Por Agroempresario.com
A partir del jueves 1° de mayo, la petrolera YPF aplicará una baja del 4% promedio en los precios de la nafta y el gasoil en todo el país. El anuncio fue realizado por el presidente y CEO de la compañía, Horacio Marín, quien explicó que la medida responde a una combinación de factores internacionales y locales, entre ellos la caída del precio del petróleo Brent, que sirve como referencia para el mercado argentino.
Durante una entrevista con Eduardo Feinmann en Radio Mitre, Marín destacó que se trata de la segunda reducción de precios implementada por YPF en menos de un año. La anterior se concretó en octubre de 2024, cuando se aplicó un descenso del 5% en los surtidores. “Es la segunda vez que yo lo hago. La otra vez bajé cinco, pero después hubo un aumento de impuestos que terminó siendo uno en dos”, recordó el titular de la empresa.
YPF, que controla más del 50% del mercado de expendio de combustibles en el país, explicó que la decisión está alineada con una política comercial basada en el seguimiento constante de cuatro variables clave: el precio internacional del crudo, el tipo de cambio oficial, la carga impositiva y el precio de los biocombustibles. “Tenemos un compromiso tácito con todos los consumidores: cuando hay que bajar la nafta, la bajamos. Pero cuando hay que subirla, también la vamos a subir”, advirtió Marín.
Uno de los elementos más determinantes en esta baja fue la evolución del Brent. En los últimos meses, el barril ha mostrado una tendencia a la baja, alejándose de los picos registrados durante los períodos de alta tensión geopolítica en 2022 y 2023. La menor demanda global, sumada al aumento de producción en países fuera de la OPEP+ y a una mayor estabilidad en conflictos internacionales, ayudó a moderar los precios internacionales del crudo.
Pero la cotización del petróleo no es el único indicador que observa la petrolera para ajustar sus tarifas. Según voceros de la compañía, el tipo de cambio también juega un rol fundamental. La apreciación del peso frente al dólar reduce los costos de importación de insumos y mejora los márgenes de las operaciones locales. Esto permite absorber parte del impacto externo sin trasladarlo completamente a los precios internos.
A ello se suma la influencia de los impuestos que gravan los combustibles. Las variaciones en estos tributos, tanto a nivel nacional como provincial, afectan directamente el precio en surtidor. En octubre pasado, por ejemplo, la baja anunciada por YPF se vio parcialmente neutralizada por una actualización de cargas impositivas dispuesta por el gobierno.
Otro componente relevante es el precio de los biocombustibles. Estos insumos, regulados por el Estado, se mezclan en proporciones definidas con la nafta y el gasoil. Cualquier cambio en su valor o en la normativa vigente repercute directamente en los precios al consumidor final.
Con esta nueva baja, YPF busca mantener su competitividad en un contexto donde los consumidores reaccionan con sensibilidad ante los aumentos, y al mismo tiempo preservar el equilibrio económico de su operación. Desde la empresa explicaron que el objetivo es sostener una política de precios que refleje las condiciones reales del mercado, sin incurrir en distorsiones que puedan perjudicar al sector energético o a los usuarios.
De cara al futuro, Marín dejó en claro que YPF continuará monitoreando los indicadores clave para definir nuevos ajustes. La posibilidad de más bajas o eventuales subas dependerá del comportamiento del mercado internacional, la política fiscal y cambiaria del gobierno argentino, y la evolución del negocio energético en el país. En ese contexto, la compañía se presenta como un actor clave para garantizar abastecimiento y previsibilidad en un insumo estratégico para la economía nacional.