Por Agroempresario.com
En un contexto de creciente tensión económica, el gobierno chino sorprendió al manifestar públicamente que está evaluando la posibilidad de reanudar las negociaciones comerciales con Estados Unidos. Esta declaración representa la primera señal concreta de disposición al diálogo por parte de Beijing desde que la administración de Donald Trump intensificó la guerra de aranceles que enfrenta a ambas potencias desde principios de este año.
La información fue dada a conocer por el Ministerio de Comercio de China a través de un comunicado oficial en el que se reconoció que “recientemente, la parte estadounidense ha transmitido en varias ocasiones, a través de los canales pertinentes, su deseo de iniciar conversaciones con la parte china. Actualmente, China está evaluando esta situación”.
El texto refleja una postura ambivalente, entre firmeza y apertura, que resume el enfoque del régimen chino: “Nuestra posición siempre ha sido clara: si es necesario luchar, lucharemos hasta el final; si es necesario dialogar, estamos dispuestos a hacerlo”.
El gesto del gobierno asiático llega luego de semanas de acusaciones cruzadas, medidas comerciales recíprocas y mensajes contradictorios entre ambos países. Mientras Washington sostiene que existen conversaciones activas para alcanzar un acuerdo, Beijing ha negado reiteradamente que existan negociaciones formales en curso.
Uno de los principales condicionamientos planteados por China para avanzar en un posible diálogo es que Estados Unidos revise y corrija sus medidas arancelarias unilaterales, consideradas injustas por parte del gobierno chino. “Si Washington no rectifica sus políticas, ello demostrará una completa falta de sinceridad y dañará aún más la confianza mutua entre ambas partes”, advirtió el Ministerio de Comercio.
Además, el comunicado fue contundente en rechazar cualquier intento de presión por parte del gobierno estadounidense: “Decir una cosa y hacer otra, o incluso intentar usar las negociaciones como pretexto para ejercer coerción y chantaje, no funcionará con China”.
Las declaraciones de las autoridades chinas se conocieron apenas 48 horas después de que el presidente Donald Trump asegurara en una rueda de prensa que China está siendo “duramente golpeada” por los aranceles impuestos por su administración. Trump, sin embargo, también expresó su deseo de alcanzar un entendimiento: “En algún momento espero que lleguemos a un acuerdo con China. Estamos hablando”.
Desde el inicio de esta escalada comercial, Estados Unidos ha incrementado los aranceles sobre una amplia gama de productos chinos, llegando hasta el 145% en algunos casos. China, por su parte, respondió con gravámenes de hasta el 125% sobre productos estadounidenses, en una dinámica de represalias que ya ha tenido impacto sobre sectores estratégicos como la tecnología, la agricultura y la industria manufacturera.
La prolongación del conflicto ha comenzado a generar efectos negativos sobre los mercados financieros internacionales y la economía global, lo que intensifica la presión sobre ambas partes para buscar una salida negociada. Aunque el anuncio de Beijing no significa un inicio inmediato de negociaciones, sí representa un giro relevante en la postura oficial del régimen.
La evaluación del posible diálogo abre una ventana de oportunidad para desescalar la guerra comercial, aunque el escenario sigue siendo incierto y dependerá de la capacidad de ambas potencias para encontrar puntos de acuerdo sin renunciar a sus intereses estratégicos.