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Por Agroempresario.com
En una medida que promete generar impacto tanto en la economía regional como en el comercio de carne en el país, el Gobierno nacional resolvió levantar una restricción de 23 años que impedía el ingreso de carne vacuna con hueso a la Patagonia, libre de aftosa sin vacunación. Esta resolución, que también abre la puerta para el ingreso de material genético de animales, fue formalizada por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) mediante la resolución 180. La decisión busca aliviar la falta de oferta de carne en la región y reducir los precios de los cortes, que han experimentado aumentos desmesurados debido a la escasez de oferta.
Desde el rebrote de fiebre aftosa en 2001, Argentina implementó un sistema de regionalización para controlar el tránsito de animales y productos derivados de ellos, con el objetivo de erradicar la enfermedad. Esta medida estableció una clara diferenciación entre la Patagonia, libre de aftosa sin vacunación, y el resto del país, que a partir de ese momento adoptó la vacunación obligatoria para prevenir la propagación del virus. Sin embargo, esta división impuso restricciones a las transacciones comerciales de carne entre ambas regiones, generando un desajuste en el mercado interno.
La barrera, que no permitía el ingreso de carne con hueso desde las zonas libres de aftosa con vacunación, ahora ha sido modificada con una serie de requisitos que las carnes deberán cumplir para ingresar a la Patagonia. La medida también contempla la entrada de carne del exterior, siempre que se cumplan ciertos requisitos sanitarios que aseguren la calidad y la seguridad del producto. Según el Senasa, los estudios realizados en los últimos años evidencian que no existe circulación viral de la fiebre aftosa en el territorio argentino, lo que ha permitido revisar y flexibilizar la normativa sanitaria.
La medida llega en un momento en el que la Patagonia enfrenta precios desorbitados por la carne. Mientras en supermercados de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) el kilo de asado puede encontrarse por alrededor de $8200, en el Alto Valle de Río Negro, en la región patagónica, los precios de los mismos cortes superan los $20,000, más del doble que en otras zonas del país. Este desajuste en los precios, sumado a una oferta limitada, ha generado un fuerte impacto en el poder adquisitivo de los habitantes de la región.
El levantamiento de esta restricción busca equilibrar el mercado y mejorar el abastecimiento en la región. Al permitir la entrada de carne con hueso desde otras partes del país y del exterior, el gobierno espera no solo reducir los precios, sino también mejorar la disponibilidad de productos cárnicos en las góndolas patagónicas.
Según los funcionarios que impulsaron la medida, la apertura del comercio de carne y material genético hacia la Patagonia tiene como fin regularizar el mercado y beneficiar a los consumidores locales. Además, la flexibilización de las normas busca promover una mayor competitividad y eficiencia en la cadena de producción y distribución de carne, lo que podría contribuir a una caída generalizada de los precios.
La resolución 180 establece una serie de requisitos estrictos para garantizar que los productos que ingresen a la región sean de calidad y seguros para el consumo. Para la carne con hueso proveniente de zonas libres de aftosa con vacunación, se estipula que la carne debe proceder de animales que hayan sido sacrificados en establecimientos habilitados por el Senasa. Estos animales deben haber pasado una serie de controles veterinarios, tanto antes como después de su sacrificio.
Asimismo, los cortes deben ser enfriados o congelados, y se deben empacar adecuadamente en embalajes rotulados, con especificaciones sobre su origen y características. Además, se exige que se excluyan ciertos órganos de los animales, como la cabeza, la faringe, la lengua y los ganglios linfáticos asociados, que son considerados potenciales focos de propagación de la enfermedad.
La normativa también precisa que la carne debe haber sido sometida a un proceso de maduración a una temperatura superior a 2°C durante al menos 24 horas después del sacrificio, con un pH máximo de 5.9 medido en la mitad del músculo dorsal largo, previo al cuarteo y desposte. Estos requisitos son parte del protocolo sanitario que debe cumplirse para que la carne pueda ingresar a la región libre de aftosa sin vacunación.
Además de la carne, la resolución también regula el ingreso de material reproductivo, como embriones y semen de bovinos y bubalinos. Estos productos deberán cumplir con una serie de condiciones sanitarias específicas, como haber sido recolectados en zonas libres de aftosa con vacunación y bajo estrictos controles veterinarios. En el caso de los embriones, la fecundación debe haberse realizado con semen colectado según las recomendaciones de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA), y las hembras donantes deben haber estado libres de signos clínicos de fiebre aftosa.
El semen de rumiantes y cerdos domésticos también está sujeto a regulaciones estrictas. Los animales donantes deben haber permanecido en zonas libres de aftosa con vacunación durante al menos tres meses antes de la colecta del semen y deben haber pasado pruebas de detección de anticuerpos contra el virus de la fiebre aftosa.
El levantamiento de la restricción y la apertura del mercado de carne y material genético hacia la Patagonia generará un cambio significativo en el panorama económico de la región. A corto plazo, se espera una reducción de los precios de la carne debido al aumento de la oferta, lo que beneficiará tanto a los consumidores como a los comerciantes locales. Sin embargo, algunos sectores rurales ya han manifestado su preocupación por la medida, argumentando que podría afectar la competitividad de los productores locales y que podría haber riesgos sanitarios si no se cumplen estrictamente los requisitos establecidos.
A pesar de estas críticas, el Gobierno ha asegurado que la medida fue cuidadosamente estudiada y que no representa un riesgo para el estatus sanitario de la región. Según las autoridades del Senasa, los controles sanitarios y los muestreos realizados en los últimos años han demostrado que no hay circulación del virus en el país, lo que justifica la flexibilización de las restricciones.
La medida, además de ser un alivio para la economía patagónica, también marca un paso hacia la integración del mercado cárnico a nivel nacional. La apertura de la Patagonia a carne con hueso y material genético de otras regiones permitirá una mayor circulación de productos y recursos, lo que podría mejorar la eficiencia del sector agroindustrial y aumentar la competitividad en el mercado interno.
La flexibilización de las restricciones también refleja el compromiso del gobierno de mejorar la competitividad del sector y de reducir las distorsiones de precios entre las distintas regiones del país. A medida que la carne con hueso y el material genético puedan circular libremente, se espera que los productores locales puedan acceder a una mayor variedad de insumos y mercados, lo que podría impulsar la producción y reducir los costos de la cadena productiva.
