Por Agroempresario.com
En un escenario marcado por la incertidumbre y la presión de los costos, solo dos economías regionales lograron mostrar signos positivos en febrero de 2025: el maní y la producción ovina. Así lo reveló el último informe del Semáforo de Economías Regionales de CONINAGRO, una herramienta que monitorea mensualmente la situación del sector agroindustrial en diferentes puntos del país.
El relevamiento de la entidad cooperativa dejó un saldo que genera preocupación: 8 actividades en rojo, 9 en amarillo y apenas 2 en verde. Esta paleta de colores traduce la realidad de cada economía según tres dimensiones clave: negocio (precios y costos), producción (stock y rendimiento) y mercado (exportaciones, importaciones y consumo interno).
En el caso del maní y la actividad ovina, los tres componentes se mostraron equilibrados. Los precios lograron mantenerse por encima de la inflación, los costos se estabilizaron y el dinamismo exportador permitió sostener buenos niveles de rentabilidad. En el caso del maní, incluso se amplió la superficie sembrada, mientras que en la producción ovina los precios mostraron firmeza y las colocaciones externas se mantuvieron activas.
Sin embargo, el resto del mapa productivo ofrece una imagen mucho menos alentadora. Actividades como el algodón, arroz, cítricos dulces, hortalizas, mandioca, peras y manzanas, vino y mosto, y yerba mate quedaron clasificadas en rojo, lo que significa que atraviesan un deterioro profundo en al menos dos de los tres componentes del análisis.
Uno de los puntos más críticos se encuentra en el componente negocio, donde el retraso de los precios frente al incremento de costos se convirtió en una constante. A esto se suma la apreciación del tipo de cambio, que reduce la competitividad exportadora, y un consumo interno que, si bien muestra algunas señales de reactivación, todavía no logra traccionar con fuerza.
El informe señala, por ejemplo, que en sectores como la yerba mate o el vino, la producción creció, pero la demanda interna no acompañó, generando un exceso de oferta que presiona a la baja los precios. Lo mismo sucede en otras economías que dependen en gran medida del mercado local, y que encuentran dificultades para colocar sus productos a valores rentables.
En el terreno amarillo, donde se ubicaron nueve actividades, el informe refleja una situación intermedia: sectores que no muestran mejoras contundentes, pero tampoco enfrentan un colapso generalizado. Aquí se encuentran producciones con comportamientos mixtos, donde algunos indicadores mejoran mientras otros retroceden.
Por su parte, producciones como la carne bovina, la porcina y la miel encontraron algo de alivio en el frente externo, con buenos niveles de exportación. Sin embargo, los precios aún no logran cubrir el terreno perdido frente a la inflación acumulada, lo que genera márgenes ajustados para los productores.
En este contexto, CONINAGRO advirtió que muchas de las producciones monitoreadas siguen condicionadas por una ecuación de negocio negativa, incluso cuando se registran mejoras en los componentes productivos o comerciales. “La recuperación del consumo aún es lenta y los costos siguen altos. Sin una recomposición real de los precios, el equilibrio económico es difícil de alcanzar”, advierte el informe.
En síntesis, el semáforo de febrero refleja una realidad dispar donde apenas dos sectores logran despegar en un contexto desafiante. Mientras tanto, la mayoría de las economías regionales siguen luchando por sostenerse ante la combinación de costos crecientes, precios estancados y un mercado interno todavía debilitado.