Por Agroempresario.com
Luego de un verano marcado por la sequía y el calor extremo, las recientes lluvias en la zona núcleo permitieron mejorar el estado de los cultivos de soja y proyectar una cosecha superior a la esperada. Según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), la producción crecería de 16,5 a 18,2 millones de toneladas (Mt), sumando 1,7 Mt en comparación con la estimación previa.
El principal factor detrás de esta mejora ha sido el aumento de las precipitaciones en febrero y marzo. En solo 12 días, el 60% de la región superó la media histórica mensual, con acumulados de hasta 181 mm en Bell Ville y 160 mm en General Pinto. Este aporte hídrico favoreció el llenado de granos en soja de primera y estabilizó la de segunda, que había sufrido el impacto de la sequía de enero.
El rendimiento promedio en la zona núcleo mejoró en 4 quintales por hectárea (qq/ha) respecto del mes pasado, alcanzando los 36 qq/ha. En el norte bonaerense, donde la soja de segunda se encontraba en estado crítico, la recuperación fue notoria: el 35% de los lotes que se daban por perdidos ya no aumentará la producción, pero el resto muestra mejores condiciones.
Sin embargo, la campaña enfrenta nuevas amenazas. El exceso de humedad puede afectar la calidad de la soja de primera, mientras que las heladas tempranas pondrían en riesgo a la de segunda, aún en desarrollo.
La cosecha de maíz temprano avanza con dificultades debido a la humedad del suelo. En el extremo sur de Santa Fe, donde apenas se recolectó el 3% del área, se requieren varios días de sol para continuar. En Marcos Juárez, Córdoba, los rindes alcanzan los 115 qq/ha, mientras que en Pergamino, Buenos Aires, oscilan entre 50 y 70 qq/ha.
El desafío ahora es gestionar los excesos hídricos y evitar que las lluvias retrasen la recolección. Con el riesgo de heladas en el horizonte, el desenlace de la campaña dependerá del clima en las próximas semanas.