Por Agroempresario.com
Mendoza se incorpora de lleno a la revolución energética de Vaca Muerta con una inversión potencial de u$s1.350 millones, marcando un hito para el desarrollo hidrocarburífero de la provincia y posicionándola como un nuevo actor clave en el mapa de los recursos no convencionales de Argentina. Esta iniciativa está encabezada por la unión transitoria de empresas (UTE) conformada por Quintana Energy y la empresa de servicios TSB, quienes tomaron posesión de áreas antes operadas por YPF dentro del Plan Andes.
El acuerdo, aprobado por el gobierno provincial, otorga una prórroga de 10 años a las concesiones de explotación en las áreas Altiplanicie del Payún, Cañadón Amarillo y El Portón. Esta extensión no solo garantiza la continuidad operativa, sino que incluye compromisos concretos de inversión, entre ellos un plan piloto de exploración no convencional en la formación Vaca Muerta y un proyecto innovador de almacenamiento de gas.
La formación Vaca Muerta es reconocida como una de las mayores reservas de shale oil y shale gas del mundo. Hasta ahora, su desarrollo se había concentrado mayormente en la provincia de Neuquén, pero el interés por extender sus fronteras geológicas está despertando nuevas oportunidades en provincias vecinas como Mendoza.
En este marco, Quintana Energy liderará un plan piloto en el bloque Cañadón Amarillo, que demandará inicialmente una inversión de u$s44 millones. El programa contempla la adquisición de sísmica 3D, la perforación de un pozo vertical y dos pozos horizontales de 1.500 metros de longitud, en busca de validar técnica y económicamente el potencial del shale mendocino.
De comprobarse su viabilidad, se habilitaría un ambicioso desarrollo completo del bloque —full field development— con una inversión escalonada que podría alcanzar los u$s1.350 millones. Esta cifra representa una de las mayores apuestas privadas para el sector energético de Mendoza en los últimos años.
El acuerdo se da en el contexto de una estrategia de desinversión por parte de YPF, que busca reconfigurar su portafolio de activos para enfocarse en zonas de mayor productividad. En consecuencia, cedió a la UTE Quintana-TSB varias áreas convencionales, entre ellas Chihuido de la Salina, Chihuido de la Salina Sur, además de las ya mencionadas.
El Ministerio de Energía y Ambiente de Mendoza avaló esta cesión, que se suma a otras autorizaciones similares, como la otorgada recientemente a Aconcagua Energía, otra operadora privada que busca aprovechar los activos maduros del sur provincial.
El Clúster Sur del Plan Andes se transforma así en un polo estratégico de reconversión energética, donde se combinan la reactivación de campos convencionales con el impulso a proyectos no convencionales, posicionando a Mendoza dentro de la agenda energética nacional.
Además del desarrollo en shale, la propuesta de la UTE contempla una iniciativa pionera en la gestión del gas natural: un sistema de almacenamiento subterráneo en reservorios agotados del área El Portón. El proyecto busca inyectar gas en verano, cuando la demanda es baja, y extraerlo en invierno, cuando el consumo crece. Esta estrategia garantizaría seguridad de abastecimiento, operatividad anual y eficiencia energética.
La reconversión de yacimientos maduros en infraestructura de almacenamiento es una tendencia global que encuentra en Mendoza un terreno fértil para su aplicación. Esta acción puede servir como modelo replicable para otras cuencas productoras del país.
La llegada de Quintana Energy a Mendoza se suma a una serie de movimientos estratégicos que la empresa viene desplegando. En agosto de 2024, la firma firmó un acuerdo con YPF por el traspaso de la Estación Fernández Oro (EFO) en Río Negro, un campo especializado en tight gas que produce 900.000 metros cúbicos diarios de gas y 230 m³ de petróleo.
También opera desde hace más de 30 años en Santa Cruz, donde se encuentra a cargo del campo Anticlinal Aguada Bandera (AAB), que actualmente produce a través de 13 pozos y tiene proyectado perforar más de 100 nuevos pozos en la próxima década.
En el plano internacional, desde mayo de 2024, la compañía comenzó su actividad en Chile, en el bloque San Sebastián, adquirido a YPF, donde firmó un contrato de offtake con ENAP. Su producción en ese país asciende a 350 barriles diarios, con reservas certificadas 1P de 2,3 millones de barriles equivalentes.
Con estos antecedentes, Quintana prevé alcanzar en 2026 una producción de 3.500 bpd, mediante la perforación de pozos en Carpintero y Gaviota Sur, consolidando su perfil como un jugador regional en el sector de los hidrocarburos.
Las inversiones que se avecinan no sólo buscan impulsar la productividad, sino también generar empleo calificado, reactivar economías regionales y reconvertir áreas maduras en activos rentables mediante tecnologías de última generación. En paralelo, se prevén tareas de saneamiento ambiental, mejoras en la infraestructura existente y exploración convencional.
La estrategia provincial busca articular esfuerzos públicos y privados, combinando incentivos fiscales, seguridad jurídica y una visión de desarrollo sostenible a largo plazo. Mendoza, tradicionalmente asociada a la vitivinicultura, se proyecta así como un nuevo hub energético del oeste argentino.
La formación Vaca Muerta sigue siendo un imán para inversiones energéticas, pero su potencial excede los límites de Neuquén. Mendoza entra en escena con decisión, sumando sus recursos y capacidades a una revolución energética que promete transformar la matriz productiva del país.