprendiendo a analistas y productores por su anticipación. Desde el mercado ganadero Rosgan sostienen que la causa principal podría ser una restricción estacional en la oferta de ciertas categorías clave, como los novillitos y vaquillonas, lo que genera interrogantes sobre su posible traslado al precio final de la carne en los mostradores.
Históricamente, enero no es un mes caracterizado por fuertes subas en la hacienda gorda. En general, los ajustes alcistas se observan entre fines de febrero y marzo, cuando la escasez de animales terminados y el regreso de la demanda interna impulsan los precios. Sin embargo, en lo que va del año, el Mercado Agroganadero de Cañuelas registró incrementos nominales inusuales, con valores que superaron los $3.000 para lotes especiales de novillitos y vaquillonas, mientras que el precio medio rondó los $2.700-$2.800 por kilo.
Los datos históricos refuerzan la atipicidad de este comportamiento. En los últimos 15 años, solo en cinco oportunidades se registraron subas en enero respecto de diciembre, mientras que más del 90% de los ajustes de precios ocurrieron en febrero o marzo.
Desde la perspectiva de la demanda, no hay signos de un comportamiento inusual. A pesar de la desaceleración inflacionaria que podría aliviar ligeramente el bolsillo de los consumidores, el alto nivel de turismo y el receso estival tienden a enfriar el consumo en los grandes centros urbanos.
Por el lado de la oferta, si bien la faena de enero mostró caídas menores al 5% en comparación con diciembre y de apenas un 2% respecto al mismo mes de 2024, el factor clave podría estar en los feedlots. En enero, los encierres en corrales cayeron un 16,5% en comparación con diciembre, registrando una de las disminuciones más marcadas para este mes en los últimos años. Además, las categorías más afectadas fueron novillitos y vaquillonas, que representan la mayor parte de la oferta para el mercado interno.
El menor ingreso de animales a los feedlots podría estar explicando la restricción actual de oferta. A pesar de que enero no suele ser un mes de gran caída en el vaciamiento de corrales, este año la salida de animales registró una merma significativa.
No obstante, las estadísticas del SENASA revelan que los feedlots recibieron un 13% más de ingresos de animales que en enero de 2024, con un aumento del 21% en la categoría novillitos. Este dato sugiere que parte de la reposición proviene de recrías, lo que podría traducirse en una recuperación de la oferta en los próximos meses, dependiendo de la estrategia de engorde de los productores.
Con un incremento de más del 10% en el precio de la hacienda en pie, es previsible que este ajuste comience a reflejarse en el precio de la carne en las carnicerías. Sin embargo, la experiencia indica que la transferencia de aumentos al consumidor final no suele ser inmediata ni total.
En los últimos 10 años, sólo en dos ocasiones el comercio logró trasladar los aumentos al precio de la carne durante febrero, mientras que los mayores ajustes se dieron a partir de marzo, acompañando la estacionalidad del consumo. El interrogante es hasta qué punto los carniceros podrán absorber temporalmente estos aumentos sin trasladarlos de inmediato al consumidor.
Otro factor a considerar es la menor producción de terneros que se arrastra del año pasado. Aunque se espera una oferta algo más ajustada en el mediano plazo, la estabilidad macroeconómica podría mitigar las oscilaciones abruptas en los precios.
A corto plazo, el mercado podría enfrentar un escenario de correcciones progresivas en los precios de la hacienda, en línea con una recuperación gradual de la capacidad de compra de los hogares. En lugar de un salto abrupto, es probable que se observen ajustes escalonados en el valor de la carne, dejando atrás la dinámica de aumentos y estancamientos que ha caracterizado históricamente el sector.
El comportamiento de los feedlots en los próximos meses será clave para determinar la disponibilidad de hacienda terminada. Si los productores optan por acelerar la salida de animales, podría moderarse la suba de precios en marzo. En cambio, si la estrategia apunta a prolongar los engordes para lograr mayor kilaje, la restricción de oferta podría extenderse y sostener los valores en alza.
El sector ganadero se encuentra en un momento de definiciones. Mientras la oferta se ajusta y la demanda interna se reactiva gradualmente, el mercado seguirá atento a las señales económicas y productivas que definirán la tendencia para el resto del año.