Luis Caputo llega al FMI en un mundo condicionado por Trump y con el desafío de seducir inversores

Caputo se reúne con Georgieva en Washington y presenta su plan ante un mundo cruzado por tensiones globales

Luis Caputo llega al FMI en un mundo condicionado por Trump y con el desafío de seducir inversores

Por Agroempresario.com

En un escenario global sacudido por la agenda proteccionista de Donald Trump, Luis Caputo aterriza en Washington para participar de las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional (FMI) con un doble objetivo: agradecer el respaldo del organismo al nuevo programa económico argentino y explicar a inversores que el país puede sostener su hoja de ruta pese a la turbulencia internacional.

El titular del Palacio de Hacienda buscará mostrar que la fase tres del plan económico diseñado por el gobierno de Javier Milei —basada en equilibrio fiscal, emisión monetaria cero y caída sostenida de la inflación— puede mantenerse a flote aún cuando el mundo enfrenta un nuevo orden comercial signado por la incertidumbre.

Caputo no llega solo. Lo acompaña una comitiva clave compuesta por Santiago Bausili, presidente del Banco Central; José Luis Daza, secretario de Política Económica; Pablo Quirno, secretario de Finanzas; y Vladimir Werning, vicepresidente del BCRA. Entre todos intentarán disipar dudas, responder consultas técnicas y, sobre todo, generar confianza entre los funcionarios multilaterales y los fondos de inversión que siguen con atención la evolución económica del país.

La visita del ministro argentino tiene lugar apenas 11 días después de que el FMI aprobara un crédito de Facilidades Extendidas con un primer desembolso de 12.000 millones de dólares, que sirvieron para reforzar las reservas del BCRA y facilitar la salida del cepo sin sobresaltos cambiarios. El apoyo del Fondo, empujado por la Casa Blanca y por la directora gerente Kristalina Georgieva, le dio un respiro clave al gobierno argentino. Pero ahora comienza una etapa mucho más exigente: convencer al mundo de que el sendero elegido es sostenible en el tiempo.

Luis Caputo llega al FMI en un mundo condicionado por Trump y con el desafío de seducir inversores

Este desafío se ve complicado por la inestabilidad geopolítica desatada desde el 2 de abril, cuando Donald Trump lanzó un programa arancelario que afectó a todas las exportaciones con destino a Estados Unidos. La medida abarca desde sus rivales globales, como China, hasta socios históricos como la Unión Europea, y ha reavivado viejos fantasmas de guerras comerciales. En paralelo, el expresidente y actual candidato republicano dejó trascender que evalúa desplazar a Jerome Powell como titular de la Reserva Federal, una maniobra sin antecedentes que ya provocó una fuerte caída en Wall Street.

En ese contexto, Caputo se reunirá con Georgieva y Ajay Banga, presidente del Banco Mundial, para delinear el futuro inmediato del acuerdo con el FMI. Georgieva, en su discurso inaugural de las reuniones de primavera, advirtió sobre los riesgos del proteccionismo, afirmando que “las nuevas barreras al comercio asestan un golpe directo al crecimiento” y que “la incertidumbre prolongada agrava el riesgo de tensiones en los mercados financieros”.

La directora gerente también señaló que los actuales niveles arancelarios de Estados Unidos no se veían “en varias generaciones” y alertó sobre la pérdida de competitividad que implica para economías más pequeñas. Estas ideas resonarán, sin duda, en sus encuentros con Caputo, quien deberá demostrar que el programa argentino tiene músculo suficiente para resistir ese vendaval externo.

Luis Caputo llega al FMI en un mundo condicionado por Trump y con el desafío de seducir inversores

Además de sus encuentros con Georgieva y Banga, el ministro argentino tendrá una agenda cargada de reuniones bilaterales. Entre ellas se destacan sus citas con Gita Gopinath, vice directora gerente del FMI; Jörg Kukies, ministro de Finanzas de Alemania; Éric Lombard, de Francia; y Giancarlo Giorgetti, de Italia. Mientras Gopinath y Kukies han manifestado históricamente reparos hacia los planes de ajuste fiscal, Lombard y Giorgetti jugaron a favor de la Argentina por instrucción directa de Emmanuel Macron y Georgia Meloni, respectivamente.Al margen de los encuentros oficiales, Caputo participará de una exposición ante inversores privados organizada por el banco JPMorgan, donde deberá desplegar sus habilidades de persuasión para atraer capitales a un país que aún enfrenta serias restricciones externas. La inestabilidad global juega en contra de los mercados emergentes: cuando la incertidumbre crece, los fondos tienden a refugiarse en activos seguros, lo que deja a países como Argentina con menor margen para captar inversiones.

Uno de los argumentos de Caputo será que el levantamiento del cepo fue bien recibido por los mercados, y que la estabilidad cambiaria lograda en los primeros días del nuevo esquema cambiario demuestra que el plan tiene anclaje. Sin embargo, ocho días no alcanzan para revertir la memoria reciente de crisis y default, por lo que los gestos técnicos deberán complementarse con señales políticas y de largo plazo.

En paralelo, el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, mantendrá un encuentro con Rodrigo Valdés, director para América Latina del FMI, donde presentará los avances en la política monetaria y el ajuste del balance del BCRA. Por su parte, Pablo Quirno expondrá ante autoridades del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en busca de apoyo financiero adicional y herramientas que permitan sostener el programa económico en marcha.

La agenda se completa con la participación de Caputo en la cumbre del G20, que este año sesiona en Sudáfrica. Allí se prevé un posible encuentro con Scott Bessent, secretario del Tesoro de Estados Unidos y pieza clave para que el FMI destrabara el millonario préstamo inicial. Bessent respalda la estrategia del gobierno argentino, aunque se espera que también insista en la necesidad de avanzar en reformas estructurales que consoliden el sendero fiscal.

En definitiva, Caputo enfrenta un viaje que podría marcar un antes y un después en la percepción internacional del plan económico argentino. Si logra transmitir confianza, podría destrabar nuevas líneas de financiamiento y consolidar el apoyo político necesario para sostener el programa en el tiempo. Pero si la incertidumbre global se profundiza, el margen de maniobra será cada vez más estrecho.

El tablero internacional está en ebullición y el margen de error es mínimo. En ese contexto, la misión de Caputo en Washington no es solo técnica: también es política, simbólica y estratégica. Porque en un mundo condicionado por Trump, el futuro económico de la Argentina también se juega en los pasillos del FMI.

 



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