La trazabilidad del ganado: un desafío y una oportunidad para la exportación de carnes

Por Agroempresario.com

En los últimos años, la trazabilidad del ganado se ha convertido en un tema clave en el debate sobre la seguridad alimentaria, la inocuidad y la competitividad del sector ganadero argentino. A medida que el mercado global exige mayores controles sobre la calidad de los productos alimenticios, los sistemas de identificación individual de los animales se han vuelto cada vez más esenciales. Sin embargo, este proceso ha abierto una discusión sobre las implicancias comerciales, los costos operativos y los beneficios asociados a la implementación de estos sistemas.

La trazabilidad, en su sentido más amplio, es la capacidad de seguir el rastro de un producto a lo largo de toda su cadena de producción, desde el origen hasta su distribución final. En el caso del ganado, se trata de un sistema que permite identificar cada animal de manera única, registrar sus movimientos y controlarlos a lo largo de su ciclo productivo. Este sistema, que utiliza tecnologías como caravanas electrónicas y chips RFID, asegura que cada animal pueda ser rastreado en caso de ser necesario, ya sea por razones de seguridad alimentaria o por cuestiones de calidad del producto.

La necesidad de implementar un sistema de trazabilidad de este tipo surgió, en gran medida, a partir de la aparición de la encefalopatía espongiforme bovina (BSE), también conocida como la “enfermedad de la vaca loca” en la década de 1980. La propagación de esta enfermedad, que es zoonótica (es decir, puede transmitirse a los seres humanos), llevó a los gobiernos de varios países a adoptar medidas estrictas para evitar que los animales infectados llegaran a la cadena alimentaria. Desde entonces, los sistemas de trazabilidad han sido fundamentales para garantizar la seguridad en el consumo de carne y otros productos derivados del ganado.

A lo largo de los años, la trazabilidad ha evolucionado tecnológicamente, y hoy en día es posible identificar a los animales de manera electrónica mediante sistemas de chips o caravanas RFID que pueden ser leídos a distancia. Esto permite un seguimiento preciso y en tiempo real de los animales y facilita la gestión de la información a través de plataformas digitales seguras, similares a los sistemas bancarios. No obstante, aunque esta tecnología aporta transparencia y garantiza la autenticidad de los datos, también ha generado resistencia en algunos productores y empresas ganaderas, que temen que la implementación de estos sistemas invada su privacidad y exponga información confidencial sobre sus operaciones.

Es cierto que la trazabilidad implica un proceso administrativo complejo, en el cual los productores deben registrar y actualizar toda la información relacionada con el ganado, incluyendo su lugar de nacimiento, los movimientos de los animales, el frigorífico que los procesa, y el destino final de la carne. Este nivel de control es un desafío para muchos actores del sector, que deben adaptarse a nuevas normativas y tecnologías. A pesar de las dificultades operativas, los beneficios que aporta la trazabilidad son indiscutibles.

En primer lugar, los sistemas de trazabilidad permiten acceder a mercados internacionales más exigentes, como la Unión Europea y Japón, que demandan garantías de calidad e inocuidad. Además, la trazabilidad es una herramienta clave para la diferenciación de productos en el mercado, permitiendo a los ganaderos ofrecer carne de alta calidad, como la carne de animales criados a pasto, con una apelación de origen que destaca sus características distintivas. Esto no solo agrega valor a los productos, sino que también abre puertas a nuevos nichos de mercado.

Otro beneficio importante de la trazabilidad es su capacidad para actuar como un sistema de alerta temprana ante posibles brotes de enfermedades. Al contar con información detallada sobre el recorrido de cada animal, es posible identificar rápidamente cualquier problema en la cadena de producción y tomar medidas inmediatas para evitar que el problema se propague. Esto también permite aislar el lote afectado, evitando que toda la producción se vea comprometida, lo que representa una mejora sustancial en la gestión de riesgos y en la seguridad de los consumidores.

No obstante, la adopción de la trazabilidad también enfrenta retos. La inversión inicial en tecnología y en la formación de personal, así como la necesidad de mantener sistemas de información actualizados y seguros, representa una carga económica para muchos productores, especialmente los de menor escala. Además, algunos cuestionan la capacidad del sistema para garantizar la completa transparencia de la cadena de suministro, ya que la eficiencia de la trazabilidad depende en gran medida de la cooperación entre todos los actores del proceso, desde los ganaderos hasta los frigoríficos y los exportadores.

La discusión sobre la trazabilidad del ganado y su impacto en la industria ganadera no está exenta de controversia. Algunos actores del sector consideran que la implementación de estos sistemas es una medida necesaria para competir en los mercados globales, mientras que otros argumentan que las cargas administrativas y el costo de implementación podrían ser excesivos, especialmente para los pequeños productores. Sin embargo, lo que es indiscutible es que la trazabilidad se ha convertido en un requisito esencial para acceder a los mercados internacionales más exigentes, y que aquellos productores que logren adaptarse a este nuevo escenario podrán disfrutar de ventajas competitivas y de una mayor transparencia en sus operaciones.