Por Agroempresario.com
La volatilidad que atraviesa los mercados globales bajo la presidencia de Donald Trump ha dejado su huella también en el mercado de granos. A esta dinámica, se suma la designación de figuras clave en su gabinete, cuyas políticas podrían tener un impacto significativo en el futuro de los cultivos y productos agrícolas.
Uno de los términos que está ganando fuerza es VolTrumpility, que alude a la volatilidad que Trump está inyectando en las cotizaciones globales. En particular, el mercado de granos no ha quedado exento de esta influencia. La elección de Brooke Rollins como secretaria de Agricultura (USDA) y Lee Seldin como titular de la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) está generando inquietud debido a sus posiciones anteriores respecto al uso de biocombustibles, un tema que es fundamental para la producción agrícola de Estados Unidos.
En el caso de Seldin, su propuesta como congresista de Nueva York fue la reforma de los combustibles renovables, un proyecto de ley que buscaba eliminar el aumento en los cortes de combustibles fósiles con biocombustibles, lo que podría afectar la producción de etanol en el país. Por su parte, Rollins, que encabezaba una organización contraria a los biocombustibles y a ciertos subsidios agrícolas, también generó controversia por los vínculos de su familia con el negocio del petróleo en Texas. Aunque tanto Seldin como Rollins han intentado moderar sus posturas, su historial deja abierta la puerta a incertidumbres en las políticas hacia el sector agrícola.
A esta incertidumbre se le suma el discurso de Trump en su inauguración presidencial, cuando pronunció "drill, baby, drill", refiriéndose a la necesidad de aumentar la producción de petróleo en Estados Unidos para abaratar los costos y hacer más competitivas las industrias. Esta política, orientada a maximizar la producción de combustibles fósiles, puede tener consecuencias para los biocombustibles y la agricultura en general, añadiendo una capa de volatilidad al mercado.
El impacto de estas decisiones sobre los mercados agrícolas es claro: aumentan los riesgos. Si bien las decisiones tomadas por Trump podrían ser vistas como una apuesta a la competitividad, también incrementan la incertidumbre en un contexto global de tensiones comerciales. Además, el mercado de granos sigue su curso con tendencias que podrían cambiar hacia la campaña 2025/26.
Uno de los productos más afectados es el maíz, que, debido a sus precios relativamente altos, está ganando terreno en las siembras de Estados Unidos, donde se prevé un aumento del área sembrada en un 4%. En Sudamérica, las incógnitas persisten, aunque algunos productores ya están optando por sembrar más maíz debido a los márgenes más favorables en comparación con la soja o el trigo/soja. Brasil, como siempre, tendrá la última palabra en cuanto a las decisiones de siembra de granos.
Este es un año desafiante para el mercado de granos, pero no será el último. Las decisiones políticas, tanto a nivel nacional como global, seguirán influyendo en la volatilidad de los precios y en la manera en que los productores enfrentan los desafíos del mercado.