Por Agroempresario.com
Horacio Marín, CEO de YPF, protagonizó uno de los momentos más emotivos de su carrera al presentar el ambicioso plan de inversiones de la compañía en la Bolsa de Nueva York, coronando la jornada con el tradicional toque de campana. Visiblemente emocionado, Marín dejó entrever la profunda conexión entre sus logros profesionales y su historia personal, marcada por el esfuerzo y la superación.
En una entrevista reciente con el medio especializado Energía On, el directivo relató entre lágrimas cómo su trayectoria y los sacrificios de su familia, en particular de su madre y su abuela, moldearon su visión de vida. “Mi madre llegó de una guerra, era muy pobre, comió chocolate por primera vez a los 14 años. Entonces ve esto y no lo puede creer”, confesó Marín, rememorando los valores de resiliencia que lo acompañaron hasta este presente.
La emoción de Marín se enmarca en el contexto del Investor Day de YPF en Nueva York, donde la petrolera anunció un plan que busca transformar a la empresa y al mismo tiempo a la industria energética nacional. El proyecto prevé alcanzar exportaciones por 40.000 millones de dólares anuales para 2030, respaldado por una inversión de 5.000 millones de dólares en 2025. Para Marín, este camino no solo significa crecimiento económico: es una apuesta directa a cambiar la matriz de desarrollo del país.
“La meritocracia es lo que cambia un país”, enfatizó el CEO, explicando que su historia personal es testimonio de cómo el esfuerzo y la educación pueden abrir puertas impensadas. Recordó que gracias al respaldo de las empresas en las que trabajó, tuvo la oportunidad de estudiar dos veces en Estados Unidos, un sueño que parecía inalcanzable en su juventud. Su mensaje resuena con fuerza en un país que busca modelos de superación y liderazgo basados en la cultura del mérito.
El estilo de liderazgo de Marín combina sensibilidad humana con una fuerte exigencia por alcanzar objetivos ambiciosos. Para él, lo esencial es “poner y poner”, es decir, apostar siempre al máximo esfuerzo, independientemente de si se logran todos los resultados. “Lo importante es buscar”, sostuvo, transmitiendo una filosofía que no teme al error sino a la falta de ambición.
La influencia del deporte también es parte de su formación personal. Marín, que compitió como tenista amateur en Wimbledon, utiliza su experiencia en el deporte como metáfora de vida: “Lo bueno es buscar el objetivo, pero si no lo lográs y otro es mejor, no es el fin del mundo”. Bajo esta lógica, cada desafío, cada intento, es en sí mismo una victoria si se lo encara con pasión y entrega.
Dentro de YPF, Marín encontró el espacio ideal para desplegar esta visión. “YPF te da la posibilidad de poner objetivos muy altos, que en otras compañías no podrías plantear, y que la gente te responda con emoción”, explicó. Esta cultura de trabajo, donde la ambición es bien recibida y alentada, es para Marín una de las principales fortalezas de la petrolera nacional.
El plan de inversiones no solo apunta a incrementar la producción y las exportaciones. También busca consolidar a YPF como un actor de peso en el mercado energético global, en un momento clave para la transición energética mundial. Bajo la conducción de Marín, la compañía apuesta a potenciar los recursos de Vaca Muerta y a expandir su infraestructura de transporte y exportación, posicionando a la Argentina como un proveedor estratégico de energía.
Sin embargo, más allá de los números y las proyecciones, la historia personal de Marín aporta una dimensión humana al proyecto. El CEO no pierde de vista que detrás de cada cifra hay historias de vida que se transforman gracias a la oportunidad, el trabajo duro y la fe en el mérito como motor de cambio social.
“El esfuerzo que te enseñan tus abuelos, tus viejos, es lo que cambia la vida”, repitió Marín, convencido de que su camino puede inspirar a otros. Para él, los logros alcanzados, incluida la emotiva jornada en la Bolsa de Nueva York, son un homenaje a esas raíces humildes que hoy se proyectan en el desafío de transformar la empresa más emblemática del país.
Con una visión clara, un liderazgo que combina humanidad y disciplina, y un compromiso inquebrantable con el futuro de la Argentina, Horacio Marín encarna un modelo de gestión que apuesta por la excelencia y la transformación real. Bajo su mando, YPF no solo busca crecer: pretende ser parte activa de un país que, como él mismo dice, solo podrá cambiar si abraza la cultura del esfuerzo y la meritocracia.