Por Agroempresario.com
El vino, una bebida milenaria asociada a la tradición y al trabajo manual, está experimentando una transformación impulsada por la tecnología. La inteligencia artificial (IA) ha comenzado a desempeñar un papel cada vez más relevante en la viticultura, optimizando procesos y mejorando la eficiencia sin reemplazar la esencia artesanal que caracteriza a los viñedos. Desde el monitoreo automatizado de cultivos hasta la predicción de cosechas, la IA está marcando un antes y un después en la forma en que se produce el vino.
Tom Gamble, un agricultor del famoso Valle de Napa en California, ha apostado por la tecnología al integrar un tractor autónomo en su viñedo. Este tractor, equipado con IA, es capaz de aprender a moverse por los terrenos de manera eficiente, mapeando el viñedo y adaptándose a sus características particulares. “No va a reemplazar por completo el elemento humano de poner el pie en el viñedo”, señala Gamble, quien ve en la IA una oportunidad para mejorar el rendimiento sin perder la conexión con el trabajo manual. La tecnología, asegura, permite tomar decisiones más informadas y trabajar de manera más inteligente, reduciendo la fatiga y mejorando la productividad.
Empresas como John Deere han sido pioneras en el desarrollo de sistemas de inteligencia artificial para la agricultura, como el Smart Apply, que permite la aplicación precisa de productos agrícolas únicamente en las áreas donde se encuentran las uvas o las hojas. Este tipo de sistemas busca evitar el uso excesivo de pesticidas y fertilizantes, reduciendo el impacto ambiental y los costos operativos.
Otra de las innovaciones más destacadas en la viticultura es el uso de sistemas automatizados de riego. Tyler Klick, de Redwood Empire Vineyard Management, ha integrado válvulas de riego inteligentes en sus viñedos, capaces de detectar fugas y ajustar el suministro de agua en función de las necesidades reales de las plantas. "Esa válvula está empezando a aprender el uso típico del agua. Aprenderá cuánta agua se utiliza antes de que la producción empiece a disminuir", explica Klick, destacando cómo la IA permite un control más preciso y eficiente del riego, optimizando el uso de recursos.
No obstante, la implementación de IA en los viñedos no está exenta de desafíos. Los costos de estas tecnologías son una barrera importante, especialmente para los pequeños productores. Angelo A. Camillo, profesor de negocios vitivinícolas en la Universidad Estatal de Sonoma, explica que las bodegas familiares, que representan aproximadamente el 80% de la industria vitivinícola en EE. UU., a menudo no pueden permitirse la inversión en equipos como tractores autónomos o brazos robóticos para la paletización, cuyo precio puede superar los 150.000 dólares. A esto se suma la falta de capacitación en el uso de estas tecnologías, lo que limita su adopción.
Además de los obstáculos económicos, existen barreras legales que complican la integración de la IA en la viticultura. En California, por ejemplo, la legislación exige que un operador humano esté presente en los tractores autónomos, lo que restringe su potencial para reducir costos y mejorar la eficiencia. En 2022, Monarch, fabricante de tractores autónomos, solicitó a las autoridades que permitieran la operación sin supervisión, pero la solicitud fue rechazada, debido a la falta de datos suficientes para garantizar la seguridad de estas máquinas.
En cuanto a la prevención de enfermedades y la predicción de cosechas, la IA también está demostrando su utilidad. Mason Earles, profesor en la Universidad de California Davis, subraya que las enfermedades en los viñedos pueden surgir de manera repentina y devastadora, y la detección temprana es crucial. Earles cofundó Scout, una plataforma basada en IA que procesa miles de imágenes para detectar problemas en las vides y estimar el rendimiento de la cosecha. "La IA ayuda a los viticultores a prever la cantidad de uvas que podrán cosechar, lo que facilita la planificación del trabajo y la producción", explica.
A pesar de los desafíos que aún persisten, la inteligencia artificial se está posicionando como una herramienta complementaria en lugar de una amenaza para los trabajadores de la viticultura. Según un experto citado por Associated Press, "no veo que nadie pierda su trabajo. Creo que las habilidades de un operador de tractor aumentarán, y tal vez supervisen una pequeña flota de estas máquinas". La automatización no está destinada a reemplazar a los seres humanos, sino a facilitar y mejorar su trabajo.
El futuro de la IA en la viticultura es prometedor, aunque todavía existen áreas que requieren perfeccionamiento, como la poda automatizada, que actualmente es demasiado lenta y necesita mejoras. Sin embargo, el potencial de la IA para transformar la producción de vino es claro: optimización de recursos, reducción de costos, sostenibilidad y mayor precisión en la predicción de rendimientos. A medida que la tecnología avance y los costos disminuyan, es probable que la inteligencia artificial se convierta en una herramienta esencial para los viticultores, que deberán encontrar el equilibrio entre tradición y tecnología para garantizar la calidad y sostenibilidad de la producción de vino en el futuro.
