El Gobierno se enfrenta a su primera gran prueba del año en el mercado de deuda en pesos, con la intención de renovar vencimientos por aproximadamente $6,6 billones y, al mismo tiempo, postergar obligaciones adicionales previstas para marzo mediante un nuevo canje. Esta estrategia se implementa en un escenario complejo, marcado por una mayor volatilidad en los mercados y un aumento del riesgo país.
Según datos oficiales, el Ejecutivo cuenta con una liquidez de alrededor de $4,2 billones, lo que cubre aproximadamente dos tercios del compromiso inmediato. Sin embargo, en licitaciones previas, el Gobierno no logró un rollover del 100%, lo que lo obligó a utilizar parte de este colchón financiero para cubrir vencimientos. La incertidumbre en el mercado ha generado presiones sobre el riesgo argentino, con el índice EMBI+ Argentina superando los 700 puntos, mientras que el índice Merval cayó un 10% en el último mes.
Para hacer frente a estos desafíos, la Secretaría de Finanzas lanzó su tercera conversión de deuda en lo que va del año. En esta oportunidad, busca canjear la Lecap con vencimiento el 31 de marzo (S31M5) por una nueva Lecap con fecha de vencimiento el 10 de noviembre (S10N5). Esta operación representa un intento por reducir la concentración de vencimientos de corto plazo, particularmente en marzo, cuando el Tesoro enfrenta compromisos totales en pesos por $6,8 billones. Se estima que aproximadamente el 40% de esta deuda está en manos de organismos públicos, lo que reduce la presión sobre el mercado privado. Analistas proyectan que el canje podría alcanzar una aceptación inicial del 50%, dependiendo de los incentivos que ofrezca el Gobierno.
Para refinanciar los vencimientos más inmediatos, el Ejecutivo presentó un menú de instrumentos que incluye cuatro Lecap con plazos de 28, 105, 167 y 287 días, además de un Boncap a un año. A esto se suman dos opciones indexadas: un nuevo bono dollar-linked con vencimiento a 11 meses y un Boncer ajustado por inflación con plazo hasta marzo de 2027. La inclusión de estos instrumentos responde a la creciente expectativa de los inversores sobre un posible ajuste en el tipo de cambio, en un contexto donde el mercado de futuros refleja una mayor demanda de cobertura ante posibles fluctuaciones.
La estrategia del Gobierno también se ajusta a la evolución reciente del mercado de deuda en pesos. En las últimas semanas, se observó una expansión en los rendimientos de los bonos más largos, lo que indica una menor predisposición del mercado a asumir duración en la curva de tasa fija. Según Delphos Investment, este fenómeno se debe a un aumento en la circulación de bonos largos y una visión más cautelosa de los inversores sobre la salida del cepo cambiario y la evolución del tipo de cambio. Un ejemplo de esto es el bono T30J6, que fue licitado en enero a una tasa efectiva mensual (TEM) del 2,15%, pero que al cierre de la última jornada ya se ubicaba en 2,20% TEM.
Los analistas seguirán con atención el comportamiento de la demanda por Lecap y el impacto de la reducción en la tasa de devaluación mensual del dólar oficial en las decisiones de inversión. En el actual contexto, los inversores buscan opciones de cobertura ante la incertidumbre cambiaria y fiscal, lo que podría influir en la aceptación de los instrumentos ofrecidos en esta licitación.
Con este test de mercado, el Gobierno no solo busca renovar su deuda en pesos, sino también enviar señales de confianza al mercado financiero. El éxito o fracaso de esta operación tendrá implicancias directas en la capacidad de financiamiento del Tesoro y en la estabilidad macroeconómica del país en los próximos meses.