Por Agroempresario.com
Mientras los titanes de la movilidad eléctrica retroceden y reformulan sus estrategias, una empresa casi desconocida, pero respaldada por uno de los hombres más poderosos del mundo, parece estar gestando una verdadera revolución. Se trata de Slate Auto, una automotriz con sede en Michigan que, bajo un perfil ultrabajo, diseña una camioneta eléctrica de bajo costo pensada para el gran público. Y detrás del proyecto, moviendo los hilos con su característico sigilo, aparece Jeff Bezos.
La compañía nació en 2022, dentro de Re:Build Manufacturing, una incubadora industrial que también cuenta con el apoyo del fundador de Amazon. Pese al hermetismo que rodea sus operaciones, en el último año han comenzado a emerger señales claras de que Slate Auto no es una startup más en el universo eléctrico. Según documentos oficiales, la empresa busca producir una camioneta biplaza 100% eléctrica por un precio estimado de US$25.000, una cifra que la ubicaría muy por debajo de los valores habituales en este segmento.
La propuesta de Slate escapa a la lógica que popularizó Tesla. En lugar de comenzar por vehículos de lujo para luego escalar a modelos más accesibles, la empresa apuesta por un camino inverso: arrancar por lo básico, por lo útil, por lo funcional. Así, el modelo que prepara la firma recuerda más al espíritu del Ford T o del Volkswagen Escarabajo que a las sofisticadas berlinas autónomas con pantallas gigantes.
La estrategia no termina en el precio. Slate planea acompañar el vehículo con un ecosistema de servicios y productos personalizados. En algunas de sus ofertas laborales, la empresa menciona un programa llamado “Slate University”, una plataforma de formación técnica para que los usuarios aprendan a mantener y modificar sus vehículos. También se habla de una línea propia de ropa, repuestos y accesorios, en una jugada que remite a marcas como Harley-Davidson, que supieron crear comunidades alrededor de un producto.
Uno de los aspectos más llamativos del proyecto es su músculo financiero. En 2023, Slate cerró una ronda de financiación Serie A por al menos US$111 millones. Entre los documentos registrados en Delaware figura Melinda Lewison, responsable de las finanzas personales de Bezos, como directora de la startup. La influencia del fundador de Amazon, aunque indirecta, es innegable.
Pero eso fue solo el comienzo. Más recientemente, la empresa autorizó la emisión de casi 500 millones de acciones preferentes en lo que sería una Serie B aún más ambiciosa. Entre los nuevos inversores se destacan Mark Walter, CEO del fondo Guggenheim Partners, y Thomas Tull, exproductor de Hollywood y actual socio estratégico de Re:Build. Todo indica que Slate se está preparando para una expansión a gran escala, aunque todavía no ha hecho declaraciones oficiales ni presentado prototipos al público.
Pese al silencio, los movimientos internos son reveladores. La firma ya ha contratado a centenares de empleados, muchos con experiencia previa en gigantes como Ford, General Motors, Stellantis y Harley-Davidson. Y según registros estatales, la producción arrancaría en 2026 en una planta industrial cercana a Indianápolis.
Este nuevo capítulo en la carrera de Bezos no sorprende del todo. El empresario ya tiene presencia en el sector automotriz a través de Amazon, que es uno de los principales accionistas de Rivian, fabricante de vehículos eléctricos y proveedor de flotas para la logística de su plataforma de e-commerce. Sin embargo, con Slate el enfoque es distinto: se apunta a una solución de movilidad individual, de bajo costo, que podría redefinir el concepto de “auto popular” en el siglo XXI.
El desafío no es menor. El mercado global de autos eléctricos atraviesa una fase de estancamiento, con una demanda más tibia de lo previsto y una competencia feroz. Varias startups que intentan disputarle terreno a Tesla han colapsado o recortado drásticamente sus planes. En ese contexto, apostar por un modelo barato, de bajo margen y orientado al gran público parece una jugada arriesgada.
Pero Bezos tiene un historial probado de apostar en escenarios inciertos y salir fortalecido. Lo hizo con Amazon en sus inicios, lo replicó en el mundo de la computación en la nube, y ahora lo intenta sobre ruedas. Mientras Elon Musk reevalúa sus próximos pasos, Slate Auto avanza en silencio, con una receta que prioriza la utilidad por sobre la espectacularidad. Quizás, en esa simpleza radique su verdadera disrupción.