Por Agroempresario.com
Una nueva tormenta volvió a sobrevolar el mercado petrolero tras la sorpresiva decisión de la OPEP de incrementar su producción más de lo previsto, confirmando un giro radical en su estrategia de control de precios. El impacto fue inmediato: el barril de Brent, referencia global, cayó más de un 4% hasta estabilizarse cerca de los 60 dólares, mientras que el WTI, el crudo de referencia norteamericana, tocó los 57,5 dólares.
La medida adoptada en la última reunión del cartel petrolero implicó un aumento de 411.000 barriles diarios a partir de junio. La cifra triplica los números anunciados en abril y replica la pauta de mayo, que ya había generado un desplome inicial antes de una breve recuperación hacia los 67 dólares por barril, alentada por la tregua comercial y expectativas de reequilibrio en el mercado.
Sin embargo, el nuevo golpe asestado por la OPEP sugiere que el cambio de rumbo es más profundo. "Están reemplazando precio por cantidad. Se dieron cuenta de que, aunque achiquen la producción, los precios bajan igual", explicó a Forbes el analista de mercados Francisco Uriburu.
Hasta hace poco, la prioridad de los países árabes era defender un precio del crudo en el rango de 75 a 80 dólares, ajustando a la baja su producción para mantener ese objetivo. Pero en el contexto actual, marcado por tensiones comerciales y un débil crecimiento global, esa lógica empezó a resquebrajarse. Además, los incumplimientos internos dentro de la OPEP, como el caso de Kazajistán, que produce 400.000 barriles diarios por encima de su cuota, complicaron la estrategia de contención liderada por Arabia Saudita.
"Es una jugada para disciplinar a los países miembros que no cumplen. Arabia Saudita entendió que, en vez de ser el único que hace sacrificios, conviene inundar el mercado y forzar a los demás a alinearse", explicó un consultor petrolero con trayectoria internacional.
Aunque oficialmente la OPEP justificó el aumento de producción en "los bajos niveles de inventarios de crudo" y en "fundamentales saludables del mercado", lo cierto es que esas razones no coinciden con las señales de desaceleración económica mundial. Por eso, algunos analistas especulan que podría haber detrás un acuerdo tácito con Estados Unidos para contener el avance inflacionario, a la vez que ejercer presión sobre Irán mediante sanciones más estrictas que lo excluyan de los mercados internacionales.
De cara al futuro, las perspectivas siguen deteriorándose. Goldman Sachs revisó su proyección y ahora estima que el barril de Brent promedió los 60 dólares durante el resto de 2025, bajando a un rango de entre 52 y 56 dólares en 2026. DNB Markets fue aún más pesimista, advirtiendo que si la OPEP persiste en esta nueva estrategia, los precios podrían perforar el piso de los 50 dólares.
El mercado de futuros ya refleja esta tendencia: mientras hace una semana los contratos a término cotizaban en torno a 65 dólares, hoy rondan los 58 dólares, en una señal clara de pérdida de confianza de los inversores.
"La caída del petróleo y de otras materias primas refleja un cambio de reglas de juego en el comercio internacional, sumado a un exceso de oferta. Sin embargo, pienso que los precios están cerca de un piso técnico en esta zona", opinó Uriburu.
El analista recordó además que mayo suele ser históricamente un mes negativo para los mercados energéticos, por lo que muchos traders están cerrando posiciones, lo cual podría otorgar cierto soporte a los precios en el corto plazo.
En este contexto de incertidumbre, las próximas reuniones de la OPEP serán claves para definir si este nuevo enfoque de "cantidad sobre precio" se consolida o si, frente a un eventual colapso de ingresos, los principales productores se verán obligados a recalibrar nuevamente su estrategia.