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Por Agroempresario.com
La historia de Gustavo Velazco es un ejemplo de resiliencia y determinación. Diseñador de alta moda oriundo de Caracas, Venezuela, emigró a Buenos Aires en 2017 con poco más que una máquina de coser, un edredón hecho por su madre y un sueño: relanzar el negocio que había dejado atrás.
Desde joven, Velazco había dedicado su vida a la moda. En su país natal, su taller contaba con empleados y una distribución nacional consolidada, pero la crisis económica y la inflación insostenible lo empujaron a buscar nuevas oportunidades. Su destino inicial era Uruguay, pero una visita a amigos en Buenos Aires le cambió la vida: "Fue un accidente muy lindo", comenta sobre su llegada a la ciudad.
Con recursos limitados, Gustavo comenzó confeccionando prendas en el barrio de Once. Más tarde, consiguió empleo en un taller en Villa Urquiza, donde ahorró durante meses para comprar una máquina de coser profesional. Sin embargo, la independencia no fue sencilla. Instalado en una pequeña residencia en Colegiales, realizaba arreglos de ropa en un cuarto diminuto. Cada centímetro del espacio era aprovechado para avanzar en su sueño.
La inflación argentina también presentó desafíos, obligándolo a trabajar como repartidor para complementar ingresos mientras diseñaba. Pero su perseverancia rindió frutos: promocionó su talento con folletos y redes sociales, y poco a poco empezó a ganar reconocimiento. Vestir a una actriz para los premios ACE marcó un antes y un después, atrayendo nuevas oportunidades.
Con ayuda de un amigo que le prestó $47.000, Gustavo lanzó su primera colección. Diseñó vestidos estampados con patrones únicos en plena pandemia, demostrando su capacidad para adaptarse y superar adversidades. Hoy, a sus 34 años, dirige su atelier y showroom en Villa Devoto, donde su marca lleva su nombre, como en sus días en Caracas.
La experiencia de Gustavo en Argentina le brindó la posibilidad de crecer. "Aquí hay más acceso a ilustradores y proveedores para imprimir telas", explica. A pesar de los retos, encontró en la moda local una oportunidad para innovar. "Tuve que aprender a diseñar para las estaciones, algo inexistente en Venezuela, y explorar la sastrería, un universo artesanal fascinante."
Entre sus piezas más populares destaca el vestido Dorys, un tributo a su madre, costurera y fuente de inspiración. Con un estilo que combina elegancia y ajuste al cuerpo, se diferencia del predominante oversize industrial. Así, Velazco ha logrado establecerse como un referente de diseño original en un nuevo país.
La historia de Gustavo es testimonio de cómo la pasión y el esfuerzo pueden transformar las adversidades en éxitos. Desde un cuarto diminuto en Colegiales hasta su reconocido showroom, este diseñador venezolano demuestra que los sueños, con trabajo y dedicación, pueden ser alcanzados.
