Por Agroempresario.com
La reciente imposición de un arancel general del 10% por parte de Estados Unidos amenaza con impactar de lleno en el comercio exterior argentino. Según estimaciones de Maximiliano Moreno, director de la Fundación INAI, casi el 40% de las exportaciones agroindustriales nacionales con destino a ese país podrían verse directamente afectadas por la medida, que iguala las condiciones de ingreso para la mayoría de los países proveedores, eliminando beneficios que hasta ahora favorecen a la Argentina.
Moreno expuso esta preocupación durante la presentación de la campaña final 2025/26 organizada por la Bolsa de Cereales de Buenos Aires. “El 38% de las exportaciones agroindustriales argentinas hacia EE.UU. estarán alcanzadas por este nuevo tributo. Es un golpe directo a la competitividad externa del país”, explicó. Hasta ahora, los productos nacionales ingresaban con menores aranceles que sus pares provenientes de la Unión Europea o Sudáfrica. Ese diferencial favorable, sin embargo, quedó anulado tras la reciente decisión de la administración Biden, en línea con políticas de corte proteccionista similares a las implementadas por Donald Trump.
El escenario se torna aún más complejo si se considera que socios clave de Estados Unidos como México y Canadá continúan exportando sin aranceles, gracias a su participación en el tratado comercial T-MEC. “Seguimos en desventaja frente a esos países, que son grandes proveedores agroindustriales del mercado norteamericano”, subrayó Moreno. A ello se suma una nueva dificultad: la competencia interna. Los productores estadounidenses ahora se ven aún más protegidos, no solo por el arancel, sino también por una estructura de subsidios que mejora su posición frente a las importaciones.
Frente a este contexto, una posible salida para la Argentina es avanzar en un acuerdo bilateral con Estados Unidos. El propio presidente Javier Milei manifestó que ya se iniciaron gestiones diplomáticas para encarar esa negociación. Según Moreno, si se lograra un entendimiento enfocado en las 50 posiciones arancelarias más exportadas por la Argentina, se cubriría el 91% de las ventas actuales al mercado estadounidense. “De esos 50 productos, 26 son agroindustriales, que representan el 83% de nuestras exportaciones del sector. Es un paquete clave”, señaló.
Entre los productos con mayor potencial figuran carnes, frutas, aceites, preparados alimenticios y bebidas, muchos de ellos originados en economías regionales. “El mercado estadounidense es altamente atractivo por su elevado valor por tonelada. Es un destino que deberíamos estar aprovechando mucho más”, sostuvo el especialista.
Sin embargo, avanzar en un acuerdo de este tipo no está exento de obstáculos. La normativa vigente del Mercosur impide actualmente que los países miembros firmen acuerdos comerciales bilaterales por fuera del bloque. Moreno explicó que esta situación está empezando a cambiar: “Argentina se alineó con Uruguay en la idea de modernizar el Mercosur, permitiendo que cada país pueda negociar de forma independiente”.
En esa línea, destacó una modificación reciente en el bloque regional: se amplió el estado de excepción que permite exceptuar productos del arancel externo común, pasando de 100 a 150 posiciones arancelarias. “Justo se está hablando de que un posible acuerdo con Estados Unidos abarcaría unas 50 posiciones. Esto abre una oportunidad concreta para avanzar”, remarcó.
Moreno también advirtió sobre los límites de una eventual negociación multilateral. “Si se pacta algo entre el Mercosur y Estados Unidos, y hay que repartir 50 productos entre cuatro países, nos quedarían apenas 12 posiciones a cada uno. Eso no es real acceso al mercado. Un acuerdo bilateral permitiría priorizar lo que realmente nos conviene”, aseguró.
Finalmente, el director de la Fundación INAI puso el foco en los desafíos internos. “Competimos desde atrás no solo por cuestiones arancelarias. También hay que trabajar sobre el costo argentino, la logística, la presión fiscal y la burocracia. Sin resolver esos temas, cualquier apertura externa será insuficiente”, concluyó.
La nueva política comercial estadounidense obliga a la Argentina a redefinir su estrategia de inserción internacional. En un escenario global cada vez más competitivo, la búsqueda de acuerdos inteligentes y el fortalecimiento de la competitividad interna serán claves para no perder terreno en uno de los mercados más importantes del mundo.