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Por Agroempresario.com
Después de más de dos décadas de restricciones sanitarias, el Gobierno nacional autorizó el ingreso de carne con hueso a la Patagonia desde otras regiones del país, bajo condiciones sanitarias estrictas. A través de la Resolución 460/2025 publicada en el Boletín Oficial, el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) modificó parcialmente la normativa vigente desde 2002. Esta actualización técnica permitirá el traslado limitado de cortes con huesos planos, como el asado y el costillar, hacia zonas donde la fiebre aftosa está controlada sin vacunación, manteniendo a la vez el estatus sanitario diferencial reconocido internacionalmente.
La medida, firmada por el presidente de SENASA, Pablo Cortese, responde a una necesidad planteada por gobiernos provinciales patagónicos y sectores productivos que solicitaban una actualización normativa acorde al avance sanitario y a los cambios introducidos en el Código Sanitario de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA). El nuevo esquema no implica el levantamiento de la barrera sanitaria, sino una excepción limitada basada en criterios técnicos precisos.
Según lo informado, sólo se permitirá el traslado de carne refrigerada con huesos planos —costilla, asado y esternón—, excluyendo cortes con huesos largos como osobuco o lomo con hueso. La carne debe provenir de animales nacidos, criados y faenados en zonas reconocidas como libres de fiebre aftosa con vacunación. No estará autorizado el ingreso de carne congelada, medias reses o animales enteros.
Además, las plantas frigoríficas deberán estar habilitadas y cumplir con un protocolo sanitario riguroso. Esto incluye monitoreos documentales, inspecciones, controles de temperatura y trazabilidad de origen. Cada envío deberá realizarse en vehículos autorizados bajo condiciones de bioseguridad.
El destino final de la carne será exclusivamente el consumo interno en la Patagonia. Es decir, los cortes ingresados bajo esta normativa no podrán salir nuevamente de la región. Esta restricción busca garantizar que la flexibilización no altere el estatus sanitario diferenciado del sur del país.
La zona alcanzada comprende las provincias de Río Negro, Neuquén, Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego y el partido de Patagones en la provincia de Buenos Aires, al sur del río Colorado.
La resolución 460/2025 representa una oportunidad importante para frigoríficos y productores de otras regiones del país, que hasta ahora estaban excluidos de este mercado. Asimismo, los consumidores patagónicos podrán acceder a productos con mayor variedad y a precios más competitivos, al incorporar cortes que no estaban disponibles por las restricciones históricas.
Desde el punto de vista sanitario, SENASA aclaró que la resolución se alinea con el capítulo actualizado del Código Sanitario de la OMSA y que “no representa un impacto negativo para el comercio internacional”. Esto significa que Argentina mantendrá sus reconocimientos vigentes en los mercados globales, sin poner en riesgo exportaciones clave.
Las autoridades aseguraron que el cumplimiento de todos los requisitos técnicos será condición indispensable para el sostenimiento de la medida. El monitoreo constante y la evaluación epidemiológica serán clave para evitar eventuales retrocesos.
La resolución también introduce nuevas condiciones para el movimiento de material reproductivo animal hacia zonas libres de fiebre aftosa sin vacunación. En el caso de embriones bovinos y bubalinos producidos in vitro, deberán ajustarse a recomendaciones internacionales, incluyendo el análisis clínico de las hembras donantes y su permanencia previa en zonas libres con vacunación.
Para el traslado de semen de rumiantes y cerdos domésticos, se exige que los donantes no hayan presentado síntomas clínicos y que hayan estado al menos tres meses en regiones habilitadas. Además, se solicitarán análisis serológicos y comprobación del cumplimiento de los planes sanitarios vigentes.
Este nuevo esquema apunta a equilibrar el desarrollo productivo con la necesidad de preservar la sanidad animal en zonas donde la erradicación de la fiebre aftosa sin vacunación ha sido un logro sostenido durante más de dos décadas.
La prohibición del ingreso de carne con hueso a la Patagonia data del año 2002, cuando se estableció como medida de prevención clave para mantener libre de fiebre aftosa al sur del país. En ese momento, Argentina sufrió brotes severos que impactaron tanto en el mercado interno como en la imagen exportadora. Desde entonces, la barrera sanitaria se convirtió en una herramienta central de política zoosanitaria.
Con el tiempo, los avances en vigilancia epidemiológica, trazabilidad y bioseguridad, así como la estabilidad del estatus libre de aftosa con vacunación en varias regiones del país, llevaron a plantear revisiones. Distintas provincias patagónicas habían solicitado formalmente flexibilizar algunas restricciones, sin comprometer los logros sanitarios alcanzados.
El cambio también responde a una necesidad de integración del mercado interno argentino, donde las diferencias sanitarias entre regiones no solo generan desafíos logísticos, sino también tensiones comerciales. La medida apunta a ordenar esos movimientos sin perder la calidad sanitaria reconocida por el comercio internacional..
Tanto las autoridades sanitarias como los sectores productivos reconocen que la implementación exitosa de esta resolución dependerá del cumplimiento estricto de los protocolos. No se trata de una liberalización general, sino de una apertura técnica, progresiva y monitoreada.
En este sentido, se anticipa que SENASA reforzará los controles en rutas, frigoríficos y puntos de ingreso a la Patagonia. También se prevé que las provincias involucradas desplieguen acciones de capacitación para operadores logísticos, comercializadores y agentes sanitarios.
La experiencia acumulada en más de dos décadas de gestión sanitaria en la Patagonia convierte a esta región en un ejemplo de cómo preservar el estatus sanitario puede ser compatible con una evolución responsable de las normativas. El desafío será mantener ese equilibrio en una coyuntura donde el acceso al mercado interno y la eficiencia logística son tan relevantes como la bioseguridad.
