Nébula: el viñedo escondido en Córdoba que redefine el turismo del vino en Argentina

Entre sierras y estrellas, un viñedo único combina vinos boutique, gastronomía y paisaje cordobés

Nébula: el viñedo escondido en Córdoba que redefine el turismo del vino en Argentina
lunes 05 de mayo de 2025

Por Agroempresario.com

Mientras Mendoza sigue siendo sinónimo de vino para la mayoría de los turistas, un nuevo destino emerge en el corazón de Córdoba para cautivar a los paladares más exigentes y a los buscadores de experiencias únicas: la Ruta del Vino de los Valles Calchaquíes, donde el viñedo Nébula se consolida como una joya exclusiva y sensorial.

A pocos kilómetros entre La Cumbre y Villa Giardino, alejándose apenas de los caminos tradicionales, se encuentra este emprendimiento que combina vino, gastronomía, naturaleza y pasión por el cosmos. En 2015, Sean Towers decidió transformar un antiguo campo de frambuesas de su madre en un viñedo, plantado Malbec, Cabernet Franc y Sauvignon Blanc. Pero su proyecto fue mucho más allá del cultivo de uvas: buscó capturar una forma diferente de vivir el vino, menos solemne y más relajada.

El espíritu astronómico marca toda la identidad del emprendimiento. El nombre Nébula y su primera etiqueta, Meteorito, son testimonio de la fascinación de Sean por el universo. Hasta ahora, la bodega lleva apenas dos cosechas, pero su enfoque descontracturado y su propuesta estética comienzan a atraer cada vez más atención de quienes buscan experiencias fuera de lo convencional.

Un rincón gastronómico en medio de la naturaleza

Nébula no solo ofrece vino. En cuanto las primeras vides comenzaron a crecer, Sean y su hermana Virginia ampliaron el proyecto con un pequeño restaurante. Inicialmente, un container transformado en cocina servía picadas y copas de vino al aire libre, aprovechando el imponente paisaje de las sierras cordobesas.

Con el tiempo, el espacio evolucionó. Hoy, Nébula cuenta con un restaurante más amplio, un bar de diseño cuidado y un encantador beer garden ideal para ver el atardecer entre viñedos. La alianza con Joaquín Fraga, creador del premiado restaurante mendocino Azafrán, fue clave para llevar la propuesta gastronómica a un nuevo nivel.

El menú actual ofrece cocina de tres pasos, donde cada plato privilegia productos de estación y técnicas de cocción artesanales, como horno de barro y parrilla. Entre las opciones, se destacan entradas como ensalada de frutas caramelizadas, gazpacho con langostinos o tartare de trucha curada. Para el plato principal, cerdo confitado con manzanas y chañar o un corte de ternera del día con papas ahumadas conquistan a los comensales. De postre, las combinaciones son igual de originales: chocolate con cerveza negra, lavanda con azafrán o frutos rojos con peperina.

Todo el menú tiene un precio fijo de $38.000 para adultos y también ofrecen una opción infantil completa por $14.500. El café Nespresso está incluido para cerrar la experiencia.

Más que una degustación: una inmersión sensorial

Más allá del almuerzo o la cena, Nébula invita a vivir el vino desde otro lugar. Las catas que se organizan en el lugar están pensadas para el disfrute: sin tecnicismos, con relatos relajados y un enfoque sensorial que conecta a los visitantes con la historia del emprendimiento y su entorno.

El entorno, de hecho, juega un rol esencial. La panorámica de las sierras, el cielo limpio y los colores del atardecer crean un ambiente que se vuelve mágico, especialmente cuando la música en vivo —desde DJs hasta bandas de jazz o pequeños conciertos de cámara— se suma a la propuesta, transformando al viñedo en un verdadero escenario cultural al aire libre.

Al mediodía, el clima es de tranquilidad absoluta: bajo la sombra de los árboles, con una copa de vino en mano y el murmullo del campo como fondo, la experiencia se vuelve casi meditativa.

Cómo llegar a Nébula y cuándo visitarlo

Llegar a Nébula implica una pequeña aventura: no hay grandes carteles ni caminos asfaltados que lleven directo. El viñedo se encuentra en Av. Constituyentes KM1, en el Barrio Santa Cecilia de Thea, entre Villa Giardino y La Cumbre. El acceso, por caminos de tierra, forma parte de la experiencia.

Durante el verano, abre todos los días, tanto al mediodía como al atardecer. En temporada baja, su atención se concentra en los fines de semana. Como el predio es a cielo abierto, se recomienda consultar el pronóstico del tiempo antes de planificar la visita.

Se sugiere reservar mesa para el almuerzo, dado que la capacidad es limitada. Por la noche, el ambiente es más informal, pero llegar temprano garantiza una mejor ubicación para disfrutar del vino, la comida y las estrellas.

Así, Córdoba suma a su oferta turística una propuesta que combina naturaleza, buena gastronomía y la magia del vino en un escenario tan inesperado como memorable.



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