Por Agroempresario.com
En una región tan vulnerable como estratégica, productores y técnicos redoblan esfuerzos para enfrentar una problemática cada vez más recurrente: los incendios rurales. En las Sierras Chicas de Córdoba, la articulación entre el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) y la Asociación Rural Sierras Chicas (ARSCH) se consolida como un ejemplo concreto de gestión territorial, prevención ambiental y trabajo conjunto entre lo público y lo privado.
Con el foco puesto en la conservación de ecosistemas serranos y en la gestión del fuego, ambas instituciones renovaron recientemente su compromiso de cooperación técnica, con una hoja de ruta que contempla nuevas acciones y una mirada integral sobre el manejo ambiental. Juan Cruz Molina, director del Centro Regional Córdoba del INTA, destacó el valor de esta alianza: “Desde una perspectiva sistémica, abordamos cómo los incendios afectan tanto a los sistemas de producción como a los recursos naturales. Esta articulación territorial es clave para anticiparse a los riesgos”.
Por su parte, Carlos Cárcano, presidente de la ARSCH, subrayó el aporte técnico del organismo nacional: “El INTA nos permite pensar mejor las acciones, preservar el monte nativo y generar proyectos con impacto real. Es una relación que se fortaleció año tras año y que nos permite crecer como organización”.
La ARSCH agrupa a 35 productores que administran cerca de 50.000 hectáreas en un área donde confluyen múltiples desafíos: un entorno natural de alta biodiversidad, una acumulación significativa de material vegetal combustible, clima seco y la cercanía con zonas urbanas. A eso se suma la relevancia hídrica de las sierras, ya que allí nacen cinco cuencas que abastecen de agua a gran parte del este y oeste provincial.
La colaboración entre el INTA y la ARSCH se gestó tras los incendios de 2020, cuando el fuego arrasó más de 300.000 hectáreas en Córdoba. Aquella catástrofe motivó a un grupo de vecinos a organizarse, lo que dio origen a un primer vínculo con la Agencia de Extensión Rural del INTA en Cruz del Eje. Con el tiempo, la articulación se robusteció y derivó en un convenio formal de asistencia técnica firmado en 2023.
Desde entonces, el trabajo se amplió con la participación de profesionales de otras agencias del INTA, como Deán Funes, Jesús María, Villa Dolores y la Estación Experimental de Manfredi. Esta red interdisciplinaria logró impulsar un proyecto emergente con foco en la prevención y mitigación del fuego, que integró a la Secretaría de Ambiente y al Ministerio de Bioagroindustria de la provincia.
La iniciativa cuenta hoy con el respaldo de organismos como Defensa Civil, los cuerpos de bomberos voluntarios, el ETAC y varios municipios. Además, recibe financiamiento del Ministerio de Bioagroindustria a través del Consorcio de Gestión Integrada de Cuenca Hídrica Jesús María – Río Pinto.
“El equipo del INTA tiene una gran capacidad técnica. Contamos con referentes como Nicolás Mari y Diego Pons, que no solo trabajan en Córdoba sino que también colaboran en otras regiones del país. En este caso, el INTA actúa como brazo tecnológico para enfrentar una problemática compleja que requiere respuestas concretas y articuladas”, señaló Molina.
Durante una reunión celebrada el 11 de febrero en el INTA Centro Regional Córdoba, se definieron los principales ejes del trabajo conjunto para este año. Entre ellos, se destacan la elaboración de microplanes de gestión adaptados a cada zona, la consolidación de nodos comunitarios de coordinación temprana, la creación de líneas cortafuego, la mejora de la infraestructura rural y la disponibilidad de agua en altura.
También se prevé la elaboración de un manual técnico con información clave para la toma de decisiones, así como capacitaciones comunitarias y una plataforma integrada de datos climáticos y cartográficos que permitirá optimizar la planificación preventiva.
Un punto sensible dentro del plan es el manejo integral de especies exóticas invasoras, que no solo afectan la productividad de los campos, sino que además incrementan el riesgo de incendios. “Es muy importante que abordemos este proyecto con la celeridad que merece”, remarcó Molina, quien además enfatizó la necesidad de fortalecer herramientas que aumenten la resiliencia del territorio.
La alianza entre el INTA y la ARSCH se perfila como un modelo de gobernanza ambiental participativa, que combina el conocimiento técnico del sistema científico con el compromiso activo del sector productivo. “Esta es una relación positiva donde ambas partes progresan. El trabajo conjunto nos permite responder con mayor solidez ante situaciones de riesgo”, indicó Cárcano.
Desde el INTA, también se valoró la demanda generada desde el sector privado, que fue recibida y potenciada por el sistema estatal. “Lo que se construyó junto a la ARSCH genera bienes públicos que benefician a toda la región serrana, no solo a quienes integran la asociación”, concluyó Molina.
Este enfoque multisectorial también se apoya en esquemas de financiamiento compartido, que incluyen aportes privados y gestiones ante organismos provinciales y nacionales. Según Molina, el objetivo es claro: anticiparse al fuego. “Lo que podamos hacer para prevenir será siempre más efectivo y menos costoso que intervenir en la emergencia o restaurar lo dañado. Córdoba está dando un ejemplo que puede ser inspiración para otras provincias”.