Por Agroempresario.com
El inicio de semana para los mercados argentinos estuvo marcado por una fuerte influencia externa, en un contexto en el que las señales internas no logran consolidar una tendencia propia. La caída de los principales índices en Wall Street se trasladó directamente al ámbito local, y tanto las acciones como los bonos sufrieron pérdidas significativas.
El índice S&P Merval de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires retrocedió un 2% en la jornada del lunes, ubicándose en los 2.059.932 puntos. La baja se produjo en línea con el comportamiento de las plazas internacionales, especialmente el índice Nasdaq, que cayó un 0,7%, y el Dow Jones, que cerró con una merma del 0,6%. Cabe destacar que fue la primera rueda del mes para el mercado argentino, debido al fin de semana largo, por lo que también hubo un ajuste en los precios tras las variaciones globales del jueves y viernes pasados.
Según operadores del mercado consultados por Reuters, la reciente liberación del cepo cambiario generó un rebalanceo de carteras y movimientos especulativos de corto plazo. La estrategia de carry trade volvió a cobrar protagonismo, impulsada por tasas de interés que rondan el 34% nominal anual para grandes colocaciones en pesos. En este marco, el atractivo de posicionarse en pesos con expectativas de apreciación del tipo de cambio se convirtió en una apuesta de corto plazo para inversores más arriesgados.
“La posición en pesos a tasa fija es una apuesta direccional a una apreciación cambiaria. Esta estrategia audaz rendiría rápidamente más de un 20% directo en dólares si el tipo de cambio convergieron al piso de la banda”, explicó GMA Capital en un reciente informe. El Gobierno, por su parte, mantiene su decisión de intervenir en el mercado cambiario sólo cuando el valor del dólar toque el extremo inferior de la banda flotante, establecida entre 1.000 y 1.400 pesos.
En tanto, los bonos soberanos en dólares también cerraron con resultados negativos. Registraron una caída promedio del 0,8%, en una jornada sin mayores novedades macroeconómicas pero con persistente cautela entre los inversores. La continuidad del riesgo país en torno a los 740 puntos básicos, pese a la salida del cepo y los avances en las negociaciones con el FMI, demuestra que aún persisten dudas en el frente financiero.
El contexto internacional tampoco colaboró. Los precios del petróleo cayeron en los mercados internacionales, arrastrando consigo a las principales energéticas argentinas. YPF y Edenor retrocedieron un 3,3%, mientras que Vista Energy lo hizo en un 2,8%. También bajaron Pampa Energía (-2,9%) y Cresud (-2,9%), en una rueda en la que los ADR argentinos operaron en rojo en Wall Street.
“El comportamiento de los ADR refleja que siguen siendo los instrumentos elegidos para ajustar las posiciones de riesgo, en un entorno externo volátil e incierto”, explicó el economista Gustavo Ber. La combinación de factores globales, como los aranceles impuestos por Estados Unidos y las expectativas sobre las decisiones de la Reserva Federal, agregan presión sobre los activos emergentes.
En este escenario, el flujo de divisas provenientes del sector agroexportador representa uno de los pocos elementos positivos. Según CIARA y CEC, durante abril las liquidaciones del agro alcanzaron los 2.524 millones de dólares, un incremento interanual del 32%. Esta mayor disponibilidad de divisas anticipa una posible apreciación del peso en el corto plazo, lo cual, paradójicamente, limita el accionar del Banco Central en cuanto a la compra de reservas, en línea con la estrategia oficial de combatir la inflación.
“Que el Gobierno insista en solo comprar dólares en la banda inferior es una muestra que prefieren bajar la inflación rápido antes que acumular reservas. Y tiene su lógica”, señaló Roberto Geretto, analista de Adcap.
A nivel bursátil, el índice S&P Merval acumuló en abril una caída del 10,2%, producto de tomas de ganancias y un cambio de expectativas por parte de los inversores. Pese al optimismo inicial tras la salida del cepo y los anuncios de estabilización económica, el mercado muestra señales de prudencia y busca definiciones más claras en materia fiscal, monetaria y comercial.
En suma, el arrastre negativo desde el exterior, sumado a la falta de motores propios de crecimiento, dejó a los activos argentinos en terreno negativo. La volatilidad persiste, y el mercado continúa a la espera de señales firmes que devuelvan el optimismo de principios de año.