Por Agroempresario.com
Eclipsado muchas veces por su famosa vecina, Sierra de la Ventana, el pequeño pueblo de Saldungaray emerge como una joya por descubrir en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires. Con apenas 2000 habitantes y rodeado de sierras, ríos y naturaleza virgen, este enclave compitió en dos oportunidades, en 2021 y 2024, por el premio Best Tourism Villages que otorga la ONU al pueblo más lindo del mundo.
Ubicado a solo 9 kilómetros de Sierra de la Ventana y a 574 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires, Saldungaray es ideal para quienes buscan una escapada tranquila, cargada de historia y belleza natural. Perteneciente al partido de Tornquist, el pueblo ofrece una mezcla única de patrimonio histórico, turismo de naturaleza y una creciente propuesta enogastronómica.
Su principal atractivo turístico es el fortín Pavón, una reliquia histórica construida en 1863 durante la Campaña del Desierto, bajo las órdenes de Juan Manuel de Rosas. Inicialmente conocido como "Pavón", este puesto militar sirvió de protección y control en el avance territorial hacia el sur argentino. La estructura contaba con ocho ranchos destinados a comandancia, cocina, guardia y alojamiento de tropas, todo rodeado por un foso y una empalizada de madera. En 1980, el fortín fue declarado Lugar Histórico Nacional, reforzando el valor cultural de la localidad.
La historia de Saldungaray está también atravesada por personajes fundamentales. En 1900, Pedro Saldungaray adquirió las tierras y fundó formalmente el asentamiento actual, que conserva su traza original y una arquitectura encantadora. Una de las joyas es su cementerio, construido en 1930, cuyo imponente portal de ingreso fusiona el estilo art decó con rasgos futuristas, convirtiéndose en un ícono arquitectónico que deslumbra a los visitantes.
Más allá de su riqueza histórica, Saldungaray ha desarrollado una oferta turística que crece cada año. Su ubicación a orillas del río Sauce Grande permite disfrutar de actividades al aire libre como la pesca, el kayak o los paseos en bicicleta. La cercana represa Paso de las Piedras, además, es un imán para los amantes del avistaje de aves.
Otro gran atractivo del pueblo es el enoturismo. Varias bodegas cercanas abren sus puertas al público, ofreciendo recorridas, degustaciones y eventos especiales. La producción vitivinícola regional, especialmente en varietales como el Malbec y el Cabernet Franc, ha ganado reconocimiento nacional y se complementa con una propuesta gastronómica que mezcla cocina criolla tradicional con toques gourmet.
Saldungaray demuestra que no hace falta viajar grandes distancias para encontrar lugares con historia profunda, paisajes de ensueño y experiencias únicas. Su participación en el certamen de la ONU refleja la calidad de su propuesta turística, que sigue creciendo gracias al esfuerzo de su comunidad por preservar el encanto rural y la riqueza cultural del lugar.
Ya sea para un fin de semana largo o para una estadía más prolongada, este rincón bonaerense invita a descubrir el legado de los antiguos fortines, a deleitarse con la tranquilidad de sus calles y a disfrutar de sabores auténticos que combinan tradición e innovación. Una escapada imperdible para quienes buscan vivir la esencia de la Argentina profunda.