Por Agroempresario.com
El mercado de las bebidas funcionales está atravesando una transformación profunda, y pocos casos lo ejemplifican tan bien como el de Poppi. Esta marca de gaseosas prebióticas, que apenas unos años atrás vendía botellas artesanales en ferias locales, fue adquirida por PepsiCo por la suma de US$ 1.950 millones. El anuncio confirma que las gaseosas “saludables” dejaron de ser una moda pasajera y llegaron para instalarse con fuerza en las góndolas, en las redes sociales y, ahora también, en los portafolios de las grandes multinacionales.
Poppi representa mucho más que una fórmula novedosa. Con estética retro, sabores clásicos y una estrategia de marketing pensada para captar la atención de las nuevas generaciones, la marca logró construir una comunidad y un estilo de vida alrededor de su producto. Hoy es la gaseosa saludable número uno en Amazon, está presente en más de 120 cadenas minoristas de Estados Unidos y alcanzó ingresos superiores a los US$ 100 millones. Todo esto en menos de una década.
El nacimiento de Poppi se remonta a una búsqueda personal. Allison Ellsworth, cofundadora junto a su esposo Stephen, comenzó a experimentar con vinagre de manzana, jugo de frutas naturales y agua con gas como una forma de mejorar su salud intestinal. La combinación, enriquecida con prebióticos, se convirtió en una bebida refrescante y con beneficios funcionales. El primer nombre fue “Mother Beverage”, pero tras presentarse en el programa Shark Tank en 2018, donde consiguieron inversión y visibilidad, renombraron la marca como Poppi. Fue entonces cuando comenzó el verdadero salto.
A diferencia de otras propuestas del mercado de bebidas saludables, Poppi apostó por mantener el sabor y la textura de una gaseosa tradicional. Entre sus variedades se encuentran opciones como cherry cola, root beer, cream soda y naranja, todas con bajo contenido de azúcar y sin edulcorantes artificiales. Esta combinación entre lo nostálgico y lo saludable resultó clave para ganar terreno en una industria acostumbrada a competir por el sabor más intenso o la imagen más refrescante.
Pero el verdadero diferencial de Poppi no está solo en su fórmula, sino en la manera en que se relaciona con sus consumidores. A través de campañas publicitarias en redes sociales, colaboraciones con influencers y celebridades, merchandising de edición limitada y eventos exclusivos, la marca se posicionó como parte de un estilo de vida. En palabras de Ellsworth: “Poppi es más que una gaseosa, es una comunidad. Queremos devolverle a la gente la alegría de tomar una soda sin culpa”.
Esta estrategia no solo les valió un lugar privilegiado en los supermercados, sino también una visibilidad inusitada para una marca emergente. En el Super Bowl de 2024, Poppi fue la única gaseosa “alternativa” en emitir un comercial. Titulado “The Future of Soda”, el spot fue el más visto del evento, con un alcance de más de 29 millones de hogares. La campaña capitalizó a la perfección el mensaje central: las gaseosas pueden ser parte de un estilo de vida saludable, sin perder el sabor ni la diversión.
En este contexto, la compra por parte de PepsiCo representa un movimiento estratégico que confirma hacia dónde va la industria. “Estamos transformando nuestro portafolio para ofrecer opciones más positivas a nuestros consumidores”, declaró Ramon Laguarta, CEO de PepsiCo. Y agregó: “Poppi es un gran complemento para nuestra visión de futuro. Más que nunca, la gente busca productos prácticos, sabrosos y alineados con su bienestar”.
La operación también se inscribe dentro de una ola de inversiones millonarias en el segmento de bebidas funcionales. Hace pocas semanas, Coca-Cola presentó su propia marca competidora, Simply Pop, y Olipop —otro actor fuerte del rubro— cerró una ronda de inversión que la valuó en casi US$ 2.000 millones. Según proyecciones de mercado, el sector de bebidas funcionales movió US$ 134.000 millones en 2024 y podría llegar a US$ 231.000 millones para 2033.
Este crecimiento tiene raíces profundas en los cambios de hábitos de consumo. Las nuevas generaciones están cada vez más interesadas en opciones naturales, con bajo contenido calórico, menos azúcar y beneficios tangibles para la salud. Aunque las marcas tradicionales siguen dominando el mercado, deben adaptarse a esta nueva demanda o corren el riesgo de perder terreno.
Poppi entendió antes que nadie que el consumidor del futuro —ese que ya está en redes sociales, elige con conciencia y exige transparencia— no se conforma con productos genéricos. Busca experiencias, mensajes claros y propuestas coherentes con su estilo de vida. Por eso la marca no se limitó a vender bebidas, sino que construyó un universo propio: sus latas, su imagen y su tono de comunicación reflejan una identidad bien definida.
A nivel comercial, Poppi logró combinar lo mejor de dos mundos: distribución masiva y posicionamiento de nicho. Está presente en cadenas como Whole Foods, Target, 7-Eleven, Costco, Publix y Amazon, pero sigue funcionando con una lógica de marca emergente. Organiza fiestas en la playa, ferias, locales pop-up y campañas con estética futurista para reforzar su impronta joven y disruptiva.
Otro aspecto que llama la atención es la forma en que logró atraer tanto a los centennials como a los consumidores históricos de gaseosa. No se dirige solo a un público “saludable” o a quienes ya están en el mundo del bienestar. La fórmula de Poppi apunta a una amplia gama de consumidores, desde quienes buscan opciones más sanas hasta quienes simplemente quieren tomar algo rico sin sentir culpa.
Este fenómeno pone sobre la mesa una pregunta clave: ¿pueden las grandes marcas replicar este tipo de impacto cultural? Aunque Coca-Cola y Pepsi han lanzado líneas “más saludables”, todavía les cuesta crear el tipo de vínculo emocional que logran marcas como Poppi. Esa cercanía, esa autenticidad, suele estar reservada a fundadores independientes, con libertad creativa y una historia personal que contar.
En ese sentido, el recorrido de Poppi puede inspirar a otros emprendedores que buscan irrumpir en categorías dominadas por gigantes. Comenzar desde abajo, con una visión clara y una propuesta diferencial, sigue siendo una ventaja competitiva. Las grandes empresas, mientras tanto, eligen cada vez más integrar esas propuestas a su estructura a través de compras y asociaciones estratégicas.
El futuro de la industria de bebidas, entonces, parece cada vez más ligado a la salud, la funcionalidad y la autenticidad. Marcas como Poppi marcan el rumbo y obligan a todos los actores del sector a repensar sus fórmulas, su imagen y su vínculo con el consumidor.
En definitiva, Poppi no solo reinventó la gaseosa, sino que demostró que la próxima generación de bebidas no se define solo por sus ingredientes, sino por la comunidad, el estilo de vida y el mensaje que transmite. Una burbuja saludable que crece y promete no explotar.