Optimización de la aplicación de insecticidas y fungicidas en sojas cerradas: estrategias eficaces para el control de plagas y enfermedades

Analiza las claves para aplicar insecticidas y fungicidas con éxito en sojas cerradas

Optimización de la aplicación de insecticidas y fungicidas en sojas cerradas: estrategias eficaces para el control de plagas y enfermedades
martes 04 de marzo de 2025

Por Agroempresario.com

La soja, uno de los cultivos más importantes para la agricultura argentina, enfrenta constantes desafíos durante su ciclo de crecimiento, especialmente en los estadios reproductivos, cuando las condiciones climáticas y las plagas pueden impactar directamente en su rendimiento. En estos estadios, cuando el canopeo de la soja se encuentra cerrado, la aplicación de insecticidas y fungicidas se convierte en un proceso crítico. El control eficaz de insectos y enfermedades es fundamental para asegurar una cosecha saludable y rentable. En este sentido, se deben tener en cuenta una serie de estrategias y técnicas para optimizar la aplicación de estos productos.

Desafíos de la aplicación en cañopeos cerrados

El principal desafío en el tratamiento de soja en estadíos reproductivos con un canopeo cerrado es la dificultad para lograr una penetración adecuada de los productos fitosanitarios en las capas más profundas del cultivo. Durante esta fase, el follaje denso dificulta la llegada de los productos activos a los estratos inferiores y medios, donde habitualmente se concentran las plagas y enfermedades.

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Uno de los mayores problemas que enfrentan los productores es cómo distribuir de manera uniforme las gotas de insecticidas y fungicidas a lo largo de toda la planta, especialmente en la parte baja del canopeo, donde las plagas y enfermedades suelen tener su mayor incidencia. En este sentido, es importante entender el comportamiento tanto de las plagas como de las enfermedades para diseñar una estrategia de aplicación adecuada.

Monitoreo previo a la aplicación

El monitoreo previo a la aplicación es clave para comprender las necesidades del cultivo. Saber cuál es el estado fenológico de la soja permite al productor ajustar la estrategia de control. En este punto, la detección temprana de las plagas y enfermedades es crucial. Un ejemplo claro de este desafío es la oruga medidora (Rachiplusia nu), cuya presencia es difícil de detectar a simple vista, ya que su preferencia es el estrato medio y la cara abaxial de las hojas. La oruga se desplaza a lo largo del canopeo, lo que implica que la aplicación debe ser dirigida hacia esas áreas de difícil acceso.

Además, las enfermedades como la mancha marrón (Septoria glycines) suelen empezar en las hojas inferiores y progresan hacia la parte superior. Su control es esencial para evitar la defoliación de las plantas, lo que reduce el rendimiento. Por lo tanto, es fundamental que el fungicida llegue a las partes inferiores del canopeo sin afectar a las hojas superiores, las cuales son las más productivas.

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Parámetros para regular la maquinaria

El ajuste adecuado de la maquinaria de aplicación es fundamental para lograr un control eficaz. Es necesario seleccionar la boquilla correcta y determinar el tamaño de las gotas en función del objetivo de la aplicación. Las boquillas con un diseño adecuado para la pulverización de gotas medias a finas son esenciales para lograr una penetración efectiva en el canopeo denso. Las gotas de aproximadamente 200 micrones son recomendadas para asegurar una penetración adecuada en los estratos más bajos del cultivo.

A medida que el cultivo avanza en su ciclo, la cantidad de hojas aumenta y la cobertura de la aplicación se vuelve más complicada. Esto requiere un ajuste dinámico de los parámetros de la pulverización, como el tamaño de la gota y el volumen de aplicación, según el estadio fenológico del cultivo.

Elección del producto

La selección del producto adecuado también juega un papel crucial en la estrategia de aplicación. Los fungicidas son, en su mayoría, productos localmente sistémicos, lo que significa que no se mueven ampliamente dentro de la planta. Por lo tanto, para obtener una cobertura eficaz, se debe aplicar una cantidad suficiente de producto en las hojas, asegurando que cubran bien todas las superficies. Por otro lado, los insecticidas sistémicos, que son absorbidos por la planta, requieren menos aplicación directa en el insecto pero deben llegar a las zonas bajas del cultivo para que la planta pueda distribuir el producto de manera eficaz.

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Estrategias durante la aplicación

El momento de la aplicación también es crítico. Durante la aplicación, la correcta distribución de las gotas es fundamental. Un aspecto a tener en cuenta es la protección de gotas, lo que implica la utilización de aditivos coadyuvantes, como tensioactivos, que ayudan a mejorar la penetración del producto en las hojas y a reducir la evaporación y deriva de las gotas. Los tensioactivos son fundamentales porque permiten que las gotas tengan una mejor adhesión a la superficie de las hojas y mejoran la eficacia de los ingredientes activos, tanto en insecticidas como en fungicidas.

Además, es importante tener en cuenta las condiciones ambientales durante la aplicación. Factores como la temperatura, humedad y viento influyen directamente en la eficacia de la aplicación. Se recomienda evitar aplicaciones cuando el viento es demasiado fuerte o las condiciones son extremas, ya que la deriva de las gotas puede afectar tanto la eficacia del tratamiento como la seguridad de los cultivos vecinos.

Evaluación posterior a la aplicación

Una vez que se ha realizado la aplicación, es necesario evaluar su eficacia. Una de las herramientas más útiles en este sentido son las tarjetas hidrosensibles, que permiten verificar la distribución de las gotas y la cobertura alcanzada en las distintas partes del cultivo. Estas tarjetas cambian de color al contacto con las gotas de pesticida, lo que permite al productor visualizar si las zonas críticas del cultivo fueron alcanzadas correctamente.

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La evaluación debe ser constante durante todo el ciclo de la soja, para detectar posibles fallos en el control de las plagas o enfermedades. Además, el monitoreo posterior permite tomar decisiones informadas sobre si es necesario realizar aplicaciones adicionales.

Consideraciones finales

La aplicación de insecticidas y fungicidas en sojas cerradas requiere una planificación minuciosa y el uso de tecnologías adecuadas. Desde el monitoreo previo a la aplicación hasta la evaluación final, cada paso influye directamente en la eficacia del tratamiento. El uso de productos adecuados, la correcta regulación de la maquinaria y el seguimiento de las condiciones ambientales son fundamentales para garantizar un control eficaz y reducir los riesgos de plagas y enfermedades.

La clave está en una gestión integral, que incluya tanto los factores agronómicos como las condiciones ambientales. El uso de nuevas tecnologías y técnicas de aplicación más precisas puede marcar la diferencia entre un cultivo exitoso y uno que no cumpla con las expectativas de rendimiento.



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