Por Agroempresario.com
Juan Ángel de la Fuente, presidente de Okara y figura destacada del agro uruguayo, tiene una visión optimista sobre el futuro del sector agrícola. En su entrevista con Forbes Uruguay, de la Fuente abordó una variedad de temas, desde la incorporación de tecnología en la agricultura hasta los desafíos ambientales y productivos que enfrentan los productores uruguayos. Un punto clave de la charla fue la importancia de la tecnología, especialmente en el contexto de la agricultura de precisión, y cómo Uruguay ha logrado avances notables en los últimos años.
Aunque Juan Ángel de la Fuente es escribano de profesión y piloto de rally por afición, su pasión por la agricultura lo ha llevado a convertirse en uno de los líderes más destacados del sector agrícola en Uruguay. Vive cerca de Dolores, en el corazón de la región agrícola más productiva del país, y desde allí dirige Okara, una empresa que gestiona fondos de inversión públicos y privados en el sector agropecuario. De la Fuente también es director ejecutivo de ADP-Agronegocios del Plata, una de las grandes empresas agrícolas del país.
La historia de Okara comenzó a finales de 2011, cuando De la Fuente y su socio, Marcos Guigou, decidieron crear una empresa con cotización pública. "Queríamos tener una empresa con cotización pública. Lo habíamos intentado un par de oportunidades en otras compañías, pero por diferentes situaciones no se había dado", relata De la Fuente. Uruguay, un país fuertemente agropecuario, se encontraba en ese momento alejado de los mercados de valores, lo que representaba un desafío adicional. A pesar de esto, Okara empezó con proyectos privados y, más tarde, dio el salto a la Bolsa Electrónica de Valores de Montevideo (Bevsa) a través de un fideicomiso público, donde el principal inversor es República AFAP.
Okara comenzó con la compra y gestión de grandes extensiones de tierra, lo que permitió ofrecer un modelo profesional de manejo agrícola. De la Fuente destaca que la transparencia y la auditoría externa son fundamentales para el éxito de la empresa. "Lo bueno de estar en el mercado de valores es que estamos en una compañía muy transparente. Tenemos una calificadora de riesgo, auditorías externas, un comité de vigilancia", comenta. Actualmente, Okara gestiona unas 10 mil hectáreas, aunque en su momento la superficie fue mayor. La decisión de vender algunas de sus tierras se debió a una oportunidad de mercado que permitió obtener una ganancia alineada con las promesas hechas a los inversores.
La incorporación de la tecnología en la gestión agrícola ha sido clave para el éxito de Okara. En 2014, durante una gira por China, Guigou conoció a Nicolás Jodal, fundador de GeneXus, lo que llevó a la creación de un spin-off de Okara llamado Okaratech. Esta empresa se dedicaba a tomar fotos satelitales para el análisis del suelo, un avance significativo en la agricultura de precisión. Sin embargo, en 2019, Okara decidió vender Okaratech a una empresa estadounidense.
A pesar de esta venta, la tecnología sigue siendo un pilar central de Okara. De la Fuente subraya que la tecnología no solo mejora la producción, sino también la sostenibilidad ambiental. "El tema de la sustentabilidad es muy importante para nosotros como propietarios de tierra. Es esencial producir utilizando los máximos controles de cuidado del medio ambiente y del suelo", explica. Este enfoque se refleja en el nombre de su fideicomiso financiero, Campos Sustentables, que busca garantizar una producción agrícola responsable.
De la Fuente también se muestra optimista con respecto al futuro de la inteligencia artificial en la agricultura. "La inteligencia artificial va a revolucionar cualquier tipo de negocio en el agro. Todo lo que tenga que ver con análisis de datos, proyecciones y comportamientos del campo va a ser transformado por esta tecnología", señala. Sin embargo, el presidente de Okara destaca que, a pesar de los avances tecnológicos, el factor humano sigue siendo fundamental. "La parte tecnológica es muy importante, pero la parte humana y la confianza son las que realmente construyen la empresa", asegura.
Uno de los proyectos más destacados en los que De la Fuente ha estado involucrado es el trabajo de la Agropecuaria de Dolores en el encalado de suelos, un proceso que busca revertir la degradación de unas 300 mil hectáreas debido a un pH bajo que limita el crecimiento de las plantas. "Es una tecnología que ya existía, pero que se está aplicando de manera más intensiva en Uruguay", explica De la Fuente. El encalado de suelos no solo ayuda a recuperar la productividad de la tierra, sino que también genera efectos positivos en otros sectores, como el logístico y el de la minería, una industria poco fomentada en Uruguay.
Sin embargo, el encalado requiere una inversión significativa, que va desde los 450 hasta los 750 dólares por hectárea. Para que los agricultores se animen a realizar esta inversión, necesitan la seguridad de que podrán permanecer en la propiedad durante los próximos cuatro o cinco años, el tiempo necesario para amortizar la inversión.
Para De la Fuente, el mayor desafío de la agricultura uruguaya es el buen uso de la tecnología. "Y no me refiero solo a las maquinarias, sino a todo el conocimiento que hay en un grano de soja, que muchas veces tiene más tecnología que un teléfono o un reloj", comenta. Este enfoque en la tecnología ha permitido que Uruguay avance significativamente en áreas como el cultivo de soja, el trigo y otras oleaginosas, sectores que han experimentado un crecimiento sostenido en las últimas dos décadas.
De la Fuente también destaca la importancia de la colaboración entre los actores del sector. "La agricultura es un juego en equipo. El agricultor no puede jugar solo", afirma. Según él, una de las claves del éxito de la agricultura uruguaya ha sido la capacidad de trabajar en conjunto, a pesar de las diferencias que puedan surgir. Este enfoque cooperativo ha permitido que el país logre avances significativos, como el crecimiento del complejo oleaginoso y la mejora de los rendimientos de cultivos como el trigo, que pasó de 1.200 kg por hectárea a un récord de 5.000 kg por hectárea en los últimos años.
A pesar de los desafíos, De la Fuente se muestra optimista con respecto al futuro de la agricultura en Uruguay. Destaca que el país cuenta con un entorno seguro para la inversión, con reglas claras y transparencia, lo que genera confianza tanto a los inversores como a los productores. "En el agro uruguayo, somos proclives a hablar de las cosas malas, pero yo prefiero resaltar lo bueno", concluye De la Fuente.
En resumen, el sector agropecuario uruguayo, con su enfoque en la innovación tecnológica y la sostenibilidad, tiene un futuro prometedor. A medida que la tecnología continúa transformando la agricultura, Uruguay se posiciona como un líder en la adopción de nuevas prácticas agrícolas, lo que le permitirá seguir creciendo y enfrentando los desafíos del siglo XXI.