Por Agroempresario.com
En la vasta extensión de la Patagonia argentina, en el Valle Azul, provincia de Río Negro, un oasis productivo se erige como prueba de lo que la combinación de esfuerzo, visión y tecnología pueden lograr en una región marcada por su clima árido y suelo desafiante. La historia de Agropecuaria Don Manuel, de la familia García Parra, es una de esas historias que, al ser contadas, despiertan admiración y asombro, no solo por el nivel de innovación, sino también por la transformación de una tierra que, en un principio, parecía poco apta para la ganadería.
Desde el momento en que la familia compró 20.000 hectáreas de tierras vírgenes en el Valle Azul, con la firme convicción de convertir ese desierto en un verdadero oasis, el proceso ha sido todo un desafío. Hoy, gracias al riego y la tecnología, esa historia de esfuerzo, trabajo y visión ha dado frutos: 3.000 novillos terminados por año, 1.200 madres criando terneros, y una superficie de 700 hectáreas regadas que han cambiado la ecuación productiva.
La historia de la familia García Parra comenzó hace varias décadas, con el negocio de transporte. En los años 60, Manuel García y Dolores Parra fundaron la empresa de transporte “Transporte Dolores Parra” en la cuenca petrolera de Neuquén. Durante años, se encargaron del transporte de mercancías entre Mendoza y Neuquén, además de prestar servicios logísticos para las empresas petroleras que operaban en la zona de Vaca Muerta. Sin embargo, en 2001, un cambio radical se gestó cuando decidieron diversificar su actividad hacia la agropecuaria.
Nicolás García, quien en ese entonces se encontraba comenzando su carrera como ingeniero agrónomo, tomó la decisión junto con su familia de adquirir tierras en el sur de Río Negro para incursionar en la ganadería. Desde el principio, el desafío fue evidente: las tierras adquiridas no solo estaban casi desérticas, sino que su estado era desolador, con un alambrado perimetral y un molino que no funcionaba.
“Lo que más nos seducía era ganarle tierras al desierto, convertir ese suelo virgen, con muy baja materia orgánica, en productivo. Había un potencial enorme en la zona”, explica Nicolás García, quien lidera el emprendimiento agropecuario junto a su padre Daniel, y sus tres hermanos, Nancy, Andrés y Manuel.
El gran desafío al que se enfrentaron los García Parra era convertir esas 20.000 hectáreas, de las cuales solo 3.000 tenían acceso al río, en tierras productivas. El cambio radical en el uso de la tierra comenzó con la implementación de un sistema de riego gravitacional en 2009. Desde ese momento, el panorama comenzó a transformarse y las primeras hectáreas comenzaron a producir forraje, permitiendo a la familia aumentar el rendimiento de su ganado.
La apuesta al riego fue clave, y con la incorporación de pivotes centrales y la utilización de tecnología avanzada, como el sistema GPS RTK para la sistematización de los suelos y la distribución precisa del agua, la producción de forraje se incrementó significativamente. Hoy, las 700 hectáreas regadas son el núcleo de la producción de pasturas de alfalfa, festuca y maíz, mientras que el resto de las tierras, que no reciben más de 100 milímetros de agua anuales, se destinan a la cría de ganado en secano.
“Con el riego logramos una gran diferencia de productividad. En el secano, necesitamos 18 hectáreas por vaca, pero en las hectáreas regadas logramos 10 animales por hectárea, lo que nos permite obtener una carga global mucho mayor”, detalla García.
Una de las claves del éxito de Agropecuaria Don Manuel ha sido la constante búsqueda de innovación. La familia no solo se ha enfocado en la ganadería tradicional, sino que ha introducido nuevas tecnologías y prácticas que permiten optimizar el uso de los recursos y maximizar la productividad. Un ejemplo de ello es el uso de la remolacha forrajera como parte de su estrategia de alimentación. Esta planta, que se utiliza para pastoreo directo en los períodos de bache forrajero, les permite alimentar a sus animales de manera eficiente, obteniendo rendimientos de hasta 30 toneladas de materia seca por hectárea.
“Estamos siempre buscando nuevas alternativas para mejorar la productividad, pero también para cuidar el medio ambiente. La ganadería regenerativa, el mejoramiento de los pastizales naturales y la optimización de la biodiversidad del suelo son pilares fundamentales de nuestro proyecto”, afirma García.
En su afán por generar un modelo más sustentable, la familia también ha invertido en la mejora de la infraestructura hídrica, instalando aguadas para que las vacas no tengan que caminar grandes distancias para acceder al agua. Esto ha permitido reducir la carga de las tierras y aumentar la capacidad de carga de las hectáreas.
Pese a los avances logrados, los desafíos continúan para García Parra. Uno de los mayores obstáculos que enfrentan los productores ganaderos en la Patagonia es el costo adicional que genera la barrera sanitaria. La decisión del Gobierno de levantar las restricciones para el ingreso de carne con hueso y material genético a la región generó gran expectativa, pero la marcha atrás en la medida produjo un gran malestar entre los productores locales.
“Si no existe ese 20% más, es inviable la ganadería en la Patagonia y desaparecerían muchos productores”, expresa García con impotencia, haciendo referencia a los costos adicionales de la carne en la región debido a la barrera sanitaria. Sin embargo, pese a este inconveniente, la familia continúa apostando al negocio ganadero, siempre con la mirada puesta en la innovación y la sostenibilidad.
El futuro de Agropecuaria Don Manuel se presenta con grandes desafíos, pero también con amplias perspectivas de crecimiento. Con 26 personas trabajando en la empresa, la familia García Parra tiene como objetivo expandir aún más el sistema de riego y continuar mejorando la productividad de sus tierras. La meta es llegar a 1.500 madres y aumentar la producción de carne para abastecer mercados más exigentes.
“Queremos consolidar un modelo sustentable que no solo sea rentable, sino también responsable con el medio ambiente”, concluye García, con la convicción de que la agroindustria del futuro debe estar basada en la innovación, el uso eficiente de los recursos y un compromiso real con la sostenibilidad.
En un contexto global donde la agricultura y la ganadería enfrentan desafíos como el cambio climático y la escasez de recursos naturales, el ejemplo de Agropecuaria Don Manuel es un modelo a seguir. Desde el desierto de Río Negro, la familia García Parra demuestra que, con esfuerzo, visión y tecnología, es posible transformar la adversidad en oportunidad.