Por Agroempresario.com
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, confirmó la firma de un acuerdo comercial con China, sellado el miércoles, y anticipó que podría concretarse pronto otro “muy significativo” con la India. El anuncio se produjo durante un acto en la Casa Blanca, en el marco del debate presupuestario que lidera su administración, y marca un nuevo hito en la política económica internacional de su gobierno.
La noticia fue confirmada también por el secretario de Comercio, Howard Lutnick, quien señaló en una entrevista televisiva que el acuerdo con Beijing fue cerrado tras conversaciones que tuvieron lugar el mes pasado en Ginebra. Aunque los detalles del pacto no se hicieron públicos, se trata de un paso importante para reencauzar la relación comercial entre dos de las mayores potencias económicas del mundo.
“Firmamos el acuerdo con China ayer”, expresó Trump en su intervención, sin brindar mayores precisiones. La falta de un anuncio oficial previo y la ausencia de cobertura mediática para documentar la firma han despertado dudas sobre el alcance y contenido del tratado. No obstante, la confirmación por parte de Lutnick a Bloomberg despejó cualquier especulación en torno a la existencia del documento.
El pacto se suma al ya concretado con el Reino Unido, consolidando la estrategia de la Casa Blanca de priorizar negociaciones bilaterales para redefinir sus vínculos comerciales globales. En esa línea, Trump reiteró que no todos los países serán incluidos en nuevos acuerdos, y que quienes no lleguen a un entendimiento deberán enfrentar aranceles del 25%, 35% o incluso 45%.
El mandatario norteamericano también adelantó que su administración trabaja en un posible acuerdo con India. Aunque no especificó fechas ni condiciones, sí remarcó que se trataría de un tratado “muy grande”, lo que refleja el interés estratégico de EE.UU. en fortalecer lazos con Nueva Delhi como contrapeso a la influencia china en Asia.
“Tenemos otro próximo, quizá con la India, uno muy grande”, dijo Trump ante los asistentes en la Casa Blanca. Este movimiento se enmarca dentro de la lógica de diversificación de socios comerciales que ha venido impulsando desde su regreso a la presidencia, priorizando tratados bilaterales con condiciones favorables para el país norteamericano.
Durante su intervención, el presidente recordó que, en junio, tras las conversaciones bilaterales en Londres, se había planteado un esquema de aranceles mutuos: un 55% sobre productos chinos exportados a EE.UU. y un 10% sobre bienes estadounidenses enviados a China. Si bien ese esquema inicial fue reformulado en el pacto firmado esta semana, subraya la intención de usar los aranceles como mecanismo de presión y negociación.
Trump recalcó que una de las metas de su política arancelaria es incentivar el regreso de las plantas manufactureras a suelo estadounidense. “Tenemos cientos de fábricas en construcción en todo Estados Unidos que nunca habían estado aquí sin esta política”, afirmó.
La firma del acuerdo con China se produce en paralelo al debate en el Senado sobre la propuesta presupuestaria del gobierno. Trump aprovechó el acto oficial para insistir en la necesidad de aprobar cuanto antes el nuevo paquete fiscal y presupuestario, subrayando que se trata de uno de los pilares fundamentales de su gestión junto con la política comercial.
En cuanto a los plazos para cerrar otros acuerdos, la Casa Blanca había mencionado el 9 de julio como fecha clave para definir negociaciones con otros socios internacionales, aunque aclaró que no se trata de un plazo vinculante, sino de una meta interna.
Las políticas comerciales del gobierno estadounidense siguen generando tensiones con países afectados por los aranceles. Tanto China como la Unión Europea han mantenido conversaciones multilaterales en ciudades como Londres y Ginebra, buscando respuestas negociadas a los conflictos. Sin embargo, el enfoque estadounidense de tratar de forma bilateral cada relación económica sigue marcando el rumbo.
Con este nuevo pacto, Estados Unidos refuerza su posicionamiento como negociador fuerte en la escena internacional. Pero también lanza una señal clara: los países que no se alineen a sus condiciones comerciales podrían enfrentar consecuencias tarifarias importantes.