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Por Agroempresario.com
Los productores de whisky escocés han manifestado su preocupación ante la decisión del gobierno de Estados Unidos de imponer aranceles adicionales a las importaciones provenientes del Reino Unido. Aunque el país británico recibió una tasa menor que la de la Unión Europea, los empresarios del sector consideran que la medida podría afectar gravemente su competitividad y las exportaciones.
El primer ministro británico, Keir Starmer, aseguró que el Reino Unido está "preparado" para afrontar el impacto de los aranceles mientras continúa negociando un acuerdo comercial con Washington. "Nadie gana en una guerra comercial", señaló Starmer, dejando en claro que su gobierno luchará por proteger los intereses nacionales.
La Asociación del Whisky Escocés expresó su preocupación por la imposición de aranceles del 10%, ya que Estados Unidos es su mayor mercado de exportación. "Nos preocupa que esta medida ponga en riesgo las ventas y reduzca nuestra competitividad", afirmó un portavoz de la entidad.
Rain Newton-Smith, directora ejecutiva de la Confederación de la Industria Británica, calificó la decisión de Trump como "profundamente preocupante" para las empresas británicas. Mientras tanto, Stephen Phipson, CEO del grupo manufacturero Make UK, advirtió que estos aranceles podrían perjudicar el comercio bilateral.
"En lugar de avanzar hacia un mayor libre comercio, estamos viendo una medida que perjudicará tanto a los productores británicos como a los consumidores estadounidenses", señaló Phipson. La industria del whisky teme que la caída en las exportaciones provoque despidos y afecte la economía de Escocia, donde la producción de esta bebida es una de las principales fuentes de empleo y divisas.
Más allá del whisky, otro de los sectores afectados por los nuevos aranceles es el automotriz. Los vehículos británicos serán gravados con un 25% de aranceles, lo que podría provocar un fuerte descenso en las exportaciones.
Mike Hawes, CEO de la Sociedad de Fabricantes y Comerciantes de Motores, advirtió que los fabricantes no podrán absorber estos costos, lo que derivará en un aumento de precios para los consumidores estadounidenses y en una reducción de la demanda de autos británicos.
Por su parte, la Federación de Pequeñas Empresas (FSB) alertó que los pequeños exportadores también sufrirán las consecuencias de esta guerra comercial. "El 59% de nuestras pequeñas empresas comercia con Estados Unidos, y estos aranceles podrían causar daños irreparables", explicó Tina McKenzie, presidenta de política de la FSB.
A pesar del malestar empresarial, el gobierno británico ha asegurado que continuará las conversaciones con Washington en busca de una solución. Jonathan Reynolds, secretario de Negocios y Comercio del Reino Unido, indicó que "siempre actuaremos en el mejor interés de las empresas y consumidores británicos" y afirmó que su país no descarta ninguna opción para minimizar el impacto de las tarifas.
Mientras tanto, los productores de whisky escocés y los fabricantes de automóviles continúan evaluando estrategias para mitigar los efectos de esta nueva barrera comercial que amenaza su rentabilidad y estabilidad.
